Es bailarina, atleta, actriz y jurista. Parece querer responder a la pregunta sobre cómo se vive y se da el racismo en la Francia de hoy y ha elegido ponerse de pie, increpar a sus contemporáneos. En el manifiesto encontró la forma para reflexionar acerca de la lucha antirracista en su país, y en la escritura las maneras para decir lo indecible.
Mujer europea y africana a la vez, binacional, francesa y gambiana, judía con orígenes cristianos y musulmanes, animista antes de la islamización de África occidental, blanca y negra, así se define Rachel Khan en “De Raza”, el libro con el que muestra todas sus cartas y hace manifiestas sus luchas. “¿Qué es ser negro?”, se pregunta. “¿Un negro de ciudad es lo mismo que un negro de campo?”. La respuesta parece residir en el concepto del esclavismo.
En 152 páginas, la autora trae a cuento la lucha afro, su lucha, presente y ferviente en muchas partes del mundo, y explica que la palabra ‘raza’, desde el inicio, ha implicado la negación de las discriminaciones y, con el tiempo, la consagración de un ‘racismo de Estado’. Quienes gobiernan mal se escudan en la palabra para designar todo aquello que se sale de sus manos. Aunque no haya razas, sigue existiendo el racismo.
“Se trata de definirse por el color de una piel que, en la historia, ha sufrido el racismo. Este nuevo casillero permite indignarse cómodamente de las injusticias que uno podría sufrir. Es algo bastante cómodo. Esta palabra encierra la posibilidad (¿la libertad?) de ser o de sentirse discriminado. Apoyándose en hechos de otra época o de otro lugar, los razados se coronan héroes de una guerra librada por otros”.
Es en el uso de la lengua donde la autora encuentra la consistencia suficiente, la materialidad del racismo en Francia. Cuanto más pobre es el lenguaje, reflexiona, menos pensamiento crítico es posible, lo que da paso a las incomprensiones y ellas, a su vez, al odio. Pero la historia y sus designios también tienen que ver, cuando “(...) la extrema derecha [ha dividido] la historia [del país] poniendo de un lado a los reyes y las reinas y, del otro, la esclavitud y la colonización.
“Estamos sumergidos en el sentido único de las ideas sin matices, en un pensamiento con una sola dirección, en el sinsentido de imágenes listas para usar y de posicionamientos desorientados que hablan de la pérdida de referencias, a pesar de los gps incorporados a los teléfonos inteligentes que sostenemos en nuestras manos”.
“De raza” es un ensayo de lectura amena, al formato clásico, con apuntes que dotan de liviandad el recorrido y terminan haciendo que algunos pasajes, por absurdos, parezcan jocosos. El acierto de su autora reside en retratar las luchas de las minorías y ridiculizar, en igual medida, sus débiles esfuerzos por conseguir el reconocimiento, aun cuando las formas no son siempre las correctas. Lo interesante también está en la manera como Khan consigue decentralizar el discurso, el problema. Lo saca de Estados Unidos para situarlo en Francia y así mostrar que no solo Hollywood es yacimiento de ultrajes, también el país de la democracia.
Rachel Khan trabaja sobre los derechos fundamentales y el principio de no discriminación. Actriz en el cine, en la televisión y en el teatro, participó en Los monólogos de la vagina, en 2017, en Aviñón. Publicó Les grandes et les petites choses en la editorial Anne Carrière, y participó en la obra Noire n’est pas mon métier, publicada por Éditions de Seuil en 2018, que dio lugar a diversas marchas en Cannes, que reclamaban un cine abierto y no discriminatorio. En 2020, fue nombrada Co-Directora de La Place, el centro cultural Hip Hop en la ciudad de París. De raza es su primer libro traducido al castellano. Fue publicado en Francia el 10 de marzo de 2021 por Éditions de l’Observatoire y recibió el Premio al Libro Político de 2021.
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