Luis Felipe “Yuyo” Noé: “La pintura me descansa de escribir y escribir me descansa de pintar”

El artista plástico argentino prepara su próximo libro, “Asumir el caos”, cercano a una idea que gobierna su obra pictórica desde hace décadas. A los 89 años dice: “En la medida de que me permiten un año más, nace un nuevo proyecto”.

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Cada año, "Yuyo" Noé expone nuevas pinturas. Ahora, además, prepara un libro. Fotos: Silvina Frydlewsky  /Ministerio de Cultura de la Nación
Cada año, "Yuyo" Noé expone nuevas pinturas. Ahora, además, prepara un libro. Fotos: Silvina Frydlewsky /Ministerio de Cultura de la Nación

Hasta este estudio, ubicado en el primer piso por escalera de su casa en Monserrat, sube todos los días el artista plástico, docente y crítico de arte Luis Felipe Noé. En parte porque está terminando de escribir y de corregir su próximo libro, Asumir el caos, y en parte porque a sus 89 años, es un ejercicio que lo mantiene activo. Vital.

Yuyo Noé, como le gusta que lo llamen, está sentado en un sillón de su estudio, lleva una camisa azul de lino y pantalón oscuro. Rodeado de sus libros y sus papeles, conversa. Está entusiasmado. Escribe y corrige su próximo libro. Lo hace a mano, luego una de sus colaboradoras, Lorena, lo pasa a computadora. “Lo prefiero así, en términos no muy elegantes soy un analfabeto tecnológico”, dice y se ríe. Además, le permite ser más minucioso en la corrección de un libro tan extenso.

-¿De dónde viene el deseo por escribir?

-A mí la escritura me acompaña desde siempre. Cuando nací mi padre tenía cuarenta años y ya había publicado dos antologías de poesía argentina. Era secretario de redacción de la revista Nosotros, que de 1910 a 1940 fue una de las revistas literarias más importantes. Dirigió muchas colecciones de libros en Editorial Estrada. No era escritor en el sentido de ser novelista, era crítico. Y me hablaba de arte y de pintura. Así que siempre estuve entre esos dos lenguajes, el lenguaje de lo visual y el lenguaje de las palabras. Pero siempre me fascinó más el lenguaje de imagen. El lenguaje de las palabras me hizo pensar la imagen y por eso alguna vez escribí “cuando pienso en el mundo pinto, cuando pienso en la pintura, escribo”, dice, evocando.

Desde pequeño Noé se rodeó del mundo del arte. Iba a las grandes exposiciones de la época y a las galerías de renombre como Van Riel en la calle Florida. Allí vio por primera vez a pintores como Fernando Fader, Césareo Bernaldo Quirós, Emilio Pettoruti, Xul Solar y toda la renovación de la pintura del siglo XX.

En esos recorridos por distintas muestras y galerías también conoció a los que luego serían sus amigos más cercanos: Rómulo Macció, Jorge De la Vega y Ernesto Deira. Juntos conformaron entre 1961 y 1965 el grupo de la Nueva Figuración. Experimentaron con la pintura, el dibujo y el collage. Después se separan y Noé publica en 1965 Antiestética, un libro que reúne reflexiones acerca del quehacer artístico, de la experiencia a partir del intercambio con sus pares y del caos como ruptura con los viejos conceptos.

"Antiestética", un libro de 1965.
"Antiestética", un libro de 1965.

Así adelantaba el propio Noé el sentido de su libro, a través del prólogo:

“Este es un libro sobre la pintura como quehacer artístico, en términos generales, y, en términos particulares, de lugar y tiempo y, por lo tanto, sobre sus proyecciones hacia el futuro. Por esto, en cierto modo, es una introducción a la pintura, pero no desde el punto de vista de la contemplación. Por eso mismo, tal vez, sirva a la contemplación. Le da una nueva dimensión que la contemplación, por sí misma, desconoce como desconoce todo aquello que se oculta detrás de la voluntad creadora y que canaliza a esta en diferentes manifestaciones.

Si la belleza era el antiguo altar de la estética, encontramos hoy erigida en su lugar a lo que antes se consideraba la esencia de la belleza, la unidad de la obra. Por conciencia de quehacer, y no por afán iconoclasta, es contra esta divinidad del arte que va dirigido este libro, porque su objetivo último es el caos como nuevo fundamento estructural”.

