Se acerca el fin del año y desde ya empiezan a salir los listados de los libros más leídos del 2022, los más importantes y los más novedosos. Se habla de las novelas más interesantes y de los autores revelación, también de los géneros más vendidos y de la editorial que más lectores convocó durante el año. Es toda una pasarela de títulos y nombres, pero rara vez se le da a la poesía un espacio amplio en estos listados.
A los lectores nos dicen cuáles fueron los y las novelistas más destacados, pero... ¿qué hay de los poetas? ¿Y la poesía escrita por mujeres? No vemos un listado con sus nombres.
En esta ocasión, porque me han sorprendido de gratas formas, quiero hacer mi propio listado con las poetas latinoamericanas que considero todos deberían leer antes de que se acabe el 2022. Hay un montón de propuestas y voces muy interesantes, pero yo he escogido tres en particular, por su presente y lo que se proyecta para el futuro en cuanto a la fuerza de sus obras nacientes y la juventud de sus carreras.
Son tres mujeres, tres poetas: una colombiana, una argentina y otra chilena. Las tres juntas, estoy seguro, darán de qué hablar en los años venideros. Quizá en 2023 les veamos en alguno de estos listados. La contundencia de sus voces y la fiereza de sus poemas me hacen pensar que tienen mucho por delante y es por ello que hoy les reseño aquí.
No es un top 3, por lo que no hay posiciones. Las ubico de este modo porque así les conocí, primero a la una, luego a la otra, y por último, la que cierra. Aquí están, entonces, las tres jóvenes poetas latinoamericanas para leer antes de que acabe el año:
RAMONA DE JESÚS
(Medellín, 1990)
Su nombre ya reclamaba atención desde hace unos años, pero fue en este que consiguió llamarla, al consolidarse luego de haber ganado en 2020 el Premio Nacional de Poesía Obra Inédita con su libro Dos metros cuadrados de piel.
Es poeta y pugilista. Realizó sus estudios de bachillerato en la India y desde el 2009 reside en Berlín, donde obtuvo su maestría en literatura comparada en la Freie Universität. El manuscrito de su segunda obra ‘La biología de las sombras’, le mereció en el 2021 la beca de creación literaria otorgada por el ministerio de cultura de Berlín. En el 2019 obtuvo la residencia de escritura de la Fundación Jan Michalski en Suiza con su traducción inédita al inglés de la obra Viaje a pie del filósofo antioqueño Fernando González.
De Jesús ha sido poeta invitada del Festival International de Poesía de Berlín y del Festival de Poesía Latinoamericano de la misma ciudad. Su poesía, ensayo y ficción aparece publicada en varias antologías en Colombia, Alemania y Argentina. Sus versos son como ganchos que se quedan agarrados en el pecho.
he colgado mis cordales
como lámparas
del techo
yo también
he visto que las cosas
cuando buscan su curso
encuentran su vacío
yo también
cosa entre las cosas
en el frágil rostro
del cielo raso
he visto
a mi abandono
ese espejo sin contornos
donde cualquier extraño es mi amante
aquel doble donde escribo
y me lavo los dientes
LOLA HALFON
(Buenos Aires, 1993)
Sus poemas son azulejos. Halfon ha sido antologada en distintas publicaciones: Jardín, 100 poemas sobre flores de 100 poetas argentinxs (2021); Flotar, 100 poemas sobre ríos de 100 poetas argentinxs (2021); Patagonia Insurgente (2021); Por senderos no pisados (2020) y Transversal, poesía contemporánea de Río Negro (2020). Ha publicado los libros Diarios de encierro (2020) y Todavía hay fuga (2022), este último, de la mano de Tanta Ceniza Editora, es el que, probablemente, le permita ganar más lectores. Basta con prestarle atención.
Lola Halfon es poeta, claro. Reside en Bariloche y es parte de la Biblioteca Popular Carilafquen, de la Colectiva de Escritoras Patagónicas y de la Librería El Plan. Coordina talleres de escritura y lectura y organiza eventos de poesía.
acá yo fueron
mis primeras palabras
nada se había caído
aunque todos escuchaban
cayó
no sé si quería que me miren
o que mi hermano mayor
no destroce la casita
hecha con los objetos
que tenía al alcance
no destroce mi casita
con la pelota
siempre la pelota
acá yo exigía
y ahora entiendo
no solo un pedido o un aviso
sino un grito milagroso
la celebración de existir
no me imaginé que hoy
diría estas palabras
otra vez
como una bienvenida
a la expansión
un acuerdo un refugio
la certeza
de que nadie
más que una
puede
destrozarse la casita
VICTORIA RAMÍREZ
(Santiago de Chile, 1991)
Es periodista de la Universidad de Chile. Ha participado en diversos talleres literarios y le dio por incursionarse en el documental con el cortometraje “Todos los ríos dan a la mar”, sobre la poeta chilena Cecilia Vicuña. En 2016 obtuvo el Premio Roberto Bolaño en poesía, y el primer lugar de la categoría poesía juvenil en el Premio Municipal Juegos Literarios Gabriela Mistral 2017. Ha publicado dos libros: Magnolios (2019) y Teoría del Polen (2021).
Sus versos queman la parte interna del pie, y huelen a lavanda junto a la nariz. Escribe como si llevara ochenta años encima. Sus dos poemarios serán reeditados en Argentina, con el sello Salta el pez, y será una de las autoras participantes de la próxima edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
La mitad de los quemados de la Posta Central
se han quemado a sí mismos
con bencina o con alcohol
se han fosforeado
desde la ventana que da hacia Portugal
se pueden ver los magnolios
allá adentro las vendas respladecen
como lámparas de sal
me pregunto quiénes son esa mitad
de los quemados
si acaso comentan el origen del fuego
o esas mujeres que fueron bellas
se tocan la cara y piensan en sus maridos
y si se sientan en torno a una hoguera
se abrazan como una tribu volcánica
les sienta bien el alivio
de la sobrevivencia
para ellas las llamas han suturado las costuras
y caminan como santas averiadas
con la dignidad rota para que las reciban en el cielo
y si todos pudiéramos revertirnos
volver visibles nuestras grietas
correría el agua a través de nosotros
¿nos traspasaríamos, nos arruinaríamos?
nuestras hendiduras nos impedirían mentir
entonces si me afirman
que la mitad de los quemados de la Posta Central
son un porcentaje a lo bonzo
puedo mirar sus magulladuras
desear sentirlas como se supone que se sienten
sulfurarme como se supone que debo sulfurarme
y sentir los magnolios y fumarme las colillas
juntar los encendedores que dejan en mi casa como trofeos
o medallas o estatuas milenarias
rendir en cada chispazo homenajes modestos
tener altares como ofrendas colgando de las paredes
oír con tristeza los anuncios de la radio
los pequeños incendios
propagándose
besarme con chicos que echan de menos a otros chicos
todo eso un alivio tierno, porque así son todos los alivios
mirar por la ventana y ver a los magnolios
pensar que ya es época de magnolios,
que es hermoso que una flor salga de un árbol
que los árboles den flores y frutas al mismo tiempo
todo eso pensando en la sala de los quemados
de la Posta Central
en esa blancura triste como astillas de cuarzo
estalactitas en mi espina dorsal
y la mitad de los quemados por voluntad propia
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Junto a ellas hay una gran cantidad de voces interesantes. Puedo rescatar en estos momentos a la venezolana Pamela Rahn, a las colombianas Ana María Bustamante y María Paz Guerrero, y a las argentinas Aixa Rava y Paula Giglio. Si de listados hablamos, este es gigante. Aquí intento nada más mencionar algunos nombres.
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