“Si tenes que preguntarte si es amor lo que sentis, es porque seguramente no lo es”, dice con la síntesis y la claridad a las que nos tiene acostumbrados el psicólogo, terapeuta de parejas, especialista en constelaciones familiares y coach argentino Marcelo Brosky. Pero, en un mundo en el que los distintos tipos de amor parecen multiplicarse y su definición es cada vez más amplia y difusa, ¿cómo podemos distinguir cuál nos sirve y cuál no?
En su libro El buen amor, editado por IndieLibros, Brosky comparte tanto su visión particular del amor -nutrida no solo de su amplia experiencia profesional como terapeuta sino, además, de su experiencia personal en el tema, repleta, como suele suceder, de aciertos y de errores- como prácticos consejos para “querernos sin lastimarnos”, hacernos cargo de los resultados que queremos, dejar de depender del resto y aprender a disfrutar la vida al 100%.
“La felicidad, más allá de una decisión, es un entrenamiento”, dijo en una entrevista con Infobae Leamos al momento de la publicación del libro en 2020. En El buen amor, Brosky cuenta, de manera directa y sin vueltas ni florituras, cómo el amor puede ser aquello que nos expande, nos libera y nos permite gozar de nuestro paso por el mundo. Porque, como afirma, “la vida es corta pero, bien vivida, alcanza”.
Así empieza “El buen amor”
Hacia el buen amor
Te veo… y al verte te reconozco en mi mundo.
Me ves y al verme me reconocés en tu mundo.
Así es un buen amor en una pareja.... Poder verse.
Reconocer al otro como legítimo otro sin pretender cambiarlo ni querer que sea nada especial porque así yo lo quiero, lo especial tiene que ser eso que se es.... nada más que eso.
Un buen amor fluye es tener la sensación de que es fácil estar.
Que nos fortalece y nos alegra los días.
El buen amor se siente... Te das cuenta porque hasta las discusiones más fuertes se resuelven en lo simple.
El buen amor es la medida justa, la que te alcanza, la que lo hace posible y te expande, te hace crecer.
El buen amor te hace grande. Te hace libre.
Estar en pareja es fácil, eso lo logra cualquiera; el desafío es estar en un buen amor.
Que estos sentires te guíen al buen amor... Con amor…
1. Dejarte ir
Pensé que sería fácil…
No hay día en que no te piense ni imagine qué estarás haciendo cualquier tarde y en cada noche.
Por dónde andará tu sentir, si tu corazón ya se enamoró…
Si ya despertás abrazado a alguien… Es que yo aún despierto abrazado a tu recuerdo.
¿Cuánto tiempo más necesitaré para olvidarte?
¿Cuándo se irá este dolor que me provoca tu nombre?
¿Por qué no puede entrar ningún nombre a este vacío que siento?
Y nuevamente todos vuelven a decir: “¡Dejalo ir!”.
Intento enamorarme de todo aquel que pasa pensando que un beso te arrancará de mi vida.
Pero me doy cuenta de que no se trata de arrancarte ni sacarte de mi vida.
Entonces, después de tanto, pongo un punto a mis pensamientos. Y en silencio cierro los ojos y honro el tiempo que compartimos juntos. Honro la bendición que fue encontrarte en mi vida y todo lo que me viniste a mostrar y enseñar.
Entonces te libero de mí para que puedas seguir con tu destino y yo con el mío...
Te vuelvo a mirar…
Digo sí a todo como fue...
¡Te digo gracias!
Ahí comencé a dejarte ir.
2. ¿Te conviene?
En mi heladera puse un cartel para recordarme una pregunta antes de elegir qué comer: “¿Te conviene?”.
Ya no se trata de hacer bien o mal o si hay cosas buenas o malas.
La pregunta de si te conviene apunta a hacerse cargo de los resultados que queremos.
Sabiendo que lo que más nos conviene a nosotros no siempre es lo que les conviene a todos los que nos rodean.
O todo lo que los demás quisieran o esperan de nosotros.
Elegimos tantas cosas por conveniencia de otros que después vivimos en el lamento quejándonos por estar en un camino que no queremos.
Entonces… ¿te conviene?