-Tu escritura funciona como una reflexión sobre la obra, sobre el hacer artístico, pero no es tan usual que los pintores escriban.

-No es común, pero tampoco es tan excepcional. Kenneth Kemble también escribía y muy bien, Ricardo Carpani, León Ferrari, cada uno en su línea. A mí me es natural, pero no soy el único.

-¿Por qué seguir escribiendo pudiendo dedicarte solo a la pintura?

-¿Sabés lo que pasa? Tengo 89 años. El año que viene voy a cumplir 90 y mi padre se murió tres meses antes de cumplir 90. Así que algo me dice: “Apurate, concentrate porque no hay tiempo”. Entonces estoy tratando de concentrarme porque además es un libro complejo. Se llama Asumir el caos y tiene un subtítulo: “Arte y vida”. ¿Y por qué arte y vida? La referencia mía es la experiencia artística y no quiero que lo confundan con el caos desde el punto de vista de la ciencia. Por otra parte, cuando yo publiqué mi primer libro, Antiestética, en el año 65 ya hablaba de asumir el caos, del caos como estructura. Pero en ese momento poco después se empezaron a escribir los primeros libros sobre la Teoría del Caos en la ciencia. Mi interés por caos no tiene nada que ver con la ciencia, sino que viene de mucho antes.

-¿Cuál es el sentido del caos?

-El caos asociado a la ruptura. Es una cosa que vivo desde chico. Por la edad que tengo, cuando era chico oía hablar de la Guerra Civil Española y de la Segunda Guerra Mundial. Ese contexto de violencia de guerra es mi entorno, mi entorno de conciencia es el caos. Y cuando empecé a pintar, pensé en pintar el campo a partir de la mancha, pero después a partir de buscar rupturas. Mi tema tanto para pensar como para pintar siempre fue el caos. Desorden y orden son conceptos estáticos. El caos sucede en el tiempo. El tiempo es el escenario del caos. Y ese es el tema que me interesa.

-¿Cómo surgió la idea del libro?

-En el año 2017 se hizo una muestra sobre mi obra en el Museo de Bellas Artes. Y el museo me editó un librito chiquito que era un objeto, El caos que constituimos. Porque claro, el caos está en nosotros, en los seres humanos que lo constituimos desde que existe. Y ese fue el boceto, la idea. En base a eso hice la primera parte del libro. La llamé “La palabra caos y aproximaciones para pensar el caos”. Y la segunda parte es sobre cómo el caos nos estructura. Son consideraciones conceptuales. Me meto en las teorías de lo cultural a partir del primer renacimiento. Después sobre la experiencia del romanticismo y particularmente ya me interesa seguirlo en lo que más domino, la experiencia de las artes visuales y la pintura.

En los sesenta, Noé, Macció, Deira y De la Vega conformaron el grupo artístico Nueva Figuración.
En los sesenta, Noé, Macció, Deira y De la Vega conformaron el grupo artístico Nueva Figuración.

-¿Aparece tu propia experiencia en el libro?

-Son conceptos teóricos, yo no existo, yo pienso, pero no existo. No está mi experiencia, tal vez muy, muy de paso, cuando es necesario. No es un libro de pintor, es un libro sobre la experiencia pictórica, pero no de Yuyo Noé. Llego hasta el momento actual y después tengo un epílogo que he dedicado particularmente a América Latina. Porque todo esto sucede en lo que se llama el mundo occidental y el mundo occidental es Europa o Estados Unidos. Y toda América Latina queda como corrida al costado. Ese es el libro que estoy haciendo y que por suerte cada vez está más gordito.

A lo largo de su extensa trayectoria, Yuyo Noé ha publicado varios libros como Códice Rompecabeza sobre Recontrapoder en Cajón Desastre, en 1974, Noescritos 1966-2006, y su más reciente, Mi viaje - cuaderno bitácora, dos libros voluminosos que reúnen su obra y su experiencia pictórica.

En el epílogo de Mi viaje - cuaderno bitácora Noé planteaba algunas reflexiones acerca de la implicancia artística en el campo del arte.

