El escritor mexicano Juan Manuel Servín, recién acaba de publicar su nueva novela titulada “Mi vida no tan secreta”, un libro en el que disecciona a su propia familia, la ciudad donde creció y que ya no existe, y en el que él mismo se vuelve narrador y protagonista de un recorrido de casi cuatro décadas.
El título editado bajo el sello editorial de Literatura Random House, representa uno de sus trabajos más ambiciosos, en el que trató de retratar su peculiar vida y una urbe llena de rabia y melancolía.
La novela “Mi vida no tan secreta” es un fresco de la familia de Servín, que se entrecruza con la historia social del entonces Distrito Federal. La trama se sitúa en la década de 1950 y hasta el final del Salinato, para noviembre de 1994 (duración de Carlos Salinas de Gortari en la presidencia de México).
A lo largo de estas páginas, el escritor presenta la historia de Lucio, un patriarca fallido con sueños de grandeza. Sus más ansiados anhelos son reflejados en la existencia de sus hijos menores, altamente agobiados por la complicidad filial. Él es el principal provocador de los altibajos y pequeños logros de su familia, y su existencia marginada de la bonanza de un sistema político que derivó en la idiosincrasia nacional.
Como narrador y parte del círculo de primogénitos, Juan Manuel Servín habla de su infancia junto a las chispas y cartuchos que eran sus hermanos.
“El miedo me impedía hacerme cargo de mí mismo, tomar decisiones trascendentales, aceptar responsabilidades, mandar todo a la mierda y empezar de cero en un mundo de carencias, violento, desigual, donde nunca nadie me pedía mi opinión para nada”. J.M. Servín.
En este título, Servín se incluye dentro de esos demonios callejeros de infancias errantes y autoritarias que siguieron la ruta marcada por sus padres y en los que retrata cuatro décadas de vida que, al ritmo de las páginas que transcurren, se vuelven cercanas. El autor promete vaciar una completa autobiografía, sin falsos arrepentimientos entre baños de alcohol e ironía.
En esta novela, bajo los elementos de la no ficción, el autor increpa la historia oficial de verdades impostadas sobre una sociedad donde nadie es inocente. Un relato completo y puesto bajo el microscopio en el que J.M. Servín expresa su estridente visión de la clase de abajo, esa de su familia y su entorno, como un mapa sin brújula que se pierde dentro de la modernidad fallida de todo un país.
“Quise contraponer lo que ocurre en una ciudad donde todos los días nos cuesta sobreponernos a tanta adversidad, a una vida que te está forzando a vivir de rodillas, donde todo está envuelto en la corrupción en todos los niveles y en una cultura de delincuentes, donde la anomia es lo normal, donde cometer un delito te legitima dentro de un sistema político social que es sumamente injusto”. J.M. Servín en entrevista con Milenio.
J.M. Servín presenta en este relato fragmentos y memorias de un Distrito Federal lleno de asaltos bancarios, ejecuciones, individuos que fueron engullidos por las calles, brutalidad policiaca, defraudación fiscal y política, narcotráfico, despojos, asociaciones delictuosas, contrabando, extorsión y encubrimiento, al tiempo que se pinta como un habitante de esta urbe y un joven desvergonzado e insolente que busca la oportunidad de que se fijen en él.
La novela le da la oportunidad a Servín de mostrarse como un autor duro, crudo y conocedor de los bajos mundos citadinos, en esta historia en la que relata todas las adversidades que superó para convertirse en escritor, al tiempo que refleja los detalles de una vida ruda propia chilanga, en medio de una ciudad donde los inocentes podrían contarse con los dedos de una sola mano.
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