Un enorme libro en el que están inscriptos los nombres de 4,8 millones de víctimas del Holocausto se exhibe desde esta semana en la sede central de Naciones Unidas, en Nueva York, para recordar el genocidio del pueblo judío a manos de la Alemania nazi liderada por Adolf Hitler.
La instalación fue creada por el Yad Vashem, que es el Museo del Holocausto de Jerusalén. El Día Internacional de Memoria de las Víctimas del Holocausto, conmemorado cada 27 de enero, fue el argumento perfecto para que esa obra fuera exhibida en la sede de la ONU, que este viernes llevó a cabo un acto de conmemoración en su Asamblea General.
El llamado Libro de los Nombres tiene ocho metros de longitud, dos metros de alto y uno de ancho y recoge en orden alfabético los nombres de 4,8 millones de víctimas documentadas hasta ahora, con sus lugares de nacimiento y defunción en los casos en que se conoce. Además, incluye una serie de páginas en blanco que representan al más de un millón de víctimas no identificadas, explica el Yad Vashem.
“Los seis millones de niños, hombres y mujeres judíos se perdieron para siempre, pero su memoria y sus nombres no deben olvidarse nunca”, señaló el secretario general de la ONU, António Guterres, durante la inauguración de la exposición, en la que también participó, entre otros, el embajador de Israel ante Naciones Unidas, Gilad Erdan.
Guterres, en su discurso, destacó la importancia de mantener vivo el recuerdo de las víctimas, de seguir identificando a asesinados por el nazismo y de reflexionar sobre esos crímenes. “Nuestro mundo hoy no es inmune al veneno del odio, el odio que dice que otra persona es menos que yo, menos que un humano”, advirtió.
La exposición se suma a otra inaugurada este miércoles en la sede de Naciones Unidas, en este caso centrada en el papel de la propaganda antisemita, la desinformación y las teorías conspiratorias alimentadas por el nazismo que precedieron al Holocausto.
No se trata de la única acción conmemorativa que se dio a conocer esta semana. La memoria de un superviviente de los campos de exterminio nazis de Auschwitz y Buchenwald, David Schaecter, de 93 años y radicado en Miami, quedará preservada para siempre en un holograma en el que responde a más de un millar de preguntas y que se exhibirá en el Museo del Holocausto de Boston en 2025.
Schaecter, nacido en la antigua Checoslovaquia, se encuentra estos días inmerso en “agotadoras sesiones de grabación” que recogen su testimonio como superviviente de Auschwitz, cómo fue deportado allí en un tren, logró escapar, y el asesinato en los campos de sus padres, tres hermanos y un centenar de familiares.
Este eslovaco que encarna la terrible historia de tantos judíos del este de Europa asegura en un comunicado que “será responsabilidad de las generaciones futuras llevar adelante nuestra historia”. La generación actual verá desaparecer, por puras razones biológicas, a todos aquellos judíos que lograron escapar de los campos de concentración o sobrevivir a ese horror donde “los encarcelados lucharon contra horribles condiciones de vida, y el hambre y las enfermedades graves eran comunes” bajo la sombra de la muerte.
Por eso resulta tan importante guardar testimonios como el de Schaecter, quien, con 11 años, siguió el camino de su padre hacia Auschwitz junto a su hermano mayor, Yakov, donde permanecieron 18 meses hasta ser transferidos a Buchenwald. En este segundo campo de exterminio, su hermano Yakov se debilitó, enfermó gravemente y “no quería vivir más”.
La dimensión del testimonio de los supervivientes en esta exhibición interactiva de Boston, en la que participa USC Shoah Foundation, es “invaluable”, ya que el encuentro entre estudiantes y supervivientes del Holocausto es “una de las herramientas más poderosas que tenemos en la educación” sobre este genocidio de seis millones de judíos, dice Michael Berenbaum, que dirigeel material fílmico.
Shaecter ha pasado la mayor parte de su vida impartiendo charlas a niños sobre sus experiencias, su historia de supervivencia en los campos de exterminio. Pone todo su empeño en que, cuando él se haya ido, difundan su mensaje en un mundo que no está seguro de que haya aprendido la lección.
Con información de EFE.
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