Algunas notas periodísticas empiezan con un tuit. Esta es una. El tuit fue de Victor Malumián, editor del sello argentino Godot y uno de los fundadores de la Feria de Editores (FED para los amigos). En su cuenta y en referencia a su actividad profesional, Malumián escribió: “Hay que reimprimir, qué bueno. Los costos de imprenta, qué malo. En abril 2021 por 2000 ejemplares $94. En enero de 2023 por 2000 ejemplares $425″.
En menos de dos años -veintiún meses, exactamente- y según contó el editor, reimprimir libros tuvo un incremento de nada menos que del 352%. En un contexto general inflacionario, ese 352% de incremento se ubica incluso considerablemente por encima del aumento promedio del índice de precios. La consecuencia más visible de ese aumento se palpa en las mesas de las librerías: esos ejemplares (tanto) más caros de imprimir son también más caros para sus potenciales lectores. Como en cualquier cadena de producción, los aumentos de los costos se traducen en el recalentamiento de los precios que encuentra el consumidor.
Un recorrido por los sitios web de dos de las cadenas de librerías más grandes de la Argentina sirve para tomarle la temperatura al fenómeno. Entre los cinco libros más vendidos en el sitio de Yenny, hay cuatro que superan los 5.000 pesos. En el caso de los diez títulos más pedidos en Cúspide, uno de cada dos supera ese precio de venta. Algunas novedades superan notablemente esos precios: En la sombra, la autobiografía del príncipe Harry, llega a las librerías argentinas este viernes a 8.599 pesos.
¿Pero qué hay detrás de ese 352% de aumento en el costo de las reimpresiones? “Hubo un aumento interanual de 200% del papel, y eso sólo en un año, entre 2021 y 2022. Las razones de ese aumento son, por un lado, que sólo hay dos pasteras en la Argentina y, por otro, que hay un problema global porque se está usando la pasta más que nada para hacer cajas de cartón, por lo que la disponibilidad de papel también se achica por eso”, describe Malumián, consultado por Infobae Leamos tras su publicación en Twitter.
“Del costo que me pasa la imprenta, aproximadamente el 50% es el papel y la otra mitad se va en planchas, tintas y sueldos de las personas involucradas. El costo de un ejemplar se forma entre lo que hay que pagar a la imprenta y lo que se le paga al autor, al diseñador, al traductor, al corrector, al maquetador, a quienes trabajan en la editorial, y otros insumos”, cuenta el editor de Godot, y suma: “Aproximadamente y considerando todos esos costos, imprimir un libro de unas 160 páginas cuesta 425 pesos por ejemplar y llega a alrededor de 800 pesos totales de costo considerando todos los otros aspectos. De esos 800 pesos, unos 225 son exclusivamente de papel. Es una incidencia importante de un insumo que tiene un incremento muy alto. Se trata del costo más importante al producir el libro”.
Según pudo averiguar Infobae Leamos, en los últimos años la tirada promedio de cada nuevo título se redujo. Las estadísticas de la Cámara Argentina del Libro (CAL) dan cuenta de que esa tirada promedio ronda los 1.100 ejemplares por título. Fuentes del sector situaron el precio promedio de una novedad editorial en alrededor de 4.000 pesos y explicaron a este medio que, a medida que las tiradas se reducen, los costos aumentan ya que deben amortizarse en menos cantidad de libros. Ese, claro, es otro escenario que puede empujar el precio de los libros hacia arriba.
“No tengo dudas de que los libros van a seguir aumentando, y es algo que tiene que ver con su precio y también con el contexo inflacionario general. Se vendieron entre un 10% y un 20% menos de ejemplares en diciembre 2022 respecto de diciembre 2021, la gente tiene menos plata y hay una percepción general de que vienen las elecciones, no se sabe qué va a pasar, y en general, en esos contextos, la gente frena el consumo, así que todo indica que no va a ser un buen año”, explica Malumián.
Adriana Fernández es directora editorial de la filial local de la editorial multinacional Planeta. “El costo de los libros no para de crecer porque hay aumento generalizado de precios, pero el aumento fundamental es el del papel. Todo eso impacta en el precio del libro y, cuando hay aumento de esos precios, sin duda se pierden lectores porque el que compraba tres ahora compra dos, el que compraba dos compra uno, y hay quienes dejan de comprar. Algunos lectores recuperás en un momento menos inflacionario, pero nunca son todos”, explica.
Según la directora de Planeta, la estrategia editorial en contextos así “se piensa con mucha prudencia para perder la menor cantidad de lectores posibles y para no perder fuentes de trabajo en la industria del libro”. En ese sentido, detalla: “Se resignan algunas cosas pero no la publicación de ninguno de los géneros”. Ante la consulta de Infobae Leamos sobre qué se resigna, suma: “Se reducen algunas tiradas porque hay menos gente comprando libros, y eventualmente se publican menos novedades”. A la vez, cuenta la directora editorial, se amplía la oferta de ediciones de bolsillo, que resultan más accesibles a los lectores.
Para Fernández “no es fácil importar papel, no es un insumo del que se disponga fácilmente, y por las reglas del mercado, quien te provee cree que puede cobrar cualquier precio”. Detrás de esas variables se esconde un aumento del 352% en veintiún meses.
Dos ejemplos para ilustrar el fenómeno. En diciembre de 2021, el libro Misión Economía, escrito por Mariana Mazzucato y editado por el sello Taurus, se vendía a 1.949 pesos. Ahora cuesta 5.599. 187% de aumento en el medio. El título Atlas de micronaciones, de Graziano Graziani y publicado por Godot, se conseguía por 1.850 pesos en noviembre de 2021, y ahora se vende a 4.950 pesos. El incremento fue del 154%. En un contexto en el que la inflación interanual general se acerca al 95%, los aumentos en el mundo del libro se ubican por encima de esa marca ya caliente.
“Aún así, creo que el libro sigue siendo una opción barata. Para cuando vas a buscar un regalo o te vas a dar un gusto, por ejemplo. En el caso de buscar algo para un nene o una nena, siempre va a ser más barato -y mejor- comprar un libro que un juguete o ropa. Y en el caso de los adultos, si sos lector de literatura vas a poder conseguir precios más accesibles que los promedio”, sostiene Fernández, y remata: “Es el producto de más alto valor simbólico al menor precio”.
Malumián ensaya un camino parecido: “Hay un montón de librerías de usados en las que se consiguen libros buenísimos por 1.000 pesos. Seguramente hay bibliotecas públicas cerca de las casas. Esas son formas de conseguir libros accesibles. El tema de no leer es menos de plata que de tiempo, y a eso se le suma que se está retrayendo toda la economía en Argentina. Y cuando la economía se retrae, el libro no está dentro de las prioridades”.
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