Ya era hora de que a alguien se le ocurriera iniciar una librería con tal toque de coquetería y elegancia en el norte de Bogotá. Los lectores pedían un espacio así desde hacía mucho.
La mayoría de librerías en Bogotá se han asentado en el centro y en las localidades de Teusaquillo y Chapinero, desde hace muchos años. Son muy pocas las que aparecen en otras zonas. De hecho, pueden contarse con los dedos de la mano. A ese pequeño listado, pero importantísimo, se une recién La Verbena, el nuevo espacio que los lectores podrán visitar en la ciudad durante el 2023.
Ubicada en la localidad de Usaquén, a la altura de la calle 121 con carrera 12, La Verbena es una librería y casa cultural dispuesta para los lectores amantes del café y la buena cerveza, que acostumbran a salir a todas partes en compañía de sus mascotas y gozan de la conversación de otros lectores curiosos.
Con apenas un mes de actividad desde la apertura, La Verbena ya se ha convertido en parte importante de la zona. Las familias se congregan los fines de semana alrededor de la lectura y disfrutan de los talleres y charlas que la librería dispone para todos los visitantes.
“¿Tienes frío? ¡Un café! ¿Estás aburrido? ¡Un libro! En La Verbena consigues ambos. ¡Entra!”, es lo que dice el pizarrón a la entrada de la librería. Al cruzar la puerta, el espacio iluminado se alza y acoge a todo el que ingresa. Está la barra de café y luego el salón principal. Las estanterías, las mesas de exhibición, y los cómodos sillones de los que será difícil levantarse. Es como sentarse sobre una nube.
El equipo dispuesto para recibir a los visitantes es de lo más majo. Están Laura, Kim, Andrea, Violeta, y los chicos del café. Laura se define como una madre negligente de plantas y un ex pez llamado Gunter, echadora de carreta y rubia artificial. Es quien se encarga de la zona infantil y de los libros ilustrados.
Kim ama los días de lluvia porque puede arruncharse con sus gatos y leer. Le gusta escribir, dibujar y tomar fotografías. Su día favorito es el jueves, porque le recuerda el cuento de Cortázar: “Maravillosas ocupaciones”. Ella es la encargada de la sección de narrativa y arte.
Andrea se define como una firme creyente de que hemos venido a este mundo para gozar; ama la playa, viajar y, obvio, los libros. Si pudiera cenar con alguien, lo haría con Gabriel García Márquez. Si pudiera irse de rumba con alguien, ese sería Bad Bunny, y lo haría en Puerto Rico. Ella es la gestora de alianzas de la librería.
Violeta es de lo más amable y acogedora. Susurradora de gatos, encuentra en la cocina su espacio para meditar; ama salir a caminar bajo el sol y alguna vez actuó en una adaptación de “Sueño de una noche de verano”. Ella es la curadora y gestora de La Verbena.
Ella fue la persona que nos abrió las puertas de la librería y atendió a nuestras preguntas. Gracias a Violeta, nos hicimos fans de La Verbena.
— ¿Cómo empezó a gestarse la idea de tener una librería al norte de la ciudad?
— La idea de la librería empezó a gestarse gracias a que Andrea Jaramillo, una de las fundadoras, vive por la zona y vio que hacía falta un espacio con una oferta diferente a lo comercial que, además, funcionara para la circulación cultural en el norte de Bogotá; por otro lado, yo trabajé previamente en librerías y conocía el circuito de independientes de Chapinero y Teusaquillo. Quería ayudar a descentralizarlo, ahí nos decidimos a abrirla.
— ¿De dónde salió el nombre?
— El nombre se le ocurrió a Andrea, pensando en el significado de la palabra asociado a la fiesta. Ya investigando, nos dimos cuenta del doble significado de la palabra, sabíamos que si tenía ese origen en las fiestas tradicionales, primero paganas del solsticio de invierno, después se transformaron en las fiestas tradicionales asociadas a algún santo en países como España. Por otro lado, supimos sobre la verbena como planta medicinal y de uso ceremonial por parte de curanderas y brujas desde tiempos medievales. Ese doble significado nos ayudó a pensar en la identidad del espacio, que queremos que simbolice ambas definiciones de la palabra: por un lado, la fiesta, la música, el esparcimiento y lo colectivo, y por otro lado, la tranquilidad, la sanación, la paz y la introspección.
— ¿Cómo supieron quienes eran los indicados para llevar las riendas del lugar?
