La mayoría de lectores piensan que es británico, pero lo cierto es que Joseph Conrad nació en Polonia, en una ciudad que hoy forma parte de Ucrania, pero que en ese momento pertenecía al Imperio Ruso. Su nombre de pila era Józef Teodor Konrad Korzeniowski. Llegó a este mundo un 3 de diciembre de 1857, en Berdychiv, al interior de una familia de baja nobleza de orígenes lituano-polacos.
Su padre era escritor y traductor. Se encargó de introducir a su hijo en la lectura de Shakespeare y Víctor Hugo. Era militante al servicio del movimiento nacionalista polaco y debido a ello tuvo que ejercer trabajos forzado en Siberia, condenado por las autoridades locales, debido a su ideología política. El joven pasaba mucho tiempo solo, internado en los libros y los juegos de todo niño. Su madre falleció muy pronto a causa de la tuberculosis, mientras su padre seguía fuera del país. Cuando éste regresó, falleció al poco tiempo. Conrad se quedó aún más solo.
Tenía doce años cuando quedó huérfano. Su tío en Leópolis, la capital del Reino de Galicia y Lodomeria, en la antigua Austria-Hungría, lo cuidó hasta que se fue a Cracovia, en donde cursó la secundaria.
Después de haber viajado a Italia y Francia, con no más de diecisiete años, trabajó un tiempo como marinero, lo que marcaría, tiempo después, varias de sus ficciones. Viajó a Inglaterra para huir del reclutamiento militar, y adoptó el idioma inglés como su lengua. Tenía veintiún años.
Conrad pasó mucho tiempo entre puertos, a bordo de navíos. Cuando se decidió por escribir, en los últimos años de 1800, ya tenía un buen cúmulo de experiencias para nutrir sus novelas y relatos. Su entrada al mundo de la literatura no pudo haberse dado mejor. Rápidamente, fue relacionado con autores como Rudyard Kipling, Henry James, H. G. Wells y Ford Madox Fox, grandes nombres del panorama literario de la época. Todos considerados como clásicos hoy en día.
En vida pudo ver la mayoría de sus libros publicados, a excepción de tres títulos, que aparecieron de manera póstuma, en 1925. Escribió alrededor de 30 títulos, entre novelas, crónicas y relatos, y se convirtió en uno de los más grandes escritores en lengua inglesa de todos los tiempos.
Con 66 años se fue de este mundo, habiendo dejado tras de sí una obra sin precedentes. Para recordarlo, sugerimos aquí tres de sus títulos menos conocidos, pero de gran importancia para entender su universo narrativo:
EL DUELO
Publicado en 1908, El duelo toma como asunto el enfrentamiento de dos oficiales del ejército de Napoleón. Su pugna es tan empecinada como misteriosa en sus orígenes y se prolonga en el tiempo hasta adquirir dimensiones casi legendarias. Inspirada en un hecho real, esta breve novela es algo más que “una seria y sincera tentativa de pequeña ficción histórica”, como la calificó años más tarde el autor: no solo es un relato que se lee con gusto, sino que encierra una reflexión sobre la evanescente naturaleza de la ofensa, sobre la dualidad y la obsesiva necesidad del otro.
Fuente: Alianza Editorial.
EL ESPEJO DEL MAR
Las crónicas que conforman este libro repasan las vivencias marítimas de Conrad, primero como marinero en Francia y más adelante en la marina mercante británica. Estos textos componen un vivísimo retrato de la relación entre el hombre y el mar en una época en que la llegada del vapor supuso el fin de la hegemonía de los barcos de vela.
Considerado como el cruce entre un cantar de gesta sobre la navegación a vela y la biblia del oleaje, El espejo del mar es la insuperable reminiscencia de una forma de vida y una obra imprescindible para comprender a su autor.
Fuente: Penguin Libros.
LA LÍNEA DE SOMBRA
Esta novela concebida en la madurez de Conrad es una breve historia sobre el tránsito de la juventud a la edad adulta. Los avatares de un inexperto capitán que se hace cargo de un barco por vez primera, teniendo que afrontar las numerosas dificultades y contratiempos que surgen durante la travesía por los mares del Sur, sirven al autor de El corazón de las tinieblas para trazar esta fábula de lucha y esperanza en la que se entrevera de forma inevitable la nostalgia que lleva aparejada la superación de toda etapa vital.
Fuente: Alianza Editorial.
Algunos de elos libros de Conrad han inspirado películas y obras de teatro a lo largo de los años. Su obra es una de las más importantes de la literatura universal y pasarán otros 165 años antes de que alguien las olvide por completo. Quizá nunca ocurra, y ojalá no.
SEGUIR LEYENDO: