Un elogio de la inactividad, eso es lo que promete de entrada el más reciente título, editado en español, del famoso filósofo surcoreano Byung-Chul Han. “La vida solo recibe su resplandor en la inactividad”, dice, y la frase parece tomar fuerza en tiempos, como este, de sobredosis informativa.
Al interior de las páginas de “Vida contemplativa”, libro publicado por el grupo editorial Penguin Random House, a través de su sello Taurus, el filósofo invita a los lectores a, en últimas, echar freno, a dejar de pensar que la inactividad es sinónimo de déficit, a que para vivir bien y plenamente hay que estar haciendo cosas todo el tiempo, produciendo. “Hoy nos explotamos por propia voluntad y con la creencia de que nos estamos realizando”, señala el surcoreano.
Hacer, hacer y hacer, que ya se nos dará algo, es la idea que suele tener la mayoría, el precepto impuesto por la sociedad capitalista. Pero mientras más se hace, menos se vive. Algunos mueren esperando el fruto de tanto. ¿Con qué objeto?
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Estamos perdiendo nuestra capacidad de no hacer nada, reza la contraportada del libro. Nuestra existencia está completamente absorbida por la actividad y, por lo tanto, completamente explotada. Dado que solo percibimos la vida en términos de rendimiento, tendemos a entender la inactividad como un déficit, una negación o una mera ausencia de actividad cuando se trata, muy al contrario, de una interesante capacidad independiente.
La acción es constitutiva de la historia, y es una fuerza formadora de cultura, afirma el filósofo. “El origen de la cultura no es la guerra, sino la fiesta; no es el arma, sino el adorno (...) La vida recibe su resplandor divino de aquella decoración absoluta que no adorna nada”, escribe.
Han indaga en los beneficios, el esplendor y la magia de la ociosidad y diseña una nueva forma de vida, que incluya momentos contemplativos, con la que afrontar la crisis actual de nuestra sociedad y frenar nuestra propia explotación y la destrucción de la naturaleza.
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“Nos estamos asemejando cada vez más a esas personas activas que ‘ruedan como rueda la piedra, conforme a la estupidez de la mecánica’. Dado que solo percibimos la vida en términos de trabajo y de rendimiento, interpretamos la inactividad como un déficit que ha de ser remediado cuanto antes. La existencia humana en conjunto está siendo absorbida por la actividad. Como consecuencia de ello, es posible explotarla. Vamos perdiendo el sentido para la inactividad, la cual no implica una incapacidad para la actividad, o su rechazo, o su mera ausencia, sino que constituye una capacidad autónoma. La inactividad tiene su lógica propia, su propio lenguaje, su propia temporalidad, su propia arquitectura, su propio esplendor, incluso su propia magia. No es una forma de debilidad, ni una falta, sino una forma de intensidad que, sin embargo, no es percibida ni reconocida en nuestra sociedad de la actividad y el rendimiento. No estamos accediendo ni a los dominios de la inactividad ni a sus riquezas. La inactividad es una forma de esplendor de la existencia humana. Hoy se ha ido difuminando hasta volverse una forma vacía de actividad” - (Fragmento).
Según Han, “el estrés, que cada vez es mayor, ni siquiera hace posible un descanso reparador. Por eso sucede que mucha gente se pone enferma justamente durante su tiempo libre. Esta enfermedad se llama leisure sickness, enfermedad del ocio. El ocio se ha convertido en un insufrible no hacer nada, en una insoportable forma vacía de trabajo”. Para el filósofo, en la actualidad el tiempo laboral se ha terminado convirtiendo en el tiempo absoluto, “realmente deberíamos inventar una nueva forma de tiempo. Si resulta que nuestro tiempo vital o la duración de nuestra vida coincide por completo con el tiempo laboral, como en parte está sucediendo ya hoy, entonces la propia vida se vuelve radicalmente fugaz.”
Traducido al castellano por Miguel Alberti, este libro se presenta a los lectores como un poderoso llamamiento a abandonar la hiperactividad y así recuperar el sentido de la vida, el equilibrio y la riqueza interior que reside en cada uno de nosotros.
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