A veces la ficción puede superar a la realidad, esto es algo muy permisible en la literatura, ya está dicho. Qué sería de las historias sin esa pizca de pimienta que le agregan los villanos, por ejemplo. La Bella Durmiente sería muy aburrida y lineal sin la presencia de Maléfica; la relación casi simbiótica del mago más famoso del Inglaterra, creado por J.K. Rowlling y Lord Voldemort, sin su presencia, Harry Potter habría terminado en Slytherin o peor, encaminado a las Artes Oscuras.
Los villanos y antagonistas de la literatura están para recordarnos que el mal existe, pero entre los miles personajes que representan actos repugnantes y horribles se postulan algunos que llegan a ser los más viles, crueles, deseosos de mostrarse al mundo y quedar en el imaginario colectivo como los hombres y mujeres condenados por sus abominables y terribles actos.
Hoy, en Infobae Leamos, traemos a cuento a tres personajes de los personajes más odiados de la literatura.
Annie Wilkies, de “Misery”
Este personaje de la ficción tiene un rostro inconfundible desde la adaptación cinematográfica del libro escrito por Stephen King. Annie fue interpretada por la consagrada actriz Kathy Bates, quien se encargó de inmortalizar al personaje en la cinta y a partir de ese momento se ha convertido en figura recurrente de la cultura popular. Dirigida por Rob Reiner en 1990, la película le valió a Bates el Oscar y el Globo de Oro a la mejor actriz.
Esta historia se ha convertido en todo un clásico del suspenso y el horror. Desde su primera publicación en 1987, “Misery” cargó consigo a uno de los personajes más retorcidos y consumidos por la locura, una mujer que es precedida por sus escalofriantes hazañas y por querer tejer el escenario perfecto para cuidar de su autor favorito. Annie Wilkes, una enfermera obsesionada enfermamente con las novelas románticas del escritor Paul Sheldon.
El escritor de ficción, casualmente, se ve envuelto en un aparatoso accidente, el cual ocurre en una autopista cercana a la casa de su mayor fanática, y es rescatado por ella misma, quien se encarga de instalarlo cómodamente en su casa y cuidarlo hasta sanar. Pero lo que parece todo color de rosa termina convirtiéndose en una terrible pesadilla. El inmóvil Sheldon se ve obligado a continuar con la historia de ficción a la que había dado fin y así saciar a la lunática Annie Wilkies.
Doña perfecta, de “Doña perfecta”
Una de las obras más reconocidas del acervo literario de Benito Pérez Galdós es “Doña perfecta”, que narra la historia de esta mujer por la que difícilmente algún lector pueda sentir o desarrollar algún gesto de empatía.
Ella es un personaje inflexible, inaccesible, manipuladora y tiránica con aquellos que la rodean, una mujer que se rige bajo el conservadurismo religioso más opresivo, y a pesar de no tener nada de perfecta, es capaz de hacerle ver que sí a cualquiera que la contradiga.
La novela fue publicada bajo entregas, y supuso un antes y un después en la trayectoria literaria de Benito Pérez Galdós; en ella se presenta un desfile de personajes, entre ellos Don Inocencio, que no es nada inocente, o Pepe Rey, que de rey no tiene nada al ser la persona más irrelevante del pueblo. La figura de Doña perfecta fue capaz de inspirar los arquetipos de las villanas del cine, televisión y otras madres influenciadas por la religión cristiana como Bernarda Alba, durante los años posteriores a su publicación original.
Ralph, de “El niño con el pijama de rayas”
Ralph, un militar de alto rango que es enviado a Auschwitz, se traslada junto a su familia a las inmediaciones de un campo de concentración. Mientras él intenta trabajar en sus asuntos, un tanto desconocidos para Bruno, su hijo de apenas ocho años, este inicia una amistad con Shmuel, un niño judío vestido con un pijama de rayas.
Esta amistad le llevará al pequeño y al lector a descubrir una serie de horrores inimaginables y los espantosos resultados de las acciones de su padre.
Ralph, es el comandante a cargo del campo de concentración, adicto al trabajo y fiel al servicio nazi, un hombre movido por el secretismo, un ser severo en todo lo que cabe. A pesar de tener pocas apariciones en la novela, sombra y garras siempre están tras los hilos de lo que pasa en aquel lugar de reclusión. El personaje se vuelve nauseabundo por el simple hecho de ser responsable y padre del inocente e ingenuo Bruno, a quién le rompe el corazón.
Seguir Leyendo: