Con casi 44 años de edad, la escritora mexicana Gabriela Jáuregui escribe su primera novela, titulada “Feral”, un relato sobre feminismos y violencia de género, una tragedia griega trasladada a la convulsa realidad de México, protagonizada por cuatro amigas, que comienza el día cero, o el peor día, cuando Diana recibe una llamada en la que es notificada del asesinato de Eugenia, su amiga, su hermana.
La autora inicia con la presentación de la vida en común, ese espacio formado por las cuatro amigas y habitado por sus círculos extendidos de manera itinerante, Jáuregui logra transportar al lector a la explosión de la investigación de unas archivistas del futuro, al tiempo que presenta las cuatro historias: la de Diana y sus visiones proféticas o sintomáticas a manera de relámpagos del lenguaje; Saratoga, que puede extraer música con el toque más leve; Yunuén, quien mantiene la búsqueda constante por darle forma y coherencia a una realidad en permanente disolución, y Eugenia, quién terminó su viaje en Teotihuacán, donde trabajaba en una excavación arqueológica mientras se adentraba en una lucha comunitaria contra otro tipo de excavación letal, el extractivismo.
“En ese momento todos los libros que había sobre feminicidio en México eran de hombres o eran libros académicos, Bolaño con 2666 o en Argentina Selva Almada con su libro Chicas Muertas, pero hablaba de Argentina, es otro contexto, y yo pensaba que necesitamos estar escribiendo estas historias desde el punto de vista de las mujeres en México”, explicó Gabriela Jauregui en entrevista con Mural, sobre el origen de su novela.
Gabriela Jáuregui en “Feral” hace uso de unanarración diversa, entre las visiones, lo erótico y lo político, que implica esta comuna de cuatro mujeres que ponen un frente al fin del mundo, como lo conocen, al tiempo que rescatan sus conexiones ancestrales con el pasado y con las especies que habitan un futuro distópico. Un texto que nació hace ocho años entre las noticias de las primeras ideas y revueltas del nuevo feminismo, realidad que ha cambiado radicalmente a la autora y su escritura.
En su primera novela, Jáuregui plantea en su discurso narrativo cómo el lenguaje genera un espació de turbulencia y tensión entre el pasado de la lengua domesticada y abre la posibilidad feral y desaforada del futuro. “Feral” es un viaje entre los túneles del tiempo desde donde, según Jauregui, se construye el saber que explica las ruinas de nuestro presente, como lo hacen las archivistas de la novela.
Gabriela Jáuregui sabía que el libro no podía salir tan rápido y entonces se tomó el tiempo de escribirlo y editarlo de forma lenta y con paciencia, mientras ella misma iba cambiando como feminista y como creadora de historias. La autora ha declarado que “Feral” fue como una intuición que tuvo que llevarse su tiempo, en principio descartó hablar del tema desde la crónica o el ensayo.
“El feminicidio, creo que es un tema que nos debería obsesionar a todo el mundo. En lo que va del año, van más de 2,600 mujeres asesinadas. Empecé este libro hace 8 años y ya existía este fenómeno del feminicidio y no ha mejorado la situación. Yo sentía una urgencia de dar testimonio qué es lo que está pasando en esta sociedad y como madre de dos hijas; Me urge que empecemos a imaginar una salida de eso, que las mujeres puedan vivir libres de toda esta violencia. Y así es como comencé esta historia de estas cuatro amigas”, dijo la autora en entrevista con el periodista Lalo Limón.
A través de las historias de Diana, Saratoga, Yunuén y Eugenia, la autora explora el campo de la violencia de su época, y como todo lo que atraviesan le da a toda la obra la oportunidad de convertirse en un faro sanador para el lector. Es así como Jáuregui logra construir una historia lejana al pesimismo y el cinismo, pero con toda la intención transmitir la problemática del feminicidio desde la ficción como algo que politiza.
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