Bogotanísimo hasta la cepa, Alfredo Iriarte supo ser un escritor prolífico de crónicas, ensayos, cuentos y novelas. De los más interesantes de la literatura colombiana durante la segunda mitad del siglo XX. En vida pudo ver publicados alrededor de una veintena de sus títulos y al morir, en el año 2002, tan solo hacían falta un par de libros por salir a la luz. Lo hicieron de manera póstuma.
En 2022, diez años después de su partida, la filial colombiana del grupo editorial Penguin Random House, ha decidido darle un segundo aire a la obra del escritor e historiador bogotano. En el mercado ya se encuentran reeditados algunos de sus títulos, entre ellos, “Bestiario tropical”, originalmente publicado en 1986.
El libro es una muestra de la capacidad que tenía el autor para salpicar de la más fina ironía cualquier anécdota. Dicho por él mismo en alguna ocasión, concibió este Bestiario con el ánimo de mostrar la delirante cara tragicómica y esperpéntica de algunos regímenes dictatoriales hispanoamericanos.
Con el subtítulo Crónicas de dictadores, este es un acercamiento a las figuras de nueve tiranos de la historia política del cono sur, un repaso a sus vidas, sus costumbres, sus personalidades y modos de gobernar. Los personajes con los que el lector se encontrará, todos fallecidos, desde luego, son Gabriel García Moreno (Ecuador), Mariano Melgarejo y Agustín Morales (Bolivia), Juan Vicente Gómez (Venezuela), Rafael Trujillo Molina (República Dominicana), Maximiliano Hernández (El Salvador), Jorge Ubico (Guatemala), Anastasio Somoza I y Anastasio Somoza II (Nicaragua).
“Es un libro magistral, divertido y aterrador, escrito en un lenguaje exquisito, que retrata de manera perversa y llena de humor a esos dictadores latinoamericanos que han inspirado novelas magníficas y que se caracterizan por que todos exhiben esos y que se caracterizan por que todos exhiben esos rasgos que Iriarte les atribuye a los dictadores caribeños: la rapacidad, la crueldad, la simpatía por las ideologías fascistas y la lubricidad sin límites”, escribe Patricia Lara Salive en el prólogo de esta nueva edición.
“El libro, repleto de anécdotas inverosímiles, ridículas y atroces de varios dictadores latinoamericanos, cuyas siquis perturbadas se enfermaban aún más cuando estaban expuestas a la omnipotencia que acompaña a quienes ejercen el poder, cuenta, por ejemplo, cómo el tirano ecuatoriano Gabriel García Moreno, quien «jamás incurrió en el desliz de una sonrisa», llegó al poder en 1859 y, hasta el final de sus días, arrastró con la sospecha de que envenenó a su hija recién nacida por el simple «pecado» de haber sido hembra. García Moreno, quien tenía la costumbre de ordenarles a sus sicarios que le avisaran cuando fueran a fusilar a sus víctimas porque a él le encantaba asistir a los fusilamientos para, después, picar con bayoneta a los occisos y cerciorarse así de que habían quedado bien muertos, fue asesinado a machete, como era de esperarse en el caso de un personaje semejante, en 1875″ - (Fragmento).
En alrededor de 200 páginas, Iriarte consigue que el lector se quede con la sensación de que estas historias, si bien cómicas, exponen de plano la idea de que no es absurdo pensar que mucha de la violencia desatada en Colombia es culpa de los propios colombianos, quienes se han encargado de elegir a sus dirigentes. Con ello llega el terrorismo y el narcotráfico, que se gestaron en un tiempo de crueldad y se han ido acumulando a merced de la concupiscencia que reside en el poder de un hombre que bestializa a todo un pueblo.
“Bestiario tropical” no es un libro de historia, hay que aclarar. O, por lo menos, no lo es de la manera convencional. Iriarte lo escribe con elegancia y elocuencia, consiguiendo una de las mejores piezas de humor negro que se han visto en las letras nacionales.
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