“El artista asume conscientemente algo que es inherente al ser humano: ser en la ficción. ¿Para qué? Para bautizar a las cosas dando otra imagen de ellas. Esto significa conceptuar de nuevo. Volver a concebir las cosas llenando los espacios vacíos en la relación entre ellas, y entre ellas y uno mismo. ¿Y por qué? Porque el hombre, desde el punto de vista sensorial, solo las conoce en su relación con ellas, sean éstas materiales o abstractas. El conocimiento científico es posible en la medida en la que el hombre puede llegar a una superación de toda subjetividad. Pero el artista, en el campo ficcional, solo sabe de la cosa (entendida por tal cualquier elemento referencial para su hacer) cuando la vuelve a través de la nueva denominación que él le da por el medio artístico del que se valga”.

En simultáneo a la escritura, y como cada año desde hace veinte, Noé expone en la galería Rubbers. La muestra actual, compuesta por doce obras monumentales, puede verse hasta el 9 de febrero y se titula Vida es una palabra abstracta.

-¿Cómo fue realizar las dos cosas al mismo tiempo?

-A veces un trabajo me descansa otro. La pintura me descansa de escribir. Y escribir me descansa de pintar. Por otra parte, me canso de manera distinta porque la pintura es un trabajo físico y me obliga a estar parado, sentado o agachado. Y escribir es más tranquilo, pero el mate se me cansa. Pero también quería hacer la exposición y en cuatro meses me concentré y la hice. Pero no a los apurones eh, no a los brochazos. Está muy laburada. Se me ha dado por integrar el dibujo con la pintura. La línea con el color, el juego de la línea y el color. Y se casan y se descasan, se entrecruzan. Realmente creo que es una de las mejores exposiciones que hecho en mi vida y lo digo sinceramente.

-De hecho, sos considerado uno de los pintores vivos más significativos del siglo XX.

-Eso lo dirán algunos. Pero muchos no opinan eso. Por otra parte, internacionalmente hay artistas mucho más jóvenes que yo, como Kuitca, que son más considerados y se expresan mucho más alto. Todo es relativo. Además es fácil serlo porque toda la gente de mi generación los más valiosos, han muerto. No es mérito haber sobrevivido. Lo único que me interesa en este momento, pero lo digo muy seriamente, lo único que me interesa es poder realizar obras que quiero realizar, nada más. Las felicitaciones, lo que opinan sobre mí y la trayectoria internacional, todo esto está en la nebulosa.

"Yuyo" Noé, uno de los grandes artistas plásticos de la Argentina.
"Yuyo" Noé, uno de los grandes artistas plásticos de la Argentina.

-¿Y cómo te definís?

-Sobreviviente. Sé que no estoy consagrado, aunque me lo digan. Consagrado: ¿qué quiere decir? Con que me respeten es suficiente. Y no todo el mundo me respeta. Pero para mí lo importante no es solamente que me respeten, sino que yo mismo me respete. El amor comienza por casa, hay que saber estimarse para saber estimar. Y si yo no sé estimarme seriamente, qué me importa que me estimen los otros Porque todo puede ser equívoco.

-¿Por eso los proyectos y la premura por seguir haciendo?

-Tal vez porque me corre el tiempo y además porque estoy lúcido. No le tengo ningún miedo a la muerte. Pero a la muerte en vida sí le tengo terror. A estar con Alzheimer. Tengo experiencias cercanas de quienes lo tuvieron y es muy doloroso. No quiero para nada eso. Entonces estoy exprimiéndome cuanto más pueda. Me la paso desafiándome a mí mismo.

Después, cuando esta entrevista, termine seguirá corrigiendo el libro porque le gustaría poder publicarlo el próximo año. Y tiene dos libros más rondando. Uno que viene escribiendo desde hace años sobre pintura, y otro sobre el lenguaje, una especie de diccionario en tono humorístico. Se llamaría Tomo la palabra y la defino. También está la propuesta de realizar una instalación artística bastante ambiciosa de la cual no cuenta mucho, pero quiere llevarla a cabo.

La capacidad de trabajo de Yuyo Noé, como un gesto de rebelión innato, resiste al paso del tiempo.

-¿Te queda mucho por realizar?

-Mirá, en la medida de que me permiten un año más, nace un nuevo proyecto.

Quién es Luis Felipe Noé

♦ Nació en 1933 en Buenos Aires, Argentina. Es artista plástico, crítico de arte, escritor y docente.

♦ En los sesenta, formó parte del grupo Nueva Figuración junto a Rómulo Macció, Jorge de la Vega y Ernesto Deira.

♦ Entre sus libros se cuentan Antiestética, A Oriente por Occidente y En terapia.

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