El director de teatro Mariano Tenconi Blanco está cerrando un gran año. Viene de ganar dos premios ACE, uno por mejor director y otro por autor de Las cautivas, la obra que se presentó hasta fines de septiembre a sala llena en el teatro San Martín. Está ensayando la segunda obra del proyecto de la saga europea -proyecto de cuatro obras inspiradas en la relación literaria entre Latinoamérica y Europa-, Las ciencias naturales, y sus textos fueron publicados en distintos libros. Mitos y maravillas por editorial Losada, -reúne cinco de sus obras-, una participación en El libro de las diatribas, de Vinilo Editora, y acaba de salir en formato libro objeto la reedición de Quiero decir te amo, por editorial Entre Ríos, con ilustraciones de María Luque.
Escrita en clave de narrativa, Quiero decir te amo es una obra de teatro que cuenta el intercambio epistolar entre dos mujeres. Una que cree estar mandándole mensajes de amor a un hombre que conoció y del que quedó prendada y la otra, la esposa de ese hombre, que primero asombrada y luego seducida, empieza a responder esas cartas.
Es un lunes por la tarde frío, atípico para esta altura del año. Eso justifica que Mariano Tenconi Blanco lleve una campera rojiza y camisa manga larga a rayas. Y mientras el café con leche se enfría en la enorme taza verde, en un bar de Villa Crespo, reflexiona acerca de la singularidad del libro.
“Uno se podría preguntar cuán teatro es porque son cartas y diarios. Si vamos a hablar en términos tradicionales no es teatro. A mí me gusta mucho que el teatro se pueda ampliar yendo a buscar a otros lugares. Y ese lugar siempre es la literatura. Entonces acá la operación sucede también con el libro como un acto creativo. Es un libro que es de teatro pero que a la vez no es de teatro. Porque si no te gusta el teatro lo podés leer perfectamente”.
-Tus obras se leen como narrativa, no es tan usual.
-Puede tener que ver con el origen. Vale aclarar que me considero una persona de teatro y espero no irme nunca del teatro. Para mí fue el lugar en donde me dejaron escribir. En el fondo quería escribir y no sabía cómo, porque vengo de una familia de clase trabajadora, porque pensaba que no podía robarme ese derecho, porque no había ido a talleres literarios. Los libros son mi referencia y no los libros de teatro solamente. Y cierta búsqueda de autor me fue llevando a confiar y a entender que la literatura toda, o sea las cartas, los diarios, la poesía, los ensayos, podían dialogar. Me interesa que el teatro dialogue con la literatura. Para mí el teatro argentino es parte de la literatura de argentina.
-¿Por qué diez años después ”Quiero decir te amo” sigue resultando una obra potente?
-No soy muy autobiográfico, o si lo soy, trato de esconderlo. Pero en esta obra, por la velocidad de la escritura, terminé por ser más autobiográfico de lo que hubiese querido. No en el sentido de lo que narra porque evidentemente no tiene nada que ver con mi vida, pero sí con una visión muy romántica y muy idealista de cómo era en ese momento. Escribía de una manera más inconsciente. Era mi tercera obra y había una poética que estaba haciéndose. Y buscando siempre estar muy enamorado de alguien, pero sobre todo tratando de estar enamorado de la persona equivocada para que ese amor nunca se vuelva una relación, para hacer un drama y para idealizarlo todo lo que yo quería, porque era muy evidente que me gustaba muchísimo más estar enamorado de alguien que no me correspondía para poder armar una ficción medio unívoca. Y hay algo bueno en el equívoco, porque la protagonista cree estar enamorada de un hombre y construye su vínculo con otra persona, que es la que recibe por error esa carta. Y el amor me parece que es eso. O debería ser eso, mandarle la carta a la persona equivocada. Y que quien la recibe la tome como propia.
La obra se apoya en el género epistolar para dar cuenta del vínculo íntimo que van construyendo las protagonistas a medida que avanza el tiempo. Así, hay pasajes como este: “Tenemos una sensibilidad distinta del mundo, lo sé. Muchas cosas en el mundo no tienen nombre y lo que a nosotros nos pasa no tiene nombre, o sí lo tiene yo no lo sé. Pienso, el mundo real no está preparado para el amor. El amor es tan falso. Vos sos tan falso. Tu forma de escribir, las palabras que utilizás. Y yo, yo también soy falsa. Somos artificiales. Somos rubias. El amor no es real. La naturalidad es una pose muy difícil de mantener”.
