“Una gira por el sistema solar”: un astrónomo explica todo lo que siempre quisiste saber del espacio exterior
¿Podremos vivir en Marte? ¿Cuánto dura un día en Mercurio? ¿Venus es un infierno? ¿Júpiter nos protege de una lluvia de meteoritos o la provoca? ¿Plutón es un planeta o no? ¿Urano y Neptuno son helados gigantes? ¿Un asteroide puede destruir la Tierra en el corto plazo? ¿Hay vida en otros planetas? ¿Existen cuerpos no binarios en el espacio transneptuniano? ¿Por qué Saturno se parece a Beyoncé?
Los entusiastas del espacio exterior podrán encontrar las respuestas a estas y muchas más preguntas a lo largo de Una gira por el sistema solar, el nuevo libro del doctor en Astronomía argentino Patricio Zain, editado por Aguilar, en el que recorre la diversidad de mundos de nuestro sistema solar, con innumerables guiños a artistas contemporáneos como Lady Gaga, Taylor Swift y Judas Priest.
En clave pop, metalera y queer, el autor, que integra el Grupo Origen-Ciencias Planetarias del Instituto Astrofísico de La Plata, comparte en este libro las últimas novedades del conocimiento aportado por esa ciencia y las misiones espaciales de los últimos años acerca de los planetas, los asteroides, los cometas, los satélites y los transneptunianos, y explica por qué es importante saber qué hay más allá de la Tierra.
Zain, que impulsa al lector a no dejarse intimidar por la magnitud del proyecto y seguir sus pasos en los estudios astronómicos, escribe en el prólogo: “La Tierra no es una entidad aislada. Hay todo un universo y somos parte de él. Debemos conocerlo y entenderlo y para eso el primer paso es explorar el sistema solar. De eso se trata este libro”.
“Una gira por el sistema solar” (fragmento)
Hacia los nuevos horizontes del sistema solar
Más allá de las polémicas de Plutón, las discusiones sobre su enanismo y su higiene orbital, lo cierto es que hasta poco fue injustamente dejado de lado de las misiones espaciales. Como ya vimos, durante las décadas de los sesenta y ochenta se enviaron las primeras misiones espaciales exitosas a todos los planetas del sistema solar: Mariner 10 a Mercurio, Mariner 2 a Venus, Mariner 4 a Marte, Pioneer 10 a Júpiter, Pioneer 11 a Saturno y Voyager 2 a Urano y Neptuno.
Gracias a estas misiones, y todas las que les siguieron, logramos recolectar el conocimiento que tenemos acerca de la naturaleza física de estos planetas, sus superficies, atmósferas, interiores e historias evolutivas. Pero lo que más impacto tiene en la sociedad, lo que más emociones despierta, son las imágenes que las naves espaciales obtienen de los astros en cuestión.
No sabemos mucho de Urano y Neptuno, pero sabemos que son dos esferas de gas azulado. Júpiter es una belleza y podemos estar horas contemplando sus diversas franjas atmosféricas, vórtices y turbulencias. Ni hablar de los anillos de Saturno. Son las imágenes que realzaron nuestros libros de texto en la escuela, nuestros fondos de pantalla en computadoras y celulares, las que sirvieron de base para ilustrar incontables películas de ciencia ficción.
Si recolectamos la mejor foto obtenida de cada planeta del sistema solar, con el objetivo de hacer una foto familiar, durante décadas faltó uno. Sí, faltaba Plutón, del que solo se sabía que era lejano, excéntrico, rojizo y sumamente pequeño.
Recién en 2005 se logró lanzar una misión a Plutón, dieciséis años después de que la Voyager 2 alcance a Neptuno, y curiosamente antes de que suceda la redefinición de planeta. Se trata de la misión New Horizons, de la NASA. ¿Por qué se tardó tanto en enviar una misión al aún considerado planeta faltante del sistema solar? Los costos, por supuesto. Plutón está MUY lejos, a 40 UA del Sol. Tan lejos que a una sonda le puede tomar una década solo para llegar. Hay que sostener un proyecto de investigación y un equipo de trabajo durante un tiempo que excede las gestiones y presidencias que prefieren favorecer a misiones a corto plazo.
Hay tanto para explorar en el sistema solar que la gente a cargo de tomar decisiones por supuesto define sus prioridades. Cada misión sale un dineral, entonces es razonable que durante tanto tiempo se haya preferido invertir millones y millones de dólares en el envío de sondas a cuerpos más cercanos y fácilmente accesibles, como Marte o Júpiter.
La concepción de la misión New Horizons, la primera a Plutón, fue toda una tarea de rosca y militancia interna dentro de la NASA llevada a cabo por un señor llamado Alan Stern. El líder de la misión New Horizons. El rey de Plutón. La rosca está relatada con lujo de detalles en su libro Chasing New Horizons, que recomiendo profundamente.
La New Horizons llegó a Plutón el 4 de julio de 2015, tras una asistencia gravitatoria de Júpiter en 2007. Nueve años de viaje para atravesar el sistema solar. ¿Vos qué hiciste en esos nueve años? Entre 2006 y 2015 yo terminé el secundario y casi completé la licenciatura en Astronomía. En ese período Lady Gaga y Taylor Swift pasaron de ser unas yanquis completamente desconocidas a ser las reinas absolutas de este mundo.