— Encontrar al equipo supuso todo un reto, porque aunque personalmente conozco a muchos libreros, en general son personas que tienen cierto apego y sentido de pertenencia por los lugares en los que trabajan, entonces tuve que pensar por fuera de la idea tradicional de buscar a alguien que activamente se encontrara trabajando en una librería y más bien buscar a personas cuyas sensibilidades y saberes le aportaran un plus al proyecto.
Ambas libreras llegaron recomendadas por un muy buen amigo que es librero en Matorral de La Macarena. Fueron Laura Victoria Rodríguez, a quien yo ya conocía de hace tiempo como librera en Bookworm, y cuya especialidad son los libros ilustrados, infantiles y las novelas juveniles; y la otra librera es Kim Arévalo, que aunque esta es su primera experiencia como librera, es dramaturga, tiene una productora audiovisual y es una persona con ideas y propuestas muy interesantes. Hablando con ellas y viendo cómo se empezaron a conjugar sus habilidades y saberes, tuve la idea de que, efectivamente, fueron las adecuadas para el trabajo.
— ¿Qué encontrarán los lectores aquí que en ningún otro lugar podrán conseguir?
— Los lectores podrán encontrar en La Verbena una experiencia completa que involucra todos los sentidos. Estéticamente, es un lugar llamativo y acogedor, tiene espacios cómodos para leer, trabajar o tomarse algo con amigos; tiene una barra de cafés especializados, cerveza y pastelería artesanal de productores locales, actividades y agenda cultural permanente para todas las edades, una muy buena selección musical, y un catálogo muy curado de editoriales, en su mayoría independientes, de Colombia y países como México, España, Estados Unidos y Argentina, entre otros.
— Si la idea fuera pensar en un tipo de librería para cada tipo de lector, ¿cómo sería la persona que mejor encajaría con La Verbena?
— Las personas que mejor encajarían con La Verbena creo que son, por un lado, los adultos que viven hace mucho en la zona y que esperaban tener un espacio como este por acá, por lo difícil que es moverse en Bogotá, en especial para asistir a eventos, lanzamientos, o simplemente para ojear libros y no tener que ir hasta Chapinero, Teusaquillo o el Centro. Y, por otro lado, jóvenes lectores que viven con sus familias por el norte y que están apenas empezando a explorar la literatura, ya que la idea es que el espacio sea central para que no solo exploren la lectura, sino que también puedan tener acceso a un equipo especializado en promoción de lectura, con un catálogo de libros muy bien curado de cosas que puede que no encuentren en otros lugares.
— ¿Qué retos, como espacio de difusión de la lectura, esperan superar en su primer año?
— Los retos principales tienen que ver con la formación de público lector, debido a que apenas estamos empezando a descentralizar la experiencia de las librerías independientes a lugares en los que, históricamente, no han estado, y por ende, el público de la zona no está acostumbrado a este tipo de espacios y la oferta cultural y bibliográfica que pueden tener. En ese orden de ideas, lo principal es, con una muy buena disposición, mostrarles lo que ofrecen los diferentes actores independientes de la cadena del libro: autores, editoriales, y también artistas, músicos y demás propuestas culturales que se pueden salir de lo comercial a lo que el público de la zona puede estar acostumbrado.
— ¿Y los sueños por cumplir?
— El sueño más grande por cumplir es que quienes viven cerca nos tomen como su librería, casa cultural y, en general, “parchadero” de confianza. Queremos ser una librería de barrio, que no solo proponga algo diferente en la zona, sino que también se nutra con los artistas, escritores, artesanos, músicos y demás agentes culturales que viven cerca. Además de irse nutriendo también con las necesidades del público en cuanto a catálogo y oferta cultural. Más adelante también soñamos con expandir el proyecto en diferentes ejes: claramente teniendo otras sedes de La Verbena en otras zonas de la ciudad (o hasta del país) y retribuyéndole a las comunidades que históricamente no tengan acceso a la cultura y a la literatura por medio de una fundación cuyo eje sea la promoción de lectura.
— ¿Puede ser La Verbena ese refugio que tantos estaban esperando?
— Creo que La Verbena sí puede ser ese refugio que muchos esperaban, lo hemos visto con el recibimiento que, en menos de un mes, hemos tenido por parte de los vecinos, que llevaban tiempo clamando por este tipo de espacios en la zona. Es parte del compromiso y la apuesta misma del proyecto: ser un oasis de libros y de cultura en un lugar en el que no existía algo así.
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