El peruano Gustavo Rodríguez se quedó esta semana con el XXVI Premio Alfaguara de Novela, por el trabajo hecho en su libro “Cien cuyes”, que sorprendió al jurado presidido por la escritora argentina Claudia Piñeiro e integrado por el también escritor y periodista Javier Rodríguez Marcos, la editora y traductora Carolina Orloff, el librero Rafael Arias García, el escritor Juan Tallón y Pilar Reyes, con voz pero sin voto, la directora editorial de Alfaguara, luego de haber revisado las 296 propuestas procedentes de España, las 112 de Argentina, las 99 de México, las 81 de Colombia, las 43 de Estados Unidos, las 28 de Chile, las 27 de Perú, y las 20 de Uruguay, para un total de 706 manuscritos evaluados.
La novela de Rodríguez fue calificada como “un libro conmovedor cuyos protagonistas defienden la dignidad hasta las últimas consecuencias”. En el acta, el jurado destacó que se trata de una novela tragicómica situada en la Lima de hoy, que refleja uno de los grandes conflictos de nuestro tiempo. “Somos sociedades cada vez más longevas y cada vez más hostiles con la gente mayor. Paradoja que Gustavo Rodríguez aborda con destreza y humor”.
En “Cien cuyes”, señala la editorial, se dan la mano la soledad y el encuentro, las diferencias de clase y la capacidad de empatizar por encima de ellas, la incertidumbre ante el futuro y la tercera edad, el final de la familia y la dependencia. Y por encima de todo, planea la necesidad humana tan esencial de encontrarle un sentido a la vida.
“Cuando el metro elevado fue inaugurado por fin luego de veinticinco años de construcción, los aplausos ocultaron las críticas de que su larguísima verruga marcaría para siempre a la ciudad. Es lo que ocurre ante la desesperación:poco interesa en una sala de emergencia cómo quedará la cicatriz de una cirugía. Sin embargo, aquel ciempiés de concreto que los visitantes de metrópolis más amables observaban incrédulos por encima de sus cabezas tenía en Eufrasia Vela a una pasajera especialmente agradecida con esos fotogramas vivos que le enriquecían el trayecto:hacía un rato había pescado en una azotea a una mujer de su edad, rechoncha como ella, dando vueltas sobre su eje mientras hacía girar un sostén rojo; y ahora, en plena curva antes del óvalo Los Cabitos, había descubierto el grafiti de una pinga azul, relumbrante y retorcida como un neón: sabía que la acababan de pintar en ese muro, esa misma noche quizá, pero la asociación entre el vandalismo y el tren la hizo retroceder a una viejísima película ambientada en Nueva York” - (Fragmento).
La novela del peruano comenzará a circular en librerías de España y el resto de Hispanoamérica y Estados Unidos en la semana del 23 de marzo. Mientras tanto, en Infobae Leamos sugerimos la lectura de tres de sus títulos, importantes para el conjunto de su obra, pero probablemente no tan conocidos. Aquí van, pues, dos novelas y un libro de cuentos para comenzar a leer a Gustavo Rodríguez, el más reciente ganador del Premio Alfaguara de Novela:
La furia de Aquiles (Alfaguara, 2001)
Aquiles López viaja a Lima para estudiar arquitectura, pero ignora lo que esta ciudad caótica le depara, no solo le arrebatará su ingenuidad de adolescente, sino que lo alejará de la amistad de quienes siempre estuvieron a su lado. Sin embargo, la culpa no parece ser del destino, únicamente. Aquiles se vuelve en su contra y probará que puede ser más temido, despiadado y vengativo. Quienes le han dado la espalda, se las verán con su furia.
Esta novela, impregnada del humor irreverente que Gustavo Rodríguez perfeccionará a lo largo de su obra, trae a cuento a un grupo de personajes que intentarán, a más no poder, reconciliar al lector con aquel joven emocional e irresponsable que todos fuimos. Uno de los primeros libros publicados del reciente ganador del Alfaguara, una puerta de entrada a su particular manera de narrar la vida y lo que de ella se ha ido.
Trece mentiras cortas (Alfaguara, 2006)
“Es un lugar común decir que el cuento, como género literario, es más difícil de dominar que la novela. Si eso fuera cierto, el novelista que es autor de este libro de cuentos sale airoso de este reto. La mente esencialmente creativa de Gustavo Rodríguez, aporta aquí una veta de suspenso con toques de realismo mágico más bien cortazariano. Como lectora que no pretende invadir el campo de la crítica literaria, exhorto a mis congéneres a incurrir en el sano (o malsano) disfrute de estos logrados cuentos, el último de los cuales incide en un campo que sí es mío: la fonética. “El último cuento de este libro” -ese es precisamente su título- trata de una supuesta guerra entre las vocales y las consonantes castellanas “para conseguir la supremacía en el idioma”. Estoy segura de que esta obra hará pasar al lector momentos gratos” - Martha Hildebrandt.
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Machista con hijas (Grijalbo, 2021)
Un escritor nacido en el siglo XX, criado y educado entre varones de provincia, ve llegar a su vida a tres hijas, cada una de tres años. Cuando crecen, siente que con ellas ha derrumbado una gran parte de su mentalidad machista. De cambiar pañales a formas de ver la vida. De irse de juerga con los compadres, a ver cómo empiezan a hacerlo ellas. De comprar anticonceptivos a sus novias a comprárselos a sus hijas.
Tras el éxito de su podcast, en el que se planteaba una revisión al machismo imperante en su educación, Gustavo Rodríguez decide reunirlo todo en este libro. Estas páginas dan constancia de la gesta personal de alguien que desafía las estructuras de pensamiento impuestas por la sociedad.
A través de relatos cortos, el escritor peruano propone una bitácora de aprendizajes, anécdotas y nuevos desaprendizajes, como el impacto de ver a sus hijas en minifaldas y con tatuajes, la aparición de novios en casa, el uso de anticonceptivos, entre otros. La llegada de sus tres hijas significó un desafío constante a sus ideas y parámetros establecidos por el cambio generacional. Un desaprender para volver a aprender y, en esa transformación, intentar ser mejor para quienes amamos.
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