Sobre el trayecto hay dos anécdotas para destacar que retratan las complicaciones que puede tener una misión espacial: la New Horizons casi no la cuenta.
Una vez que la misión fue lanzada, se planteó la inquietante hipótesis de que Plutón tuviera un sistema de anillos alrededor. En 2005 se descubrieron dos satélites pequeños de nombres Nix e Hydra, y en 2011 se descubrieron otros dos con el telescopio espacial Hubble, nombrados Styx y Kerberos. Esto fue una fuente de terror y pánico para Alan Stern y todo el equipo de investigación de la New Horizons.
Es altamente probable que Plutón tenga más satélites, y si algunos de ellos colisionaron entre sí en el pasado, podrían haber creado un sistema de anillos. Si Plutón tiene anillos, significa que tiene un disco de cuerpos muy pequeños que le orbitan alrededor. Por supuesto que esta predicción es científicamente hermosa e inspiradora, una auténtica belleza, pero la New Horizons pasaría por ahí a decenas de kilómetros por segundo. En esas condiciones, colisionar con algo tan pequeño como un grano de arroz podía ser catastrófico para la nave. Imaginate la desgracia y decepción que sería que a la nave la caguen a tiros antes de llegar, tras dirigirse durante diez años hacia los confines del sistema solar.
Como relata Alan Stern en su libro, se hicieron numerosos experimentos para ver si la New Horizons, tal como estaba construida, podía aguantar un impacto de estas características, y la conclusión fue que el peligro era real. ¡Ay, qué nervios! Entre las medidas de contingencia, se decidió que la sonda tomara unas mediciones y que estas fueran transmitidas a la Tierra antes del acercamiento, de forma tal que si se destruía hubiera algo para mostrar.
También se planeó que, desde los sesenta días previos al acercamiento, se utilizara una de las cámaras de la New Horizons para detectar cualquier nuevo satélite o indicio de anillo. Incluso, como último recurso, se consideró rotar la nave de manera que una de sus antenas apuntara en la dirección de su movimiento, para que actuara como escudo.
El problema era que eso afectaría considerablemente la calidad de las mediciones, pero era mejor que nada. Afortunadamente, las cámaras de la New Horizons no detectaron ningún peligro previo al acercamiento, así que se decidió que siguiera su curso de modo normal.
La anécdota más increíble es que se perdió comunicación con la nave diez días antes del acercamiento a Plutón. Vos imaginate el horror y la desesperación en los rostros de Alan Stern y su equipo de trabajo. Años planificando, diseñando, construyendo la misión, casi diez años de viaje, para que la nave se rompa diez días antes. ¿O se habría estrellado finalmente con una roca transneptuniana? ¿Hubo alguna falla eléctrica? Teníamos una nave metálica viajando a una velocidad altísima en los confines del sistema solar, y si para el momento del acercamiento no se restablecía la conexión, no había retorno. Una década de viaje para nada.
Finalmente, la conexión volvió. Resulta que se sobrecargó la computadora interna de la nave al recibir el último paquete de actualizaciones desde la Tierra, que contenía las instrucciones para las tareas que debía desempeñar la nave. Entonces, la computadora entró en modo seguro y se reinició. Una situación que podría pasarle a cualquiera con su computadora, PERO EN PLUTÓN. SÍ. SE COLGÓ LA COMPUTADORA DE LA NEW HORIZONS. DIEZ DÍAS ANTES DE LLEGAR A PLUTÓN. Por suerte se volvió a encender la computadora de la nave, se reconfiguró todo y se la dejó a punto para cumplir su objetivo. ¡Ay, por favor, qué estresante!
Finalmente, el acercamiento a Plutón tuvo lugar el 4 de julio de 2015, cuando toda la humanidad tuvo acceso a las primeras imágenes. El día en que por fin se completó el álbum familiar del sistema solar, una tarea pendiente desde la primera imagen de Neptuno en 1989. Yo recuerdo muy bien esa mañana en la que me desperté y lo primero que hice fue agarrar el celular para buscar la imagen, y ahí vi por primera vez a Plutón. Me impactó.
Recuerdo haber pasado largo rato acostado en la cama, sin poder creer lo que estaba viendo. Es hermoso, perfecto y lo sigo sosteniendo. Plutón es mi cuerpo favorito de todo el sistema solar desde entonces. Miralo: TIENE UN CORAZÓN. ¿QUÉ OTRO CUERPO EN EL SISTEMA SOLAR POSEE UN CORAZÓN? NINGUNO.
Quién es Patricio Zain
♦ Nació en Buenos Aires, Argentina en 1987.
♦ Es doctor en Astronomía y docente en la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas, de la Universidad Nacional de La Plata.
♦ Es becario posdoctoral del Conicet e integra el Grupo Origen-Ciencias Planetarias, del Instituto Astrofísico de La Plata, donde investiga la evolución colisional y dinámica de los asteroides y los cuerpos menores del sistema solar.
♦ Tiene una gran trayectoria en la divulgación y la popularización de la astronomía por redes sociales, medios y en conferencias públicas para distintas instituciones y organismos.
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