En el marco de Festival de Arte Queer (FAQ), llega a la Argentina la española Elizabeth Duval, declarada por la crítica y las redes como “la gran promesa de la literatura europea”. Un título que, con mucho sentido del humor, ella misma replicó en su twitter y que, además, se dedica a cumplir a toda velocidad.
Tiene 22 años y 4 libros publicados: el poemario Excepción (2020); la novela autobiográfica Reina (2020); la novela política Madrid será la tumba (2022)- y un brillante ensayo de critica cultural, Después de lo trans (2021) donde emprende con paciencia y erudición, una pedagogía sobre la existencia trans; polemiza con propios y ajenos, con series como La Veneno, con algunos conceptos de Paul Preciado y con los argumentos elementales de las feministas transfóbicas.
Las directoras del Festival, Lisa Kerner y Violeta Uman, cuentan que, a la hora de elegir la figura internacional para esta quinta edición, se decidieron por Duval, no sólo porque ha sido una “activista prodigio” sino porque ha conseguido salir de allí cuando quiso y por el valor emancipador de su literatura.
Sobre la juventud, las redes, la literatura y la perspectiva queer estará conversando con Dolores Reyes el jueves 8 de diciembre en la cúpula del Centro Cultural Kirchner, mientras que el viernes 9, en Casa Brandon, se batirá en un duelo poético/político con Silvina Giaganti, Dj Invertida en música y Milka en dibujos.
Nacida y criada en internet
Tal vez lo que primero impacta de la figura de Elizabeth Duval sea su pertenencia a una generación nacida, criada e ilustrada online.
Para empezar: cuando a los 13 años tomó coraje para comunicarle a sus padres que no era un niño como todos habían asumido, sino una niña trans, no lo hizo en voz alta ni por carta, sino a través de un texto escrito en su computadora.
No hubo entonces expulsión sino apoyo familiar, lo cual también la separa años luz de generaciones enteras arrojadas a un destino de deshumanización. Fue en internet y no en su biblioteca donde conoció la teoría queer, los estudios de género, una comunidad de pares, la obra de Judith Butler, la filosofía política.
“Tengo una cuenta de Goodreads”, dice cada vez que le preguntan sobre cómo es posible que lea 80 libros por año. Ante la pregunta sobre sus comienzos mediáticos pone cara de buscar en su memoria como si hubiera pasado un siglo.
-¿Cómo fue que te volviste un personaje público tan joven?
-La primera vez que aparecí en televisión tenía 14 años. Me entrevistaron porque iba a ser una de las primeras menores en recibir un tratamiento con bloqueadores hormonales. No era la única pero se pensó que yo podía hacerlo, porque era bastante elocuente. Allí me relacioné con grupos activistas, participé en unas cuantas campañas, foto, más programas de televisión, mucho Twitter.
A los 16, cuando se discutía la ley trans en España, aparecí en la portada en un suplemento de El País con el título «El futuro es trans» junto con dos mujeres trans muy reconocidas, Valeria Vegas y Topacio Fresh. Luego de toda esa exposición me cansé de esa fase activista, me “jubilé” de lo trans… No es que haya agotado lo que tengo para decir… Me fui a estudiar a Francia.
-¿Qué te cansó?
-Que para existir como sujetos con voz dentro de la sociedad de libre mercado y del marco de las democracias liberales, las personas trans deben constantemente estar hablando de sí mismas, produciendo discurso sobre aquello que articula su identidad. Podemos existir, pero a condición de que nuestro discurso se convierta en una reiteración obsesiva en torno a aquello que nos diferencia: no podremos borrarlo.
“Buena parte del éxito de la extrema derecha se debe a la reacción de la izquierda que se ha vuelto fácil de escandalizar, mientras que ella misma ha renunciado a escandalizar”
-¿Crees que tu generación tiene más herramientas para manejar la violencia en las redes?
-Piensa que tienes 14 años y ya han estado diciendo barbaridades sobre ti. Esta experiencia te endurece mucho la piel, hace que desarrolles una coraza a la hora de lidiar con haters (odiadores). Con frecuencia, esos comentarios afectan más a gente de mi entorno que no sufre eso en redes. Pero además, la gente que es muy valiente para el odio en redes suele ser cobarde en la vida real. Respondo frente a lo inaceptable, pero sin sentir demasiado por ello. Y luego hay un componente de cariño. Desde que en España aparezco en la tele la gente me conoce por la calle, me da un abrazo, me saluda. Hay un componente bonito y uno de incomodidad. Es muy extraño.
-¿Como pensas que se debería responder a los discursos de odio?
-Yo creo que muchas veces nos indignamos o nos producen un efecto demasiado grande esas cosas escandalosas que se dicen desde la extrema derecha. Y creo que buena parte de su éxito se debe a la reacción de la izquierda que se ha vuelto fácil de escandalizar mientras que ella misma ha renunciado a escandalizar.
-¿Como reaccionaron Los Javis, Paul Preciado y otros tantos que son objeto de tus análisis?
-Con los autores de La Veneno, muy bien, tenemos un café pendiente. Preciado no me ha respondido, eso que tenemos amigos en común, pero nada… Creo que no se lleva tan bien con las críticas. Destacaría la actitud de una filosofa TERF, Luisa Posada Kubissa, que me respondió públicamente en Twitter, diciéndo que pese a estar en planteamientos antagónicos, al leer el capítulo dedicado a ella, encontró criticas muy atinadas que la habían hecho pensar. El libro no la ha hecho cambiar su idea, pero me pareció que era una actitud muy positiva, muy constructiva.
La tumba contemporánea
Elizabeth Duval viene de estudiar Filosofía en París y es columnista política en el diario Público donde analiza el lugar de la izquierda en un mundo acosado por propuestas camufladas de liberales. Acaba de salir su segunda novela, Madrid será la tumba, donde reproduce las voces extremas de dos grupos “revolucionarios”, los neocomunistas y los neofascistas, mientras de fondo nace una atracción imbatible entre dos chicos de bandos opuestos. La novela es a la vez una radiografia del presente y una alerta furiosa sobre las luchas que consumen al mundo actual.
-En las primeras páginas hay un réquiem para Madrid. ¿La gentrificación es uno de los grandes males de época? ¿Qué consecuencias trae?
-En las últimas elecciones autonómicas madrileñas, lo que se vendía por parte de la derecha era la libertad. ¿Pero qué libertad? La de tomarse unas cañas, una libertad del consumo, con mucha reiteración del lema “que no nos quiten las calles”. Lo que digo luego de ese réquiem es que en Madrid se erradica gradualmente la ternura, convirtiéndola en una ciudad para los coches, una ciudad menos habitable. Es lógico concluir que, al tener menos espacios donde amar y al encontrar menos lugares a los que amar, la gente en sí misma se quiere menos, o al menos se quiere de formas distintas; es irremediable.
-¿Por qué pensás que el sector más reaccionario se embandera con la palabra libertad?
-Veamos el caso de Italia donde una coalición de derechas de Berlusconi puede llamarse “el pueblo de la libertad”, donde quienes han sido también históricamente los herederos de formaciones fascistas italianas, o de movimientos de extrema derecha, acaban reclamándose esa libertad. O incluso lo que tenéis vosotros en Argentina, con “La libertad avanzar” de Milei.
Creo que no se trata solamente de que ellos logren apropiarse de ese concepto, sino de esbozar una definición de la libertad. Es una libertad muy particular, porque es una libertad económica, que en realidad es la la única de las libertades que les importa. Pero además, creo que en España la izquierda renunció culturalmente durante un tiempo a dar la batalla por el concepto de la libertad. Consideraba que después de la reivindicación de la libertad contra lo que había sido el franquismo, podía quedar como un territorio privado. No se ha intentado tampoco esbozar definición alternativa de libertad por poner en cuestión.
-¿Qué ha quedado en esa Madrid que describís del barrio de Chueca que en los 80 fue foco de resistencia?
-Creo que hace mucho tiempo que Chueca dejó de un lugar de resistencia. Ha ido perdiendo cualquier tipo de identidad que tuviera que ver con redes de solidaridades. Hay un libro, Good bye Chueca, en el que su autor, Shangay Lily, relata justamente cómo de ser un barrio marginal pasa a sufrir un proceso de gentrificación y comercialización absolutamente brutal que luego conlleva a que gente de la comunidad LGTBI que conozco yo ahora, más allá de un sub sector de varones blancos de posiciones más acomodadas, ya no se identifique con Chueca. En las últimas elecciones, por ejemplo, había drag queens que daban su apoyo al partido de la derecha.
-Te definís como feminista y post marxista. ¿Cuán feminista pensás que es la izquierda hoy?
