Hace un año, habiéndose cumplido seis desde su partida, se conmemoraba el centenario de Aurora Venturini, la escritora argentina que supo cultivar una de las obras más interesantes de la literatura latinoamericana del siglo XX.
Su consagración llegó con “Las primas”, la novela que le mereció en 2007 el Premio de Nueva Novela de Página/12, y desde que comenzó su carrera literaria, en 1942, publicó cerca de cuarenta títulos, entre libros de poesía, cuentos, novelas, y otros de género inclasificable.
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La suya es una prosa que ha sido definida como espesa, abrumadora y compulsiva. Según la también escritora argentina, Mariana Enríquez, “deforme y lúdica”. Una obra “completamente marginal respecto de lo que se supone que es o debe ser la literatura”, dijo en su momento la autora Liliana Viola, más cerca del error que de la sofisticación.
Probablemente, Venturini sea una de las autoras que mejor capturó la esencia de la ciudad de La Plata en su literatura. En casi todas sus obras, sus personajes viven allí. Suelen estar basados en personas reales, o partes de ella misma, y suelen aparecer una y otra vez, libro tras libro.
En 2022 son 101 años los que se cumplen de su natalicio, y a propósito de ello, aprovechando también que su obra está siendo reeditada, traemos a cuento tres de sus libros:
CUENTOS SECRETOS
Los relatos reunidos en Cuentos secretos abarcan gran parte de la historia literaria y personal de una autora incomparable. Entornos familiares enfermos y disfuncionales; personajes feroces y monstruosos; historias de soledad y sufrimiento; sexo y erotismo se condensan en estas ficciones. Con una voz disonante e incisiva, Aurora Venturini incorpora cultismos, anacronismos y jerga popular y se inventa un idioma propio y sin reglas como solo ella supo hacerlo. Sagaces, y con un desbordante sentido del humor, estos relatos secretos están inspirados en la memoria y en las extraordinarias atmósferas que Venturini crea e ilumina con maestría para contar tanto lo banal como lo trágico.
Fuente: Planeta de Libros Co.
LAS AMIGAS
La joven pintora Yuna Riglos, protagonista de “Las primas”, regresa en una mujer de casi ochenta años que se regodea en las reminiscencias de un pasado exitoso y en una soledad interrumpida por desencuentros que califica como amistad. Son las “amigas”, que llaman a la puerta de su departamento en La Plata, y Yuna comparte con ellas lo que tiene y lo que le falta. Pero será difícil encontrar sentimientos de amistad en esta coreografía de mujeres solitarias movilizadas por la búsqueda de un poco de cariño. “Novela a contrapelo de las buenas intenciones: ni la vejez ni la sororidad son escenarios sencillos de habitar”, escribe Liliana Viola en el prólogo a esta edición. Sin embargo, Aurora Venturini, fiel a su estilo, logra una vez más tensar las líneas entre la ficción y el delirio, y atesora la vejez de una Yuna extravagante, egoísta y fuera de toda convención.
Fuente: Planeta de Libros Co.
LOS RIELES
“¡No estoy muerta!”, grita Aurora Venturini en “Los rieles”, su última novela, que escribió a los noventa años luego de sufrir un accidente doméstico y de permanecer varios meses internada en un hospital. Es el relato de una mujer “ya en el límite de todas las edades” que camina anestesiada entre la vida y la muerte, y que con las palabras como armas principales se enfrenta a monsieur Le Diable hasta ganarle la partida.
En “Las primas” es la niña pobre y monstruosa salvada por el arte; en “Nosotros, los Caserta”, la niña brillante y aristocrática que busca el origen de su rareza en la genealogía; en Los rieles, la anciana creadora de aquellas niñas, frente a la muerte. Una novela desmesurada y rabiosa en la que Venturini revive tanto su juventud como la decadencia física de la vejez, pasando por su primer amor frustrado. Autobiografía y supervivencia se entrecruzan, otra vez, como contraseña personal del universo literario de esta extraordinaria escritora.
Fuente: Planeta de Libros Co.
El universo Venturini está a disposición. Basta con acercarse. De repente, estos títulos puedan ser una puerta de entrada a su obra para aquellos que apenas coquetean con la idea de leerle. No hay que pensarlo tanto. A los escritores buenos se llega, tarde o temprano.
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