El tiempo ha llegado, los lectores en castellano ahora pueden conocer de cerca los textos inéditos del escritor estadounidense John Fante incluidos en “Hambre”, una colección de textos escritos entre 1932 y 1959, editado bajo el sello de Anagrama, en los que el autor muestra el Lado B, del llamado sueño americano. Fante fue guionista de Hollywood; un escritor casi olvidado que ahora comienza a tener cada vez más prestigio en la escena estadounidense. En este nuevo lanzamiento fue incluido un prólogo del escritor Stephen Cooper, autor de una de sus biografías publicadas.
Cooper cuenta que en 1994, años después de la muerte de su colega y amigo, la viuda de Fante le proporcionó algunas carpetas con muchos materiales personales del autor, entre los que se encontraban estos cuentos; algunos ya habían sido publicados en revistas, pero otros eran completamente desconocidos. La mayoría habían sido escritos en el transcurso de la década de los 30, aunque también se encuentran algunos que datan de los años 40 y 50.
Los relatos incluidos en “Hambre” guardan mucho en común con los que incluyó en la selección de “El vino de la juventud”, “Llenos de vida” y también con la novela “Pregúntale al polvo”, uno de los escritos más prominentes y fructíferos en la carrera de John Fante. La pluma del escritor estadounidense desborda por sus relatos ambientes llenos de furia, violencia y angustia. En uno de los relatos, se apropia del arquetipo de “un niño difícil”, que entreteje con la realidad de sus fantasías, que encuentran correlación entre el western, estereotípico de los blancos estadounidenses, sus temas, como las armas, la competencia y los violentos héroes, algo que recuerda al aullido de Ginsberg.
Algo cierto es que todos los textos hablan de su país, ese que acogió a su familia de emigrantes italianos. La mirada de Fante se caracteriza por ser de corte tajantemente masculino, en los relatos se nota la expresión de lo grotesco y lo que no tiene esperanzas. En “Hambre” el ambiente de su procedencia se encuentra presente y afortunadamente Stephen Cooper tuvo acceso a estos 18 relatos incluidos y más textos que quedaron fuera del compendio, el los fragmentos incluidos vemos cabalgar de nuevo a Arturo Bandini y otros trasuntos del entrañable personaje.
En las páginas se hace presente un Bandini niño, adolescente y adulto, con su pedantería característica, sus delirios literarios, su violencia ingenua, sus lecturas mal digeridas y su irresistible sentido del humor, entre lo absurdo y la crueldad. A la serie de relatos, fueron sumados dos bocetos para una novela sobre inmigrantes filipinos que quedó inconclusa y el prólogo concebido para “pregúntale al polvo”. Los cuentos recopilados de “Hambre”, se aventuran más allá de la obsesión del joven Arturo por convertirse en un escritor de éxito y refleja la realidad vivida de los ítalo-americanos.
La prosa trágica de John Fate también se hace presente aquí, como lo que suelen llamar, un heredero avejentado de O. Henry o Mark Twain, a los que logrado superar en mordacidad. En los 18 relatos ahonda en la implicación social, el otor lado del sueño americano; las implicaciones existenciales de la inmigración, las tribulaciones de la clase trabajadora y su degradación social. Sus textos inéditos reflejan la época estadounidense dominada por la Gran Depresión, fueron escritos en unos años marcados por el cambio a la modernidad y se convirtió en uno de sus mayores exponentes, muy a pesar de que Fante murió sin que su obra fuera reconocida.
En años recientes la obra de John Fante se ha estado reivindicando como uno genio de la escritura de Los Ángeles, así como el fenómeno literario ocurrido con J.P. Donleavy en Nueva York; Incluso se ha acuñado el término “L.A. literature”, pero no todo el trabajo de Fante puede ser encasillado en las limitantes del género, su literatura refleja más que un lugar o un espació, el sentimiento y el optimismo social del período de posguerra. Bukowski asumía con orgullo a John Fante como parte de su influencia más directa, hasta el punto de reconocerlo como su padre literario, por lo que se le puede considerar un precursor del “Realismo Sucio”.
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