Este miércoles se cumplen ocho años desde el día en el que la muerte de Alberto Nisman conmocionó y sacudió al país. Aquella noche del 18 de enero de 2015 marcó un punto de inflexión en la Historia argentina y una gran repercusión a nivel internacional. El fiscal a cargo de la UFI-AMIA apareció muerto en el baño de su departamento de Puerto Madero, horas antes de presentar las evidencias ante el Congreso de su denuncia a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner por la firma del Memorándum de entendimiento con Irán.
¿Homicidio o suicidio? Es la pregunta cuya respuesta sigue pendiente. Conmovido por el caso el periodista argentino Carlos Gurovich intenta dar una posible respuesta desde la ficción con su libro Operación pajarito. ¿Cuál? En este libro no hay otro escenario posible más que el asesinato. “Nadie en la Argentina cree que Nisman se suicidó”, dice Gurovich en diálogo con Infobae Leamos.
En su novela, que puede descargarse con 15% de descuento desde esta página o directamente en el sitio de Bajalibros, el periodista narra cómo un agente local, Mario (cuyo alias es Iván), y una agente extranjera Zahira (o Ángela) son los que llevan a cabo el minucioso plan para deshacerse de Nisman y silenciarlo.
Todo comienza en 2012, con las primeras amenazas que recibe Nisman en su mail: “Vamos a cumplir nuestra promesa de matarte a vos y a tu familia” hasta el misterio de la mujer calcinada cerca de Le Parc y que ronda este caso. Operación pajarito tiene puntos claves para abordar el caso que más estremeció a la Argentina y pensar los límites entre la realidad y la ficción.
Las fotos que dan pistas
“Las imágenes que están delante de nuestros ojos y te permiten construir un relato”, dice Gurovich mientras la narración se mueve en la delgada línea entre la ficción y la realidad. El periodista cuenta que su investigación empezó mirando fotos del 18 de enero, cuando la Policía Federal y los peritos oficiales, junto a la fiscal de ese entonces, Viviana Fein, llegaron al departamento de Nisman e iniciaron el peritaje.
Allí Gurovich ve una posibilidad: que los agentes que lo asesinaron se hayan camuflado entre los numerosos agentes dentro del departamento del fiscal y construye una trama verosímil sobre qué pasó la noche del 18 de julio del 2015 en el departamento de Nisman.
La novela incluye infiltrados en el departamento del fiscal, un comando iraní-venezolano, la colaboración local, las huellas y la información de los dispositivos borradas y eliminadas y una salida sin sobresaltos de la escena del crimen. ¿Cómo imagina esto? A partir de una foto que encuentra en internet, la de un falso suicidio.
Pero la investigación del periodista logra ir más allá y pone el cuerpo. ¿Cómo? En abril de 2021 entró al edificio Le Parc y pudo acceder al espacio de los aires acondicionados, y quedarse allí un largo rato. El espacio se convirtió en un “escondite posible para los personajes”. “A mí me asombró, me hizo temblar las piernas”, cuenta Gurovich cuando explica que verificó gran parte de lo que había imaginado sentado a 18 mil kilómetros de distancia, en Israel, donde vive desde 1978.
“Esta es la sangre de la bacha de Nisman”, señala el periodista mostrando la tapa del libro y sorprende. Gurovich también introduce en la historia de Operación pajarito una selfie, uno de los elementos ficcionales, que podría develar la verdad del caso Nisman.
Respecto al personaje femenino de la agente iraní que ingresa en el departamento de Nisman, Gurovich la construye a partir de dos elementos importantes. Por un lado, su juventud, ya que “no conoce ni le importa ni le interesa el pasado o la historia o el personaje, simplemente tiene un objetivo a cumplir”, cuenta.
Por otro lado, obsesión, y la obsesión que tiene es sacarse selfies, como todo joven. Y eso termina siendo, en definitiva, un disparador dentro de la historia, que conduce a un desenlace.
La novela policial es el fruto de siete años de investigación, numerosas entrevistas -una de ellas con Nisman- y encuentros de Gurovich con Lagomarsino y Stiuso. En el octavo aniversario de la muerte del fiscal, Operación Pajarito interpela en tiempo presente y que es “desafiante, preocupante e intrigante”.
El rol de los servicios de inteligencia
En Operación pajarito los agentes de inteligencia son los que marcan el pulso de la historia. El lector los conoce a través de los diálogos que mantienen Garganta y Turco, entre otros, y cómo parece que no hay puntada sin hilo. Los servicios son los personajes principales y, a medida que pasan las páginas, el plan que hilvanan con pulso de cirujano comienza a materializarse.
“Si lo mataron, como dictamina la Corte -que fueron dos personas, aunque no puedan probar la mecánica, y que a Nisman lo mataron por su trabajo y por las pruebas que iba a presentar contra los acusados en su denuncia- queda la pregunta, la segunda pregunta del millón, ¿cómo entraron y cómo salieron?”, señala Gurovich. Y eso es lo que él contesta en esta novela desde la ficción.
“La tecnología hoy está al servicio de las agencias de seguridad; sabemos que graban, ven y escuchan absolutamente todo, y en este caso, desde la ficción, es muy probable que de Nisman se supiera, se escuchase y se viese absolutamente todo también”, advierte Gurovich sobre la atmósfera de control y de asfixia que se respira en la novela. Nada está librado al azar.
El personaje que maneja la tecnología se llama Rabota, que en ruso significa trabajo. Y, justamente, Rabota “expresa el poder que tiene la tecnología de meterse hasta en los más mínimos detalles y de ser como un verdadero Gran Hermano”, porque todo lo controla y que tiene capacidad de verlo. En el caso de Operación Pajarito, la tecnología está al servicio de un plan, que necesita el soporte tecnológico.
Un escenario complejo
Operación pajarito recuerda que “la historia es mucho más compleja que contar que mataron a un fiscal”, señala Gurovich y agrega que “es la historia de la AMIA, del acuerdo nuclear, de Irán, mucho ruido”. En ese sentido, el libro agrega un recurso novedoso: códigos QR a lo largo de sus páginas, que redirigen a entrevistas y a siete informes que realizó junto a su colega, Damián Pachter, para el canal I24 news de la causa AMIA-Nisman-Irán.
Con personajes que muestran la “decadencia argentina” y otros como “La Jefa” y “Big J.”, pasando por escuchas, agentes de inteligencia, intervenciones, sedantes y hasta la sincronización de semáforos, el libro abre las puertas a un universo mucho más extenso, que no se queda en la muerte del fiscal sino que va mucho más allá.
“Nisman me decía que el Poder Ejecutivo se había inmiscuido en un terreno que estaba absolutamente delimitado bajo el Poder Judicial”, recuerda Gurovich haciendo mención a temas que se encuentran en embullición y en plena discusión. Esta también es una historia donde la política hace chocar los poderes del Estado.
En definitiva, “lo que importa y que queda en el aire es ¿qué pasó la noche del 18 de enero en Le Parc y qué pasó con la mujer quemada que nunca nadie reclamó?”, se pregunta Gurovich y concluye con una frase que no deja de repetir: “nunca sabremos la verdad”.
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