La mejor forma de recordar a un autor, ya se ha dicho, es leyéndolo. Y no habría otra forma de acercarse al legado del poeta Charles Simić que asistiendo al encuentro con sus letras.
El autor de “El mundo no se acaba”, oriundo de Serbia y nacionalizado estadounidense, falleció a la edad de 84 años, el pasado 9 de enero de 2023. Tras de sí dejó toda una obra de gran valía que, en su mejor momento, le permitió hacerse con el prestigioso Premio Pulitzer y otros galardones de importancia como el Wallace Stevens, en 2007, y la Corona de Oro, en 2017.
Simić, cuyo nombre de nacimiento era Dušan, fue el decimoquinto poeta laureado por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Su poesía fue traducida a distintas lenguas, y en español su obra, tanto poética como ensayística, se hizo conocida, gracias al trabajo de los sellos Vaso Roto Ediciones y Valparaíso Ediciones.
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En 2018, el poeta fue homenajeado en Colombia, en el marco de la undécima edición del Festival Las Líneas de su Mano, dirigido por el también poeta Federico Díaz-Granados. Aquella fue de las últimas veces que el serbioestadounidense realizó un viaje a tierras latinoamericanas.
Para ese momento, uno de sus títulos más consultados por los lectores era la antología “Días cortos y largas noches”, traducida y prologada por Nieves García Prados, recién salida en el otoño de 2017, de la mano de Valparaíso Ediciones.
El ejemplar, de alrededor de 226 páginas, reúne más de cincuenta artículos publicados por Simić en su columna de The New York Review of Books. Textos plagados de sinceridad, ironía y acidez, reveladores en tanto a su comprensión de un mundo lleno de injusticias y contradicciones.
Aquí, el poeta no solo da cuenta de su visión de la literatura, sino que les regala a los lectores la posibilidad de adentrarse en algunas de sus experiencias personales, como su infancia en Yugoslavia, su afición al fútbol y a la cocina, su amistad con Mark Strand, y sus opiniones respecto a la pena de muerte, la política exterior de Estados Unidos, o la poesía contemporánea.
Los textos reunidos en estas páginas, fueron escritos entre octubre de 2009 y agosto de 2015. Previamente, en español ya se había publicado un volumen con las mejores piezas de su prosa. Fue en 2010, de la mano de Vaso Roto, con “Una mosca en la sopa”.
De aquel título a este, y acogiendo también los otros en los que se entregó a la prosa periodística o ensayística, las temáticas de interés recaen en las fobias recurrentes y las filias inquebrantables del poeta, la evolución del concepto de creación, sus juicios sobre su país de origen, Serbia, la política armamentista de Estados Unidos, los disparos, los gritos y los muertos durante la Segunda Guerra Mundial, el niño de seis años, la ocupación alemana y la guerra civil en Yugoslavia.
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No supone nada distinto este libro suyo, a la confirmación de aquella frase que dice que todo poeta que merece la pena ser leído en el presente, se mantiene en continua evolución en relación consigo mismo y el mundo entero. Las opiniones de Simić dan cuenta de alguien atento a lo que sucede a su alrededor, que dialoga con la acción más que con el pensamiento, que lee a sus contemporáneos, a la luz de los clásicos, y toma notas sobre lo importante del hacer y el ser.
“Donde quiera y lo que sea que lea, tengo que tener un lápiz, no un bolígrafo, preferiblemente un lápiz gastado y pequeño para que pueda estar más cerca de las palabras, subrayar las frases mejor construidas, ideas brillantes o estúpidas, palabras interesantes o alguna información, escribir cortos o elaborados en los márgenes o poner signos de interrogación, marcas de verificación y otras anotaciones privadas junto a los párrafos que sólo yo, y a veces ni eso, puedo descifrar” - (Fragmento).
En ocasiones, aquello que un poeta tiene para decir sobre el mundo termina gestando una obra en sí misma. En el caso de Simić así es. De anotaciones y apuntes podría surgir todo un compilado de títulos de gran valía. Su voz fue y seguirá siendo una de las más necesarias de la literatura norteamericana contemporánea. Para asistir a su encuentro, “Días cortos y largas noches” puede ser una entrada apropiada.
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