De ser un hombre gris a protagonizar el juicio más importante de la Argentina: claves del despegue meteórico del fiscal Strassera

El periodista y escritor Matías Bauso investigó la vida del funcionario judicial que acusó a los comandantes de la última dictadura y que acaba de ser interpretado por Ricardo Darín en “Argentina, 1985″.

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Strassera en su rol más protagónico: fiscal del Juicio a las Juntas.
Strassera en su rol más protagónico: fiscal del Juicio a las Juntas.

En el espacio “Cómo lo escribí” de Infobae Leamos autores y autoras cuentan el detrás de escena de los libros que acaban de publicar. Por qué eligieron los temas o historias que terminaron en sus páginas, cómo organizaron su trabajo, qué revelaciones aparecieron en el proceso de escritura, qué sensaciones hubo a medida que ese proceso ocurría o qué objetivo se propusieron.

Esta vez, quien cuenta en primera persona su experiencia de escritura es el escritor y periodista argentino Matías Bauso, que acaba de publicar el libro El fiscal a través del sello Planeta. Ese fiscal que ocupa el centro de la obra de Bauso es nada menos que Julio César Strassera, a quien define como el “arquetipo de la profesión” y que fue una figura central en el Juicio a las Juntas que condenó a los comandantes de la última dictadura.

Desde narrar cuáles eran las características personales de Strassera que le permitieron, sin haberse destacado antes, estar a la altura de las circunstancias que se le plantearon hasta tratar de construir el clima y el sentido común de una época, el escritor y periodista da cuenta de una figura central que acaba de ser revisitada en la popular película Argentina, 1985.

Además, el autor intentó seguir el derrotero del fiscal más allá de sus años más conocidos, prestando atención especialmente a los años del kirchnerismo, en los que Strassera fue desterrado del panteón de la lucha por los derechos humanos. De todo eso intentó ocuparse Bauso, con las dificultades de intentar abarcar nada menos que una vida ajena, y muy conciente de ello.

Cómo escribí “El fiscal”

Una mañana de hace casi dos años, tomaba un café con Marcelo Panozzo, mi editor. Yo todavía trabajaba en Argentina Bizarra, mi libro anterior. En un momento le comenté que al terminarlo quería encarar una biografía. Me interesaba sumergirme en una vida, tratar de entender una vida. Marcelo me contó que en Planeta estaban pensando en algún libro para fines del 2022 que tratara sobre el Juicio a las Juntas y que sería interesante hacer foco en el fiscal Julio César Strassera.

Me resultaba un personaje atractivo para indagar. En ese momento me intrigaba una cuestión: cómo este hombre que había pasado desapercibido, que no se había destacado hasta el momento, estuvo a la altura (estratosférica) de las circunstancias en el momento adecuado. Cómo este hombre visceral de casi 53 años aguantó esa carga de trabajo, las presiones y la exposición pública. Cómo hizo para dar la talla, para hacer lo que nunca se había hecho antes (en ningún lado).

Pero ¿cómo seguirle los pasos a alguien que (casi) no se conoció? ¿Fue así cómo lo describo? ¿Están recordando con precisión mis fuentes? La memoria está surcada por el presente, por las ausencias, por el propio recorrido, por todo lo que pasó a esa persona que rememora después del último encuentro con mi personaje.

El libro se convirtió en un perfil, en un merodeo biográfico. La biografía tradicional, integral, quedó atrás, abandoné rápido esa idea. Un módico fracaso. Pero me interesaba más partir de Strassera para contar épocas y cómo la manera de ver esos hechos históricos y la conversación pública -no sólo sobre ellos, sino en general- se fue transformando (deformando) en Argentina.

Mientras investigaba y tomaba apuntes y hablaba con testigos y recorría hemerotecas y compraba colecciones de revistas de esos años y revisaba transcripciones de sesiones legislativas y subrayaba las declaraciones de los testigos en el Juicio, mientras hacía todo eso, empezaron a surgir preguntas, trabas y tuve que enfrentarme a dilemas para reconstruir la historia de Strassera.

Esas dudas, esos cuestionamientos a mis propias convicciones sobre la manera de investigar y de contar el pasado reciente, los empecé a anotar en mis libretas. Así en medio de la información, de la transcripción de una cita, de una fecha o de un posible párrafo para el texto final, habitaban en mis apuntes unas entradas de diario, algo deformes, sobre la escritura del libro.