En otro intercambio, Tenconi hace que una de sus protagonistas diga: “Quiero decirte algo del amor que nunca hayas escuchado pero sé que voy a fracasar. Soy tan pero tan ignorante.
Hoy noto que te amo.
Sólo una mujer sabe lo que esto significa.
Te amo.
Yo soy el amor.”
Las ilustraciones del libro, a cargo de María Luque, no son exactamente representaciones fieles del texto, sino que son postales que recubren el relato, inspiradas en elementos de la obra, pero no en los personajes centrales. “Fue una idea de María no dibujar a las protagonistas, dibujar otras escenas. Me pareció muy inteligente y muy generoso también, como si hubiera dibujado el telón de fondo”, cuenta Tenconi Blanco.
Sobre el proceso de llevar a cabo el libro de forma conjunta, María Luque relata: “Tuvimos un encuentro con Mariano y la editorial, conversamos en el café Varela Varelita antes de que empezara a dibujar. Creo que hablamos de las naranjas, esa escena terminó siendo la tapa del libro. Me pareció hermosa la imagen de la calle llena de naranjas, daban muchas ganas de dibujarla”.
Durante esa charla en el bar y después durante el proceso de la ilustración María Luque definió el enfoque que le daría a su trabajo. “Me gustaba la idea de centrar las ilustraciones en todo lo que pasa en la calle. En los cruces de miradas, las palomas, en los cables o la gente colgando ropa en las ventanas. Quise evitar ponerles cara a los protagonistas, aparecen muchos personajes, pero nunca está claro quiénes son”, dice.
Tenconi Blanco lleva más de una década escribiendo teatro y el amor es un tema recurrente en sus textos.
-¿Creés que la ficción debe dar cuenta de las representaciones posibles del amor?
-No pienso que la ficción tenga ninguna obligación de nada. Me peleo un poco con eso, con la idea de que hay que hablar de algo. No están para eso los libros, las obras de teatro. Pienso la ficción como el lugar en donde puede aparecer lo imposible. Lo innombrable, lo misterioso. Y claramente el amor es eso. En la vida es mucho más difícil enamorarse, construir un vínculo con alguien y en general, dialogar y repensarse. Entonces también me parece bien que aparezca un amor con un romanticismo y un idealismo muy fuerte en la ficción. Tiene que estar eso en los libros, tiene que existir Romeo y Julieta, nos organiza. No podríamos enamorarnos si no existiera ese texto.
-Pero por otro lado, como contás en “El libro de las diatribas”, te enoja que haya que hablar siempre de los mismos temas.
-Me agota un poco con el teatro en particular este retorno a lo moral. Entonces las obras tienen que hablar de un tema, tiene que ser algo importante y si no, no son valiosas. Y a la vez tiene que estar atravesado por la propia subjetividad. Y tenés que contar tu historia de vida como una egomanía desaforada.
Cuando dice eso, Mariano Tenconi Blanco se refiere a la exigencia de los festivales, los concursos y las múltiples plataformas que impulsan y orientan a que se hable de ciertos temas. Como si las obras no tuvieran valor en sí mismas por fuera de ciertos tópicos, de cierta moda, de cierta agenda que está todo el tiempo marcando la cancha desde afuera. Tenconi se orienta hacia una apuesta más amplia.
“Por supuesto que está bien que aparezcan múltiples voces, pero múltiples voces hablando de lo que quieran, no que tengamos que salir a hablar de lo mismo. Atenta contra la complejidad de lectura y de análisis de los materiales. Si lo único que importa es decir algo sobre un tema, se pone muy unívoco. Si la única forma de vincular una ficción es que denuncie un tema, me parece muy pobre. Para mí las ficciones más interesantes son las que uno no termina de entender por qué lo son. Y si las leés con veinte años te pasa una cosa y si las leés con cincuenta, te pasa otra”, dice el autor, listo para seguir produciendo.
Quién es Mariano Tenconi Blanco
♦ Nació en Buenos Aires en 1982. Es dramaturgo, director teatral y escritor.
♦ Como autor y director estrenó obras como Las cautivas, La fiera y Quiero decir te amo, entre otras.
♦ Publicó los libros Mitos y maravillas y Quiero decir te amo.
Seguir leyendo: