El 2022 cerró con muy buena actividad para las editoriales independientes en Colombia. Durante los últimos meses del año se realizaron distintos encuentros que congregaron el trabajo de diversos sellos y permitieron trazar un panorama de cuántos son los editores que le apuestan a ideas distintas y novedosas, que trabajan desde lo bajo, apuntándole a lo más alto.
En lo particular, me impresionó mucho ver la gran cantidad de gente que se encuentra trabajando en esto desde distintas partes del país. Obviamente, Bogotá se encuentra a la cabeza, pero ciudades como Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena no se quedan atrás. Desde pueblos del interior también surgen editoriales y eso es significativo, ya que descentraliza la tradición.
Este año me he fijado en muchas, pero hay tres a las que les he seguido la pista con bastante atención y son las mismas tres que recomiendo para observar de cerca en el 2023. Una de ellas lleva ya un tiempo trabajando y su catálogo da cuenta de ello; las otras dos vienen desde abajo, una muy joven y la otra con un poco más de recorrido. En últimas, las tres tienen una proyección bastante interesante en los campos de la narrativa y la poesía, además de los libros ilustrados.
CAJÓN DE SASTRE
Se presentan como una plataforma editorial de carácter interdisciplinario e independiente a cargo de Catalina Vargas Tovar. Cada proyecto reúne creadores de diferentes disciplinas para explorar las correspondencias y sincronías del texto literario con otras formas de la creación.
Como editorial se han propuesto divulgar las narrativas contemporáneas y se inscriben en una cultura editorial investigativa que apela a la actualización de referentes culturales, así como a la activación de diferentes formas de producción editorial para aportar a una comprensión material del lenguaje.
Entre sus títulos más destacados se encuentran “Camas gemelas”, de Paola Caballero Daza, que quedó entre los aspirantes al Premio Nacional de Novela del Ministerio de Cultura; “Papel de pared amarillo”, de Charlotte Perkins Gilman; y “Aureola”, de Carole Maso.
SINCRONÍA CASA EDITORIAL
Hace unos años, Rocío Cely inició esta editorial dedicada a publicar autoras latinoamericanas que escriban poesía. Cada libro es ilustrado y está elaborado en papel ecológico hecho a partir de la pulpa de caña de azúcar. Aunque son pocos los títulos que el sello ha publicado, van cuesta arriba con el trabajo dedicado que hacen.
Entre los poemarios más bellos que han concebido resaltan “Tierra en fuego”, de Lucía Parias; “La ilusión de la larga noche”, de Inés Kreplak; y “El nombre de antes”, de Maruja Vieira, en coedición con el Ministerio de Cultura para la Biblioteca de Escritoras Colombianas.
EDITORIAL ZAINO
Dirigida por Carlos Ospina y Juan José Ferro, inician sus actividades en 2021, y tras ganar un estímulo de Idartes, gestaron sus dos primeros libros. Con tan poco tiempo encima, han logrado ganar terreno entre los lectores, por novedosa propuesta en lo gráfico y el tratamiento de contenidos. Se definen a sí mismos como una editorial de escritores para escritores.
“Zaíno se propone dar a conocer autores y autoras jóvenes de Latinoamérica. Zaíno con voces nuevas, tonos frescos, ritmos raros. Zaíno necesita de su resistencia, de su incomodidad, de su desvergüenza, de su ingenio y de su juego. Zaíno desea la literatura que haga sentir, que invite a pensar, pero que sobre todo confunda. Es, quizás, una forma de buscar la libertad. Zaíno escrita en presente. Con tilde icónica. Zaíno busca la expresión en el lenguaje como centro. Zaíno le deja la responsabilidad de explicarse a sus libros; narradores del problema. Porque una línea editorial no puede, por específica que sea, anteceder a la literatura. La historia es mejor mostrarla que contarla. Zaíno también es un caballo marrón. O su luz difícil reflejada en el papel”.
Entre sus títulos más destacados se encuentran “Un cielo de juguete”, de Sofía Carrère; “El ciempies bicéfalo”, de Carlos Ferráez; y “Tubo a tórax”, de Juan Camilo Morales.
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