No es frecuente que un escritor o escritora consiga gestar una obra maestra en su primer intento. Las excepciones son muy puntuales y una de las más recientes tiene que ver con la francesa Victoria Mas y su novela El baile de las locas.
La autora nos sitúa en París, en el año 1885. Se celebra una vez más el popular baile de las locas en el hospital de la Salpêtrière. Lo dirige el profesor Charcot. Se trata de una noche al ritmo de vals y polca en la que las internas del hospital van disfrazadas con ropajes extravagantes. Es el único momento del año en el que pueden ser lo que quieran. Charcot, sin embargo, sabe por qué organiza el baile. No le interesa nada diferente a encontrar la manera de que las enfermas recuperen su cordura.
Entre ellas hay un par que son especiales: Louise, una joven epiléptica maltratada por su tío que tiene puestas todas sus ilusiones en un futuro matrimonio con otro de los internos, y Eugénie, una muchacha de buena familia encerrada sin contemplaciones por su propio padre. Ambas intentan cumplir sus sueños, escabullirse de la mirada atenta de la supervisora Geneviève, y escapar en busca de su tan ansiada felicidad.
“Una de las sorpresas más agradables de la temporada. Un regalo inesperado”, señaló en su momento Le Parisien. “Vale la pena asistir al baile de esta pequeña obra maestra y dejarse llevar”.
Entre los muchos temas que aborda la novela, el del abuso es uno de los que más destaca. Charcot se aprovecha de la condición de las internas para experimentar con ellas, como si fuesen animales indefensos. No merecen menos, piensa él. Han sido recluidas por las fallas en su cabeza, por querer opinar demasiado, por desafiar al sistema con sus conductas, por provocar al hombre que se aprovechó de ellas, por avergonzar a su familia.
“Interesarse en otras épocas es comprender el patrimonio que tenemos hoy, tener más perspectiva sobre los avances que ha habido y el trabajo que queda por hacer (...) Con mi novela quería comprender cuál era el contexto social y moral por el que se llegaba a internar a mujeres tan fácilmente”, señaló la autora en una entrevista con EFE.
No es una novela sobre el abuso, cabe aclarar, pero sí podría serlo sobre la feminidad pisoteada. A través de los personajes de Eugénie, Louise y Geneviève, mujeres intensas, muy distintas entre ellas, Mas reflexiona en torno a la falta de libertad y la opresión social que aísla lo diferente y lo mata de a poco.
“Las dos mujeres avanzan por un pasillo del hospital. La luz de esa mañana de marzo penetra por las ventanas y se refleja en el suelo de baldosas; es una luz suave, que anuncia la primavera y el baile de Media Cuaresma, una luz que te da ganas de sonreír y confiar en que pronto saldrás de allí. Geneviève nota que Louise está nerviosa. La adolescente respira agitadamente y camina con la cabeza gacha y los brazos rígidos junto al cuerpo. A las mujeres de la unidad siempre les produce ansiedad encontrarse cara a cara con Charcot, y más aún si han sido elegidas para participar en una sesión. Es una responsabilidad que las supera, un protagonismo que las angustia, una muestra de interés tan poco habitual para ellas, a quienes la vida nunca ha puesto en primer plano, que casi las desestabiliza, una vez más. Varios pasillos y puertas de vaivén más tarde, entran en la sala contigua al anfiteatro. Un puñado de médicos e internos varones la están esperando. Con el cuaderno y la pluma en la mano, los bigotes cosquilleándoles el labio superior y el cuerpo erguido bajo el traje negro y la bata blanca, se vuelven todos como un solo hombre hacia el caso de estudio del día. Sus ojos clínicos atraviesan a la muchacha: parecen ver a través de su ropa. Esas miradas voyeristas acaban obligándola a bajar los párpados. Louise sólo reconoce un rostro: el de Babinski, el ayudante del doctor, que se acerca a Geneviève” - (Fragmento).
El baile de las locas es una novela corta que se lee demasiado rápido. La prosa vibrante de Mas consigue que el lector no quiera ocupar la cabeza en otra cosa. La autora se ocupa de narrar una historia que se da en una época verdaderamente difícil para las mujeres. Silenciarlas hacía parte de la agenda diaria, minimizarlas, ocultarlas. Su acierto está en hacerle frente a esa victimización, empoderando a sus personajes, dándoles voz, resistencia. Esta es una historia sobre la empatía, la posibilidad de congregarse en la búsqueda de un bien común, y si nos ponemos bajo ese lente, sobre aquello de que si maltratan a una, maltratan a todas.
La novela ha sido traducida a varias lenguas y ya cuenta con una adaptación cinematográfica. Es de los mejores libros que se han publicado en los últimos años en el mercado europeo. Decir mucho más sería intrascendente. Pocas palabras bastan para decir que quien lee a Mas un día, querrá seguir haciéndolo.
SEGUIR LEYENDO: