El Barroquista lleva ya unos años hablando de arte en las redes sociales con sus ya más que consagrados memes. Desde el primero que se hizo viral, no ha parado de pensarse la forma de hacer que el arte no sea tema de unos pocos iluminados, sino algo de todos, como debe ser.
En su libro “Otra historia del arte”, título publicado originalmente en octubre de 2021, el español propone una manera más sencilla de abordar estos temas e invita a los lectores a acercarse sin prejuicios a esta disciplina y disfrutar de ella con total libertad.
Son cerca de 264 páginas en las que, con este ensayo más que estimulante, el historiador, cuyo nombre real es Miguel Ángel Cajigal Vera, abre las puertas a su museo personal. En su interior, obras de artistas como Maurizio Cattelan, Teresa Margolles, Piero Manzoni o Fiona Banner, se unen a las de Guo Xi, Frida Kahlo, Artemisia Gentileschi y los llamados “grandes nombres del arte”, le dan la bienvenida a los lectores con sus historias fascinantes y personalísimas.
Cualquiera que haya visitado un museo u ojeado un libro sobre arte sabrá bien el nivel de rimbombancia que reside en estas esferas. Es común escuchar frases del tipo “Nos encontramos ante la gran obra maestra del siglo XX” o “Este artista cambió el rumbo del arte”. Pues bien, esta concepción de la creación artística es lo que busca derrumbar El Barroquista con su trabajo, favoreciendo el acercamiento y aprendizaje, y hacer que el arte, como ya se dijo, sea más accesible al público masivo.
“Todas las personas tienen derecho a entender el arte y, por tanto, debemos modular nuestro lenguaje y discurso para ser más comprensibles”, le dijo el español a Infobae, en una entrevista realizada por Julieta Ruffo en 2022. “Personalmente, me gusta siempre desdramatizar el arte y yo mismo hago a veces memes sobre cuestiones relacionadas con grandes artistas del pasado. No todo el mundo entiende este tipo de comunicación desde el humor y en ocasiones hay gente que se ofende o escandaliza, pero yo considero que es una más de las vías de transmisión de información y que, además, tiene un valor especial por su potencial”.
Respecto al uso de las redes sociales para fomentar el acceso al arte, el historiador señala que estos espacios han cambiado la manera en que consumimos todo. “Estamos solamente en el inicio, porque vendrán más y mejores plataformas sociales en el futuro que ampliarán lo que las actuales pueden hacer. Esto ha provocado que se pierda el control del relato artístico, que hasta la llegada de las redes estaba sólidamente controlado por museos e instituciones, junto a medios de comunicación. Es un cambio excitante de inciertas consecuencias”, dijo.
“La historia del arte nos ofrece el mejor acceso al conocimiento de las mentalidades de las diferentes culturas humanas, gracias a que las historiadoras e historiadores del arte trabajamos con los productos culturales de todas las épocas y latitudes. Nuestra materia prima de estudio está en creaciones artísticas llenas de contenido que nos permiten rastrear las características del tiempo y el lugar en el que fueron realizadas, con independencia de su soporte o formato. En la actualidad se hace historia del arte sobre computación, videojuegos, objetos de diseño, cómic, música y cine, entre otros muchos soportes, y con toda seguridad en el futuro el panorama crecerá con la misma diversidad que la creatividad de nuestra especie” - (Fragmento).
Con el subtítulo “No pasa nada si no te gustan las Meninas”, El Barroquista comprueba en este libro por qué es uno de los grandes divulgadores del arte en España. Su cuenta en Instagram cuenta con miles de seguidores y el impacto de su iniciativa rindió tantos frutos que el grupo editorial Penguin Random House se fijó en ella para lograr esta publicación que comenzó vendiéndose en España y ya ha cruzado el charco hacia América Latina.
El libro, disponible en varias filiales del grupo, ha estado moviéndose con relativa fuerza en las librerías colombianas. Si bien el nombre de El Barroquista es muy conocido, el libro se vende más por su título que por su autor. Al fin y al cabo, debería suceder siempre así. Al final, cumple su cometido, hacernos entender que, en realidad, no pasa nada si no nos gustan Las Meninas.
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