Los libros son, entre otras miles de cosas, una de las formas más practicas (y económicas) de viajar. Además de un lejano lugar físico al que nunca fuimos, la literatura sirve para acercar al lector al universo de un autor, sus pensamientos, su forma de ver el mundo.
Pero, al menos en Latinoamérica, al revisar los estantes de las librerías o los catálogos virtuales de libros electrónicos es difícil encontrar autores extranjeros que no sean de Estados Unidos o de la Europa Occidental. Es por eso que Chongos, de una de las nuevas promesas de la poesía nigeriana, amplía el abanico de lugares a los que, gracias a un libro, lectores y lectoras podrán viajar desde la comodidad de sus casas.
Editado por el colectivo Como un lugar y por primera vez en español, este poemario de Logan February, artista que nació en Nigeria en 1999 y que se autopercibe como “no binarie”, es una puerta de entrada a una parte del mundo que, desde este otro extremo, suele parecer ajena.
“En las voces de February conviven, con la aparente armonía de un coro bien afinado, una conciencia rigurosa e introspectiva de la propia corporalidad (y de cómo habitarla más allá de los márgenes establecidos), con el examen de los mecanismos del deseo: ese vaivén entre urgencia y saciedad”, escribe la poeta argentina Mariana Spada en el ensayo que abre el libro.
La experiencia que February plasma en Chongos no carece de singularidad, más si se tiene en cuenta el alto contenido homoerótico de su obra el en represivo contexto de Nigeria, donde la homosexualidad es ilegal y puede ser penada con más de 14 años de cárcel y, en la zona norte del país, latigazos para los solteros y pena de muerte para los casados.
“Soy el tipo de hombre que es una pluma. / El tipo de hombre que quiere ser / el tipo de mujer que engendra hijos / que parecen pájaros / cuando lloran”, escribe en el poema “Bebé nacido muerto, Yemanyá”, que puede leerse, junto a otros, a continuación.
Para quienes decidan embarcarse en esta aventura transatlántica, Spada advierte en su ensayo: “Quien se acerque a la obra de February por primera vez descubrirá de inmediato que no abunda en ejercicios de reposada contemplación. Estos poemas transitan los picos y hondonadas de la salud mental con el mismo estilo, entre visceral y sardónico, con que exploran el duelo, la culpa y el desamor”.
Así empieza “Chongos”
“Hasta los pájaros”
Soy de un país caliente con magia
entretejida en las costuras. En diciembre,
el polvo del Sahara envuelve todo.
Parece una desintegración que nos ganamos. Tengo
plumas azules en las palmas de las manos &
en el sacro & sueño
demasiado con nieve. Hacer un ángel de nieve es tallar
algo divino con huesos paganos.
El diciembre de mis costillas empieza
con el polvo que se filtra y se asienta. Después el frío
rellena las grietas
con una soledad que huele a papel viejo &
moho dulzón. Me cae nieve en las costillas &
aún así anhelo el invierno. Debe haber momentos
en que hasta los pájaros quieren ser pájaros.
“Bebé nacido muerto, Yemanyá”
En yoruba no existe traducción
de desparejo ni palabra para decir membrana.
La piel se traduce en carne se traduce en cuerpo.
Las personas están atadas y por eso pesan más.
Soy el tipo de hombre que es una pluma.
Me derramo y me despego.
El todo hace las partes. Las partes no hacen el todo.
Al todo le falta algo.
El tipo de hombre que quiere ser
el tipo de mujer que engendra hijos
que parecen pájaros
cuando lloran.
Hay una palabra que significa renacer
pero tiene la connotación de la secuela
de una muerte pegajosa. Un cuerpo está atado
y por eso se hunde cuando se ahoga.
No estoy seguro de tener suficientes nombres
para ser algo distinto de lo que soy.
“La perversión”
puede ser mala o buena; debe dirigirse
a otra parte, siempre apuntar a otra parte;
al sexo enrojecido de la crueldad; aplastar
el ojo delicadísimo de la orquídea, una bota
de cuero reluciente; el brillo duro como de agujas
bajo la foto de un hombre; tomada en negativo.
“Culpa”
Qué miedo un agujero en la valla:
quién sabe qué se puede colar
viboreando en tu vida y dejarte
paralizado, con todo lo que hay
que correr. El Corolla azul se mete
en un túnel y sentís el cosquilleo
del terror de estar vivo, lo que puede
pasar después. En la oscuridad momentánea,
sentís que te apoyan algo frío.
La implacable serpiente te regala
una manzana dulce, la más dulce.
“Lolito”
El Lolito tiene un andar medio de Santa Rita, medio de súcubo. Su rojo no es del todo suyo. Ni siquiera es tan joven, solo hermoso como son hermosos los duraznos. Es infantil por dentro. El Lolito leyó un poema de Sylvia Plath: ahora come hombres como aire. Salvo que le paguen la comida. Quiere vino rosado y arroz chino. Esta noche, en un cuarto oscuro, el padre de alguien le desata el nudo. El Lolito sabe bien lo que es esconderse & lo que es el miedo. Un país entero le va a prender fuego para sacarle el tabú, lo odia por lo que se lo conoce. Por ejemplo, por homoerótico. Por ejemplo, por comer vidrio.
“Izquierda”
El amor no quiere esta boca,
estas fauces abiertas, desdentadas.
Mi padre se murió & yo me volví nadie.
En yoruba, tu padre es tu nombre.
El amor rechaza este cuerpo,
que no es del hijo de nadie.
Mi mano izquierda sabe abrirse
cuando necesito encontrar mi sangre.
No se debe hacer regalos con la mano izquierda.
Agarro al chico que quiero querer en mi mano izquierda.
El amor es mi mano izquierda que cierra el puño.
El amor es la mano que no es de nadie.
Quién es Logan February
♦ Nació en Onitsha, Nigeria en 1999.
♦ Es poeta, artista y se autopercibe como “no binarie”.
♦ Escribió libros como Chongos e In The Nude (Al desnudo)
♦ En el 2020 recibió el premio Future Awards Africa de literatura.
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