Miguel Ángel López, de 15 años, fue el más reciente ganador del primer puesto del concurso de cuento ‘Medellín en 100 palabras’, en la categoría juvenil. Su texto “El monstruo de mi cuarto”, sorprendió a los jurados por su contundencia y la dureza con la que retrata el tema del abuso sexual.
El certamen, organizado por Comfama, en alianza con el Metro de Medellín y el apoyo de la Fundación Plagio de Chile, convino, el pasado 16 de noviembre de 2022, que López era uno de los galardonados de esta edición, que recibió alrededor de 10.052 historias en las distintas categorías, siguiendo lo dictaminado en el acta por los escritores Melba Escobar y Juan Mosquera, y la periodista Claudia Morales, quienes obraron como jurados.
Junto al de López, los otros textos premiados en los primeros puestos fueron “Los 15″, de Ana Sofía Osorio, en la categoría infantil, y “La prótesis”, de Lina Marcela Cardona, en la categoría de adultos.
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Un par de meses después de la premiación, el texto de López se hizo viral en las redes sociales, pues varias personas pensaron que su relato era, en realidad, un pedido de auxilio ante un caso muy serio de violencia intrafamiliar. El asunto llegó, incluso, a instancias del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entidad que recibió alertas de distintos usuarios con el ánimo de que se le hiciera seguimiento a lo expuesto por el joven de 15 años.
Ante las alarmas, en enero de 2023, el propio autor del texto tuvo que aclarar que todo se trataba de una ficción y que, por fortuna, no ha sido víctima de este tipo de problemáticas.
“No fue una experiencia propia, gracias a Dios, pero sí me inspiré en experiencias de mis amigos, de conocidos, que infortunadamente han pasado por esa situación. Decidí plasmarlo en una hoja para que aquellas madres, padres, se den cuenta de lo que está pasando en los hogares”, señaló el joven, en entrevista con RCN Radio.
Ha sido tal la recepción del microcuento de López por parte de los lectores, que ya ha sido compartido por personalidades del mundo de la cultura, como la periodista Mabel Lara, a través de sus redes sociales, haciendo énfasis en la fuerza de la literatura para tocar temas tan delicados.
El movimiento alrededor del texto ha sido realmente intenso. Es la primera vez que sucede en las cinco ediciones del premio, que un relato sea tan difundido y comentado. Pero como suele suceder con toda obra que alcanza notoriedad, le llegan buenos y malos comentarios, y en este caso, no han tardado en aparecerle detractores. ¿El motivo? Un posible caso de plagio.
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El escritor Triunfo Arciniegas comentó en su cuenta de Facebook el parecido que encontró en el texto de López con “El diablo es puerco”, de Nataly Jácome Sánchez, de 25 años, y el relato titulado “El monstruo que no habitaba debajo de mi cama”, de Ana Sofía Posada Vélez, ambos microcuentos participantes en la edición de 2020 del certamen.
Arciniegas señaló que “ambos textos son buenos y, aunque cercanos, tratan distintas temáticas. En el primero, “El diablo es puerco”, el personaje es el demonio del placer, y en el otro el monstruo del miedo. La madre figura como el tercer personaje en ambos textos. Otra coincidencia, aparte de la brevedad, es el narrador en primera persona. La fuerza del texto, la singularidad del texto, reside en la última frase. Sin este remate es un texto como cualquier otro. Ambos textos tienen el mismo remate y no hay duda que uno se lo copió al otro”.
El escritor también cuestionó la posible revisión y su medida, con respecto a los editores señalando: “¿Qué tanto intervinieron los editores? Temo que la intervención se extiende, si no a todos, a la mayoría de los cuentos publicados”.
A su comentario se le han ido uniendo otros que apoyan y contrarían la situación. El editor Ludwing Cepeda Aparicio es uno de ellos, quien puso en diálogo los términos “plagio” y “adaptación” para analizar el señalamiento hacia el texto de López por parte de sus colegas.
“(...) no sería un “plagio” como los que solemos ver en los trabajos de grado, artículos científicos o programas de gobierno, que no conocen el límite de la vergüenza. Esta posible “adaptación” tendría otro matiz y operaría en un campo más bien semántico, compositivo, y a nivel de macroestructura, o sea, en función del sentido global del texto, y, por supuesto, de “la fórmula” empleada, cuya semejanza con el texto premiado en 2020 es casi idéntica”, escribió en su cuenta de Facebook.
El editor y crítico Mario Jursich Durán también se refirió al respecto y arremetió contra las acusaciones de plagio y las supuestas coincidencias que se están encontrando en el texto del joven.