Darín interpreta a Strassera. Lo acompaña Peter Lanzani en el papel de Luis Moreno Ocampo, fiscal adjunto del Juicio.
Darín interpreta a Strassera. Lo acompaña Peter Lanzani en el papel de Luis Moreno Ocampo, fiscal adjunto del Juicio.

Me di cuenta de que esas anotaciones dispersas podían conformar un diario de escritura, una bitácora de los problemas que iba enfrentando para reconstruir la historia que deseaba contar. En seis capítulos que están dispersos a lo largo del texto (y que marcan de manera solapada el fin de posibles bloques del libro) consigno la historia de la investigación y me pregunto sobre la naturaleza y características de la biografía como género.

Milan Kundera alguna vez escribió: “Los biógrafos no conocen la vida sexual de su esposa, pero creen conocer la de Stendhal o Faulkner”. Esa imposibilidad de asir una vida es lo que hizo que me inclinara por lo fragmentario. Que eligiera contar a Strassera a través de grandes escenas, mostrarlo en acción. Una suma de viñetas que completen su historia, pública y personal. A veces pretendemos contar cómo era alguien sólo a través de su actuación pública, pero no sabemos qué comía, cuáles eran sus gustos, sus pasiones, qué cosas lo enojaban, a qué se dedicaba en su tiempo libre.

El Fiscal intenta contar más que la vida de Strassera. Se centra, casi con naturalidad, en el Juicio a las Juntas, su gran obra. Los antecedentes, las medidas de Alfonsín, la Conadep, cómo conformó el equipo de jóvenes que colaboró con él, la estrategia jurídica, sus enfrentamientos, la sentencia y varios episodios. El alegato tiene también su apartado: es una de las grandes piezas oratorias (aunque fue leído) de la historia moderna argentina.

También se puede hablar del protagonista haciendo foco en personajes secundarios. En este caso están Carlos Somigliana, su hijo Julián, Magdalena (que sirve como ejemplo porque recibió un trato similar en los últimos años y en el momento de su muerte), los ex comandantes, y el defensor Orgeira, el gran villano de esos días, el que intentó instalarse como el oponente del fiscal dentro de la sala de audiencias: un personaje estentóreo con una gran vocación por hacerse notar que parecía moldeado por un guionista de comic.

Para entender la magnitud de lo realizado y la significación real del Juicio hay que comprender la época. Meterse en ese tiempo relativamente cercano, que simula ser parecido al actual, pero que fue tan diferente. Entender ese tiempo, ver los peligros que acechaban, cuál era la relación de fuerzas, cómo fueron las amenazas que recibían (y su verosimilitud). El desafío es reponerle al lector el sentido común de ese tiempo.

Matías Bauso es periodista, escritor y abogado. (Adrián Escandar)
Matías Bauso es periodista, escritor y abogado. (Adrián Escandar)

Strassera y su figura cayeron en la grieta. Para muchos, en los últimos años de su vida, perdió ese aura de invulnerabilidad que lo rodeaba. Sus opiniones, siempre contundentes, contra los gobiernos kirchneristas hicieron que muchos dejaran de verlo como un paladín de los derechos humanos. Las adscripciones políticas determinaron un reacomodamiento de fidelidades y amores. Y también una reescritura de los relatos sobre el pasado reciente y sus protagonistas.

Esos cambios, esos vaivenes, me interesaron especialmente. Tenía que intentar comprender qué había sucedido en nuestra sociedad durante esta última década y media para que se produjeran esas transformaciones. Y tenía que detectar cómo era que esos cambios habían ocurrido, cuáles habían sido sus puntos de quiebre.

De pronto, Strassera dejó de ser el hombre que acusó a los comandantes de las Juntas militares, el que logró una condena de reclusión perpetua para Videla y Massera, y se transformó en un personero del Proceso. Hubo quienes pretendieron acusarlo de delitos de lesa humanidad ¿Qué había de real en esas acusaciones? Ahí, en ese terreno ingrato y pantanoso, también había que adentrarse.

Strassera fue ese hombre que a fuerza de preguntas incisivas y de responder planteos falaces y sofismas varios en cientos de entrevistas, logró que la sociedad pasara de dudar del Juicio a que tuviera más de un ochenta por ciento de aceptación semanas antes de la sentencia. Fue el que lideró la acción institucional, la respuesta del Estado, a lo que había ocurrido en el Proceso, con el Terrorismo de Estado. Pero si uno lee la entrada que le dedica Wikipedia se va a llevar una sorpresa (desagradable). La grieta también se metió con su legado.

