¿No sabe qué hacer hasta que empiece la Final? Libros para entretenerse sin dejar de pensar en fútbol

Argentina y Francia se enfrentan este domingo y la ilusión es total. También hay ansiedad, así que una selección de títulos con la pelota en el centro puede ayudar a que pasen las horas.

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Varios meses atrás, cuando el Mundial era una marca en el calendario, el relator Leonardo Gentili —hoy uno de los grandes protagonistas de la cobertura en Qatar— intentaba responder en el auditorio de Ticmas en la Feria del Libro la consabida pregunta sobre fútbol, pasión y literatura.

“El fútbol”, decía, “no son solo veintidós tipos: estamos hablando del barrio, de lo identitario, de los amigos, de nuestras historias”. Y seguía: “El fútbol tiene que ver con el acervo cultural de los argentinos, y la literatura y el fútbol se cruzan en los libros, en la cancha, en una biblioteca”.

Gentili es uno de esos hombres de radio que entienden al relato como algo más que contar un avance o un contragolpe. Sus gritos de gol siempre —y con una naturalidad desbordante— se entremezclan con un verso de Borges, una frase de Sábato, la cita de una canción o un tango, la mención a una película.

El fútbol es relato y el relato, desde la Ilíada y la Odisea, es la forma más tradicional de la literatura. Tal vez sea gracias a las palabras y no tanto a las imágenes que el fútbol es una enorme usina de ídolos y mitos modernos. Y, si se habla de relatos y relatores, es imposible no empezar por Víctor Hugo Morales, que con su voz hizo que el mejor gol de México 86 se convirtiera en la jugada de todos los tiempos.

Hace unos años, el escritor Ariel Magnus, que, aunque tiene una formación clásica suele experimentar con las formas y los géneros, hizo una suerte de ready made con aquel partido en Barrilete Cósmico (Interzona). Con pequeñas intervenciones y el agregado de algunas publicidades gráficas de la época, el libro incluye el relato completo del partido contra Inglaterra. Es un documento maravilloso. Y como en YouTube está la transmisión de la televisión totalmente intervenida por el audio de Víctor Hugo, uno puede sentir el placer de ver, escuchar ¡y leer! los goles de Diego.

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De aquel encuentro hay otro libro descomunal: El partido, de Andrés Burgo. Todos los libros de Burgo son recomendables. Tiene varios sobre River, el club de sus amores: uno de cuando descendió y otro de cuando ganó una Copa Libertadores. En El partido cuenta, con una investigación profunda y una narración magistral, la previa, el durante y el post del Argentina 2 – Inglaterra 1. Si cada vez que hablamos de ese encuentro nos ponemos hiperbólicos, estos libros contribuyen al entusiasmo.

Ariel Senosiain, que está cubriendo el Mundial como comentarista de TyC Sports, es autor de un libro en el que cuenta toda la historia de Messi en la selección. Se llama El genio incompleto porque lo publicó antes de que Argentina ganara la Copa América y la Finalissima. Pero está lejos de ser una lectura desactualizada: el libro, con anécdotas, entretelones e historias poco conocidas, es el mejor testimonio de la resiliencia y la terquedad de ese chico grande que quiere ser un héroe.

La propuesta era hablar de fútbol y libros, y quiero evitar los aquellos que tratan sobre clubes. Por eso quedan fuera de la reseña Fiebre en las gradas, de Nick Hornby, El delantero centro fue asesinado al atardecer, de Manuel Vázquez Montalbán, el hermoso Boquita de Caparrós, los libros imperdibles de Marina Zucchi.

Voy a tomarme una licencia, sin embargo, y, además de recordar el cuento “Torito”, de Cortázar —porque fútbol y boxeo comparten épica—, voy a incluir en mi lista El deporte en el cine, de Matías Bauso, que habla de box, atletismo y de los Juegos Olímpicos, pero habla también de ese peliculón que es Escape a la victoria, donde actúa el Pitón Ardiles, campeón del mundo en el 78.

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Hay muchísimos escritores vinculados al fútbol: Osvaldo Soriano, Juan Sasturain, Martín Kohan, Rep, Santiago Llach, Luciano Olivera, Osvaldo Bayer, Eugenia Zicavo, el mexicano Juan Villoro, el chileno Juan Pablo Meneses, la española Rosa Montero, un largo etcétera.

Sergio Olguín tiene una de las novelas más hermosas que hablan de fútbol, que es El equipo de los sueños. Sacheri nos emocionó a todos con el cuento “Me van a tener que disculpar” y siguió haciéndolo casi como nadie en tantas otras novelas; la última —hasta ahora—, El funcionamiento general del mundo.

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Por supuesto, está el genial Fontanarrosa que era genial en todo pero más genial en el fútbol. Cómo no recordar el cuento “Los nombres”, donde analiza el destino de los jugadores a partir de sus apellidos: “Tienen que llenar la boca, atragantarla, que se los pueda masticar, escupir, como pueda ser digamos Marrapodi, viejo, Marrapodi, ¡volóoo Marrapodi y echó al córner!”. Alejandro Apo le dio una vuelta al tema del relato y la oralidad en su espectáculo “Y el fútbol contó un cuento” y, gracias a él, descubrimos y redescubrimos a muchos de estos autores.

Hay libros que no leí, pero los traigo porque me los han comentado amigos lectores en quienes confío siempre: Cómo llegamos a la final de Wembley, de J.L. Carr, la autobiografía de Diego Simeone e Historia social del fútbol, de Julio Frydenberg, son algunos. En Chile, la editorial Hueders publicó El tiempo te dará la razón, que es una belleza: son frases de Marcelo Bielsa que parecen poemas, verdades zen, chispazos de sabiduría. Te quiero, Marcelo, pero nos devolviste a casa en primera vuelta.

Mi lista necesariamente va a quedar inconclusa. Escribo sabiendo que va a haber miradas de desaprobación. “Falta Becerra”, “falta Casciari”, “falta Alejandro Dolina”. Quiero cerrar la nota con el más grande de todos: Eduardo Galeano.

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Digo y reafirmo que es el más grande porque con sus libritos, El fútbol a sol y a sombra y Cerrado por fútbol, hizo cosas imposibles, como que nos alegremos por un viejo gol que Sanfilippo le hizo a nuestro club —y con una impecable reconstrucción de la jugada entre las góndolas del supermercado donde antes estaba la cancha— o que festejemos las copas de Pelé. Borges decía que a la gente no le interesaba el fútbol, sino que simplemente quería ver ganar a su equipo. Con un puñado de recuerdos, Galeano logró que nos dejáramos de preguntar el resultado.

Son estos libros y estos autores los que nos hacen soñar con el fútbol. Aunque, tan cerquita de la Final que Argentina disputará en Qatar, la ansiedad no nos deje dormir.

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