“Ni Miguel Ángel López ni los demás adolescentes entenderán lo nocivo del plagio si empleamos medios brutales con ellos. Hace falta pedagogía, comprensión y tolerancia. Al fin y al cabo, el derecho de autor, antes que una figura económica, es una forma de cortesía: celebrar que alguien distinto a nosotros vio el mundo con ojos nuevos”, comentó.
En la misma línea, el periodista cultural, Sergio Alzate, criticó la postura de quienes se han “ensañado” con el joven que apenas “está buscando su voz desde la emulación y el descubrimiento de un yo”. Y como él, Christian Rincón, autor del libro “Cánsate cuerpo”, destacó que le parece inoficioso todo lo que se está comentando alrededor del texto. “La originalidad es un ruido inofensivo, una distracción”, indicó.
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En conversación con Blu Radio, el joven autor se refirió a los comentarios en su contra y comentó lo siguiente: “La manera en que está escrito ese texto no es para nada parecido. Al final tiene cierta similitud, pero no se parece para nada. Es un texto que está muy bien escrito, la felicito a ella por eso y no sé si habrá quedado finalista o habrá ganado”.
A propósito de la situación, la escritora colombiana Piedad Bonnett, quien además ha participado como jurado en un gran número de concursos literarios, reflexionó hace algunos años, en un artículo publicado por el portal PRODAVINCI, acerca de la presencia de plagio en este tipo de certámenes:
“(...) las cosas van más allá: me cuentan que el plagio es recurrente. O que hay fraudes. Yo misma encontré cuentos de niños de diez años escritos por un adulto. Un padre escribiéndole a un niño su cuento: ¡imagínense la lección de ética!”.
Infobae se comunicó con los tres jurados del premio y todos manifestaron su desconocimiento de la situación. Uno de ellos señaló que hasta no conocer la posición de la entidad, no se pronunciaría al respecto.
En conversaciones con la oficina de prensa de Comfama, accedimos a información de primera mano respecto a la aclaración de esta situación que tiene en la mira el trabajo creativo del joven Miguel Ángel López. Mediante comunicado nos informaron que el proceso de selección y revisión de los textos participantes obedece a una rigurosidad que les permite, previa fase final, comprobar si han sido escritos bajo los parámetros señalados en las condiciones para participar del certamen.
“Para corroborar que estos relatos son escritos por los participantes, desde Comfama contamos con un proceso técnico riguroso. En 2022, así como en las cuatro ediciones anteriores del concurso, realizamos una fase de prelectura en la que todos los relatos (10.052) fueron leídos por un equipo de nueve prelectores. A partir de ahí, se preseleccionaron 1.200 cuentos de las tres categorías (infantil, juvenil, adultos). Posteriormente, los tres jurados de este año: Juan Fernando Mosquera, Melba Escobar y Claudia Morales, leyeron la totalidad de los cuentos preseleccionados y seleccionaron, por unanimidad, los nueve cuentos ganadores y los noventa y un cuentos finalistas”, señala el comunicado.
Los cuentos que llegaron a esta instancia y se incluyeron en el libro resultante del certamen, pasaron por una fase de revisión en plataformas de plagio, como la que impulsa la fundación que apoya el premio. Al corroborar que no existía copia textual, parcial o total en ninguno de los textos, se procedió, apunta la entidad, a su edición y publicación.
“En el caso del cuento de Miguel Ángel López, ganador de la categoría Juvenil de 2022, se realizó el proceso descrito anteriormente. La terna de jurados seleccionó el relato como ganador y se verificó la originalidad. Consideramos que todos los cuentos seleccionados como finalistas reflejan aspectos de la ciudad y que cada uno apela al uso de distintos juegos y estrategias literarias”, finaliza el comunicado.
Lo realmente preocupante en este caso no es tanto que haya imitación en el texto de López, deliberada o no, sino el hecho de que un buen número de “intelectuales” salga a pronunciar de manera tan escandalosa la palabra “plagio”, con todo el cuidado y la gravedad que esta trae consigo, pidiendo, incluso, que se le retire el galardón al joven de 15 años.
Uno de los problemas más comunes es la ausencia de pedagogía alrededor de esta figura y, bien lo señala Jursich en su apunte, empleando medios brutales contra quienes incurren en ella, como si fuera el crimen más vil, no llevará a ninguna parte. Habiendo tantos casos preocupantes en certámenes mucho más consolidados y de mayor notoriedad, unos cuantos deciden emprenderla contra un chico que, seguro, ahora se está preguntando hasta qué punto lo que escribe es suyo, o ya le pertenece a otro.
Respaldando esto último, varios autores, tanto colombianos como residentes en el país, han salido a defender al joven, confirmando una vez más la estruendosa actitud de los verdugos, que prenden fuego donde ya no hay leña.
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