“¿Y si alguien te dijera que gran parte de tu sufrimiento es solo una consecuencia de tu modo de pensar?”. Con esta pregunta inicia John Sellars el prólogo de su libro “Lecciones de Estoicismo”. “No me refiero al sufrimiento físico, al dolor o al hambre”, dice, “sino a esas otras cosas que enturbian nuestra vida: la ansiedad, la frustración, el miedo, la desilusión, la cólera, la insatisfacción en general. ¿Qué dirías si alguien afirmara que puede enseñarte a evitar todo eso, puesto que todo eso no es más que el resultado de mirar el mundo de manera equivocada? ¿Te imaginas que evitarlo estuviera a tu alcance, que dependiera solo de ti?”
Este libro tiene historia. Una pieza divulgativa que termina siendo la mejor puerta de entrada al estoicismo que un lector pueda encontrar en esta época. Su lenguaje, sencillo y ameno, deja de lado los tecnicismos para llevar al lector al encuentro con personajes como Séneca, Epicteto o Marco Aurelio, y debatir su pensamiento.
John Sellars, profesor de Filosofía en la Royal Holloway, de la Universidad de Londres, y miembro del Wolfson College, de Oxford, es uno de los miembros fundadores de Modern Stoicism, el grupo detrás de la Stoic Week, un evento global anual que invita a los participantes a vivir como un estoico durante una semana. En este libro entrelaza las claves del pensamiento de los tres grandes estoicos de la Antigua Roma, mientras que revela detalles de sus vidas, como en un ejercicio periodístico o historiográfico, retratándolos al margen de la leyenda de sus nombres.
“En la época en que escribían nuestros tres filósofos romanos, la filosofía estoica tenía ya tres siglos de antigüedad. El fundador de la escuela se llamó Zenón y procedía de Chipre. Alrededor del año 300 a. C. visitó Atenas como representante del negocio familiar —era hijo de un mercader— y entró en contacto con algunos filósofos. Muy pronto empezó a estudiar con los maestros de las numerosas escuelas que había en la ciudad, las cuales competían entre sí. En lugar de adscribirse a alguna de ellas, decidió crear la suya propia y empezó a impartir lecciones en la Stoa Pintada, un pórtico que se encontraba en el centro de Atenas. No tardó en tener seguidores, a quienes se les conoció con el nombre de «estoicos» por su costumbre de reunirse en la susodicha stoa. La escuela estoica la perfeccionaron dos discípulos de Zenón, Cleantes y Crisipo. Los dos procedían de Asia menor. Los estoicos posteriores provenían incluso de más lejos, y de más al este, como Diógenes de Babilonia. Ninguna de las obras de estos primeros filósofos estoicos sobrevivió; ninguna llegó a pasar de los rollos de papiro a los pergaminos medievales, y todo lo que sabemos de ellas se basa en citas y resúmenes elaborados por otros autores más tardíos” - (Fragmento).
Las obras de estos tres personajes tratan, en escencia sobre cómo vivir, reza la contraportada del libro, “entender nuestro lugar en el mundo, afrontar las adversidades, hacer un mejor uso del tiempo, controlar nuestras emociones y orientarnos en nuestras relaciones con los demás. Sus ideas pueden, en definitiva, guiarnos en nuestra búsqueda de una existencia más placentera”.
Este título, editado en español por el sello Taurus, del grupo editorial Penguin Random House, da muestra de cómo el estoicismo, pese a haberse originado hace ya tanto, tiende cada vez más a ser la filosofía de nuestro tiempo.
En muy pocas páginas, Sellers consigue mostrarles a los lectores la esencia de esta corriente filosófica y dejar en claro que todos podemos sacar provecho del pensamiento de los estoicos. El beneficio, explica, llega solo cuando se incorporan estas ideas a la vida cotidiana, pues es ahí en donde empiezan las dificultades, pero también los retos de llevar una vida a la luz de estos conceptos.
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