¿Lo que elegís juega a tu favor? ¿Te hace grande o te empequeñece? ¿Te expande o te limita? ¿Te da más poder o te lo quita?
Amigos, parejas, trabajos, proyectos, comida, bebida, droga, discusiones, la queja, ¿te convienen para el resultado que estás buscando?
La vida es corta pero, bien vivida, alcanza.
3. Pensamientos que van y vienen
Entre lo que no puedo cambiar del pasado y lo que no puedo saber sobre qué pasará en el futuro, la cabeza se transforma en un caos...
Las emociones acompañan este desorden y cada vez nos sentimos peor.
¿Por qué insistir en tiempos en que no se puede intervenir?
¿Qué se hace?
¿Se acuerdan de la canción infantil: “A guardar, a guardar cada cosa en su lugar”?
Bueno, hay que hacer eso: comenzar a ordenar, de a una cosa por vez.
Y como no puedo hacer nada ni con el pasado ni con el futuro, el orden comienza con volver al presente, al aquí y ahora.
Dejando el pasado en paz y esperando el futuro con el corazón abierto y disponible.
La vida es 100% disfrutable...
Hacétela fácil.
4. La vara alta
A veces nos ponemos estándares tan altos que lo único que logramos es no lograr nada.
Emprendimientos perfectos, adelgazamientos perfectos, parejas perfectas, viajes perfectos, trabajos perfectos, estudios perfectos...
Queremos que todo salga tan perfecto que la historia en vez de llamarse “Logrando lo que me propongo” pasa a llamarse “El deseo de nunca llegar”. Porque pareciera que lo que queremos asegurarnos es el sentimiento de frustración y amargura: “No puedo” y lo confirmo una vez más.
Tal vez disfrutar sea mucho, entonces nos aseguramos el displacer.
Conectarse con resultados posibles no es ni mediocridad ni resignación: es incluir la posibilidad de la imperfección y lo posible para comenzar a lograr ciertos resultados que perseguimos hace mucho tiempo y no llegan nunca.
Las construcciones comienzan siempre de abajo: peldaño sobre peldaño, paso a paso...
Lo único que se construye desde lo ALTO son los pozos en los cuales uno se sumerge más cuanto más alto los empecemos.
Lograr tus objetivos.
Buscar tus resultados.
No estoy hablando de perfección: hablo de comenzar a cumplir sueños.
Tenete paciencia, con amor.
5. Vivimos esperando
Esa llamada.
Esa señal.
Ese cambio, ese anuncio...
Vivimos esperando que pase algo.
Porque creo que recién lograré ser feliz cuando consiga otro trabajo, cuando me case, cuando tenga un hijo, cuando gane más plata, cuando tenga otro hijo, cuando me separe, cuando me asocie, cuando mis padres cambien, cuando la realidad sea diferente, cuando los políticos sean honestos, cuando el país sea estable, cuando mis amigos me entiendan, cuando me respeten, cuando se den las cosas, cuando me mude, cuando me reciba, cuando pueda, cuando crezca, cuando reconozcan cuánto valgo, cuando sean justos conmigo, cuando me den un lugar, cuando venga lo que merezco, cuando me perdonen, cuando me asciendan, cuando, cuando... cuando... ¿CUÁNDO?
El Bien Estar no es un lugar donde llegar. No es una meta a alcanzar.
Podríamos decir que el Bien Estar ocurre en el “MIENTRAS TANTO”. En el “mientras tanto” pasa la vida. El Bien Estar es un espacio a habitar, es el sentirse pleno ahora, sin necesidad de que pase algo en especial, sin depender de nada ni de nadie.
Nos perdemos del “mientras tanto” queriendo siempre controlar aquello que no podemos controlar: lo que pasó, lo que pasará y al Otro.
Viví intensamente el “mientras tanto”. Porque la vida está buena cuando es fluida y disfrutable.
Quién es Marcelo Brosky
♦ Nació en Buenos Aires, Argentina.
♦ Es psicólogo, coach, docente, escritor y director de la primera Escuela Argentina en las Nuevas Constelaciones Familiares.
♦ Escribió libros como El buen amor y 100 pensamientos para la vida.
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