La periodista colombiana Carolina Calle, se ha declarado al servicio del amor, tras publicar el libro “Cartas de puño y reja”, una publicación en la que, a manera de epistolario y mediante once relatos, le da voz a once mujeres que cumplen condena en una cárcel de Medellín, que no saben leer ni escribir. Crónicas de encierro y relatos de ausencia sobre los que la periodista se dio a la tarea de ser escriba y traductora, al servicio de estas mujeres y sus historias.
“Para mí era una aventura salir de la cárcel y poder lograr ese reencuentro entre la carta y la persona destinataria. Fue una experiencia maravillosa encontrar a las personas, leer las cartas y que me encargaran una carta de regreso”, Carolina Calle.
La periodista se dio a la tarea de convertirse en escritora por encargo, salió de la cárcel como guardiana y encargada de hacer llegar las misivas a sus destinatarios. Una de estas cartas tuvo que ser entregada por ella misma en un pueblo de la costa caribe colombiana, significó una ardua tarea tras contar con datos limitados de la destinataria, como el nombre y un par de datos vagos de la ubicación.
Carolina Calle, como emisaria de estas cartas, recuerda en “Cartas de puño y reja” cómo se dedicó a buscar una casa de madera y techo de zinc cercana a una ciénega. Una travesía en la que se perdió, sudó y casi a punto de desfallecer, encontró a la persona destinada. Una mujer mayor que bendijo a la periodista al escuchar el nombre de su hija, con la que había perdido contacto después de que se dañara el celular por donde se comunicaban.
“No se imagina la angustia que siento. Es demasiada incertidumbre para mí sola, sin saber cómo comunicarme con usted. ¿Qué ha pasado con la enfermedad? ¿Si la pudieron operar?, ¿qué le han dicho del cáncer? Me da hasta susto preguntar y no tener ninguna respuesta. ¿A qué número puedo llamarla? ¿Dónde puedo encontrarla?” — (Fragmento).
De regreso a Medellín, Calle se dirigió emocionada a la cárcel para llevar la respuesta de su madre a la mujer presa. Pero cuando llegó le dijeron que Dina ya había salido en libertad. Esta apenas es una de las tantas historias que componen el libro “Cartas de puño y reja”, editado bajo el sello de Editorial Remitentes; la historia de Dina es una de las tantas cartas en busca de sus destinatarios y que convirtieron a una periodista en cartera de misivas de amor y esperanza por encargo.
Esta iniciativa literaria dio inicio en pleno 2020, cuando la pandemia vulneraba la realidad del mundo y el aislamiento y la soledad abrumaron a millones de personas. Calle expone en su libro que esta realidad fue más cruda en las cárceles, se restringieron las visitas y la demanda de llamadas tuvo que limitarse. Tal vez el único contacto eran las cartas, pero los internos solo tienen derecho a enviar y recibir de forma limitada.
“Les propuse coger papel y lápiz, respirar y dejar fluir sin pensar en la forma, escribir lo que estuviera a la mano, rondando en la cabeza, acelerando el corazón o revolviendo el estómago. Bastó ese impulso para que salieran decenas de correspondencias”, Carolina Calle.
Carolina Calle observó en esto una limitante para las personas que no sabían leer o escribir. Este fue el punto de partida para realizar su labor social, que primero inició como un taller de escritura para las mujeres analfabetas y, posteriormente, se convirtió en un libro con 11 cartas de contenidos diversos y honestos, sobre las noticias que buscan reconfortar a los seres queridos y las palabras que buscan cruzar los muros de contención de la prisión.
En el periodo en que Calle se dedicó a ayudar a encaminar las misivas y sus remitentes, y después de varios encuentros, revisar palabras y escuchar historias. Las cartas eran destinadas a un hijo muerto, una madre de río y de mar, a la novia en otro patio de la misma prisión, misivas que buscaban desde la sanación y la calma, como la de Dina, que llevaba un año dentro de la cárcel y con un sentimiento de profunda soledad a su espalda. La mayoría de las cartas llegaron a sus destinatarios, gracias a Carolina, quién se encargó de llevarlas a poblados de Antioquia o de la Costa, otras llegaron a sus destinatarios por medios electrónicos.
A pesar de que la salida de Dina le causo alegría a la periodista, ahora es ella quien no tiene noticias de esta mujer, y es así como el libro y esta carta que Calle atesora sobre el recuerdo de Dina, ahora buscan una señal de vida de esa mujer a la que la tierra se tragó tras ser liberada.
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