Joan Didion falleció un día antes de la víspera de navidad, en diciembre de 2021. Llevaba algunos años con un delicado estado de salud y pese a que se le veía fuerte y activa, la realidad era que mucho no iba a poder durar. Un documental en Netflix, la reedición de sus obras en distintos países del mundo, una condecoración del gobierno de Barack Obama y el libro sobre el evento que lo cambió todo en el radar de lectores en todas partes, fueron algunas de las cosas que le permitieron, al menos durante sus últimos años, presenciar el fruto de su trabajo.
Nacida en Sacramento un día de diciembre de 1934, la que es una de las escritoras más importantes de Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XX y los primeros años del XXI, habría alcanzado esta semana sus 88 años, muchos más de los que el escritor John Gregory Dunne, su esposo, llegó a vivir.
Su trabajo como periodista y el ejercicio narrativo en sus crónicas y novelas la ubican al lado de autores como Tom Wolfe o Gay Talese. En vida, y aun en la muerte, Didion fue una de las grandes representantes de la no ficción y, según algunos críticos, del llamado “nuevo periodismo”.
Libros como El álbum blanco, Miami, De dónde soy, El año del pensamiento mágico, Noches azules o Sur y Oeste, hacen parte de las lecturas obligadas de los lectores hoy en día, especialmente los dos títulos en donde la autora reflexiona en torno a la muerte de su esposo y su hija, Quintana Roo. Con estos dos consiguió hacerse conocida a nivel mundial y a día de hoy siguen siendo sus libros más vendidos.
Si pensamos en la posibilidad de que no se hubiese muerto en el mismo momento en que Vladimir Putin le declaraba la guerra a Ucrania, Didion estaría trabajando hoy, seguro, en un gran libro sobre el conflicto en esta parte del mundo, fiel a su oficio como periodista. De su pluma saldría uno que otro artículo, alguna crónica, sobre la vida de la gente en medio del horror. Probablemente, se le consultaría sobre el papel del periodismo en estos tiempos. ¿Cómo fue que hizo Joan Didion para llegar a ser la gran autora que fue?
Todo tiene un inicio, desde luego, y el de Didion, al menos como autora publicada, se da con su novela El río en la noche (Run, River), publicado originalmente en el año 1963.
Su título inicial era ‘Run River’. Así se publicó en Estados Unidos, bajo el cuidado editorial de Ivan Obolensky, pero fue Jonathan Cape, el editor inglés de Didion, quien tomó la decisión de agregar una coma entre las dos palabras, con el ánimo de darle mayor contundencia al título.
En español, la novela se ha traducido de dos formas: ‘Río revuelto’ y ‘Río en la noche’. Esta última es la que corresponde a la edición de Fiordo, el sello argentino, que cuenta con la traducción de Javier Calvo, nombre más que conocido entre los lectores por haber traducido a autores como David Foster Wallace o Jonathan Franzen, entre muchos otros.
Cuando se publicó, El río en la noche fue bastante celebrada por la crítica norteamericana. Escritores como John Leonard, Nathanael West o Anne Tyler escribieron comentarios elogiosos sobre la obra de Didion.
El libro cuenta la historia de Lily Knight y su vida junto a Everett McClellan, su esposo. Lily es hija de un político venido a menos con los años y de una experta anfitriona de fiestas de la clase alta. Lily no es muy buena con eso de la interacción social. Todo el tiempo está reflexionando sobre cómo es su familia y la incomodidad que le producen, al igual que toda la gente en Sacramento. “Era simplemente que entre ella y el resto de las mujeres existía un vacío en el que las oberturas se apagaban, las voces se volvían inaudibles y las conexiones se rompían”, escribe Didion.
Es 1959, en California, y una noche Lily escucha desde su casa el sonido de un disparo. Cuando sale a ver de dónde ha venido, lo encuentra a Everett empapado en sudor, hiperventilando, junto al cadáver de un hombre al que ambos conocían.
“Voy a decirle al mundo –le dijo una vez a Lily un lobista del Sur– que Los Ángeles es el huerto de Dios. –Y su mujer lo repitió como un eco: “el huerto de Dios”. Ninguno de los dos era realmente de California; él había conocido a la señorita en cuestión en un concurso de bandas musicales, una competencia entre escuelas secundarias de todo el Estado celebrada en el estadio de fútbol americano de la universidad estatal de Iowa. Su banda había ganado el primer premio y la de ella el tercero, y a las tres bandas ganadoras las habían premiado con un viaje, con todos los gastos pagos, a la Plamer House de Chicago, donde él y la señorita habían decidido, en palabras de él, legalizar su situación–. Me vine a Los Ángeles con una novia tomada del brazo y diez centavos en el bolsillo –añadió–. Pero querida, míranos ahora. El huerto de Dios” - (Fragmento).
El río en la noche es una novela sobre el amor y la muerte en tierras doradas, así lo dijo la misma autora en uno de sus ensayos. Al interior de estas páginas, la idea de que el pasado es una amalgama de eventos caducos sin mayor derecho a prevalecer y el presente es ese momento en el que uno decide si mirar hacia el frente o quedarse sentado en una banca, con los brazos cruzados, recordando lo que pudo haber sido y ya no fue, toma una fuerza inusitada.
Este mes se cumplirá un año desde que murió Didion. Y en el momento en que escribo esto no puedo creer que lo estoy diciendo. Didion ya no está aquí. Remitirse al inicio de su obra puede ser una buena forma de recordarla, de legitimar su valía e influencia.
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