La película Argentina, 1985 y Darín fijarán en el inconsciente colectivo casi para siempre una imagen del fiscal: Strassera será de acá en adelante Ricardo Darín, tendrá su cara, su simpatía, esa gestualidad hierática y al mismo tiempo humana que el actor le da a todos sus personajes. Y no está nada mal que así sea. Pero Strassera tenía muchas más dimensiones de las que una película puede mostrar. Un solo ejemplo: el que vio Argentina, 1985 sabe que le decían El Loco, pero nunca lo vemos actuar como tal, no sabemos si ese apelativo hacía justicia o no con su personalidad. En el libro intenté acercarme a una respuesta.

Entonces, El Fiscal intenta ser perfil biográfico, crónica del Juicio y de aquellos aspectos que no fueron tan transitados, registro de una época bastante cercana pero diferente a la actual –no tan serena ni unánime como la recordamos-, indagación sobre el ejercicio de reconstruir una vida, de contar una trayectoria, y una mirada sobre el modo en que cambió la concepción sobre algunas personas, casi olvidando su pasado, según de qué lado de las divisiones políticas coyunturales quedaron.

Los comandantes de la dictadura militar entran a la sala de audiencias en la que fueron juzgados. Foto NA: Eduardo Longoni
Los comandantes de la dictadura militar entran a la sala de audiencias en la que fueron juzgados. Foto NA: Eduardo Longoni

Julio César Strassera fue el que pronunció ese alegato justo y conmovedor, el que lideró la acusación que consiguió la condena a los comandantes, el que renunció a un cargo en Ginebra y a un sueldo de 10.000 dólares mensuales tras los indultos, el que nunca ocupó un cargo político, el que no usufructuó su fama y prestigio posterior, el que se opuso visceralmente al kirchnerismo, el que fue calificado como “impresentable” por Aníbal Fernández en 2010, el que se rió –aunque con un enojo ostensible- cuando en su última aparición pública Camilo García lo trató de “viejo gagá” en Intratables.

Julio César Strassera fue el Fiscal (sigue siendo el arquetipo de la profesión), una prueba de la dificultad biográfica, y fue, también, la cara más representativa del Juicio, de una época y, por qué no, de las últimas décadas de incomprensión e intolerancia.

“El fiscal” (fragmento)

El personaje se fragua en silencio. Sin saber si tendría la gran oportunidad. O, peor aún, resignado ya a la grisura, a no tenerla jamás. Pero cada una de sus características personales fueron puestas en acción en el momento, en apariencia tardío, pero oportuno. El momento le llegó cuando estaba por cumplir cincuenta y tres años. El desafío era descomunal. Y estuvo a la altura, dio la talla.

Ese hombre que había desarrollado sus labores sin sobresalir demasiado se enfrenta con una tarea gigantesca que exige temple, conocimiento de su disciplina, habilidades de comunicación para ir convenciendo a la sociedad, desenvoltura en una experiencia inédita como un juicio oral y varias cualidades más que demostró poseer.

¿Cómo y cuándo se convierte Strassera en Strassera? Es bastante fácil de determinar en este caso. Acá la pregunta es diferente. ¿En qué momento Strassera adquirió las cualidades, las condiciones para estar preparado en el gran momento de su vida?

Hasta el Juicio había actuado como tantos otros, durante el Juicio lo hizo como nadie.

Strassera es un personaje no demasiado explorado. Especulo sobre los posibles motivos. Su falta de estridencia personal. Después de su gran momento de gloria no se subió a la plataforma para que esculpan la estatua ecuestre. Siguió su vida.

Acertó y se equivocó. Opinó de todos los asuntos jurídicos sobre los que le preguntaron y nunca acomodó su opinión a la coyuntura o a lo que querían escuchar los que tenían la posibilidad de levantar monumentos. La nueva épica de los derechos humanos forjada por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner implicó también que lo que había ocurrido antes perdiera preponderancia. Como si la película se hubiese pixelado. Los primeros años de la democracia, con un clima muy diferente al del nuevo milenio, se dejaron de valorar adecuadamente. Y el fiscal fue una de las principales figuras.

Quién es Matías Bauso

♦ Nació en Buenos Aires en 1971. Es escritor, abogado y periodista. Actualmente publica sus artículos en Infobae.

♦ Es autor de los libros Una épica de los últimos instantes; El deporte en el cine: grandes partidos, jugadores y atletas de la pantalla; 78: historia oral mundial; y Racing. Una pasión explicable.

♦ Llevó adelante investigaciones históricas sobre personajes populares como Aníbal Troilo, Florencio Parravicini y Ángel Firpo, entre otros.

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