-Creo que por más que haya incorporado una gran dimensión del feminismo, no se ha deshecho de actitudes machistas y paternalistas. En España hemos visto liderazgos, incluso muy viriles, como ha sido el de Pablo Iglesias, con una figura casi mesiánica de lo que significa una masculinidad, que mientras pretende discursivamente estar deconstruyéndose, cae en las mismas condiciones de autoridad clásicas.
La derecha a su vez aparece camuflada. Hay un una tendencia a liderazgos femeninos muy fuertes, que les permiten precisamente distanciarse de esa imagen tan casposa de lo que era el fascista clásico. O de esa masculinización de lo que era el fascismo clásico, ¿no?
-Hace años que se viene construyendo un gran fantasma denominado “ideología de género”. ¿No creés que la conquista de derechos encuentra hoy una resistencia particularmente violenta?
-Claro que se ha recrudecido, y en forma global y coordinada. Aunque no es que este pensamiento reaccionario no existiera, solo que, de repente, ahora decir ciertas cosas públicamente está mucho mejorvisto. Y eso tiene que ver con la victoria de Trump en Estados Unidos, con el auge de nuevas derechas mucho más conservadoras en lo moral, como reacción a lo que se entiende como un giro hacia un pensamiento progresista que se teme hegemónico. Que no es un giro en lo económico. Ha surgido la convicción de que ahora toca “rebelarse” contra esa hegemonía pretendida de lo políticamente correcto.
-¿Una corriente conservadora que reclama más derecha a la derecha?
-Por ejemplo: cuando en España VOX se escinde del Partido Popular, lo hace porque entiende que este partido conservador se ha corrido demasiado a la izquierda. La escisión no se da porque el Partido Popular no sea lo suficientemente liberal en lo económico sino porque un sector más reaccionario considera que su partido se ha acomodado a los dogmas de la progresía: tocar el marcador igualitario, hablar de violencia de género, asumir cierto tipo de feminismo liberal. Y esta renuncia que ellos identifican a dar la batalla cultural por la defensa de esos valores tradicionales es lo que propulsa, de algún modo, la presencia de esta nueva extrema derecha en el contexto contexto español.
-Concluyamos esta conversación con una pregunta sobre sexo y literatura: ¿cómo lograste escribir la escena de sexo entre los dos jóvenes con tal grado de erotismo y precisión?
-Pues fue muy complicado. Primero porque tuve que aprender el funcionamiento de Grindr, preguntar a mis amigos gays. Luego, tuve que hacer un tremendo ejercicio imaginativo hasta que finalmente pensé que, aunque haya diferencias, todas las interacciones sudorosas entre cuerpos se parecen un poco. O, al menos, todas esas interacciones quedan reducidos al material con el que opera la literatura, es decir, las palabras.
Narrar una escena sexual es una cosa complicadísima, he leído un montón y casi todas estaban narradas horriblemente. Pero finalmente creo haber dado con un componente para traducir el sexo a literatura: lo sintáctico. Todo lo que tiene que ver con la puntuación es importantísimo. Porque no tienes la posibilidad de recurrir, como se haría en cine, a imágenes, así que tienes que transmitir el ritmo. Y aquí hay una clave, creo yo. El sexo es ritmo, la literatura también lo es.
-¿Qué esperas de esta visita a Buenos Aires?
-Me entusiasma. Hasta ahora he podido conocer en mi viaje a la Feria de Oxaca a dos escritoras, Selva Almada y Dolores Reyes. Espero de esta ciudad lo que va a ocurrir seguramente: que me sorprenda.
Actividades de Elizabeth Duval en Argentina
♦ “Hablemos de amor, del fin del mundo y de qué hacemos esta noche”: conversación entre las escritoras Elizabeth Duval (España) y Dolores Reyes (Argentina), con un Dj set de Susi Pirelli, el jueves 8 de diciembre a las 19, en la Cúpula del Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151). Entrada libre y gratuita hasta agotar la capacidad de la sala.
♦ “Duelo de titanas”: escritura en vivo de la mano de Elizabeth Duval (España) y Silvina Giaganti (Argentina), con música de Violeta Alegre e ilustración en vivo de Juan Malka, el viernes 9 de diciembre a las 20 en Casa Brandon (Luis María Drago 236). Entrada arancelada que puede comprarse ahí mismo.
Toda la información de esta edición de FAQ se encuentra en el sitio web www.faqfestival.com.ar
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