Muy pocas veces las publicaciones académicas adquieren resonancia entre el vasto mercado de libros que se publican mensualmente en el país. Tan solo quienes son pares de sus autores reconocen el trabajo publicado, las facultades en las que se desarrollan o el círculo intelectual al que pertenecen. Cuando su existencia supera estos límites, la producción intelectual se enriquece y eso solo lo consiguen aquellos contenidos que, o por bien abordados consiguen emerger, o se alían con algún otro sello de carácter más “comercial”.
Este último es el caso del libro más reciente del profesor Ricardo López-Pedreros, quien cuenta a día de hoy con una amplia bibliografía académica y el reconocimiento de sus pares. Está encargado de la cátedra de historia de la Western Washington University y ha sido profesor visitante del Institut of the Americas, University College London.
En esta ocasión, consigue salirse del circuito para llegar al radar de más lectores, con su libro La clase invisible, título editado por el grupo Planeta bajo el sello Crítica, en coedición con la editorial de la Universidad del Rosario.
La publicación, en palabras de Mara Viveros Vigoya, presenta un documento apasionado en su argumento y original en su aproximación a las clases medias, que invita a pensar la democracia como pregunta y ya no como respuesta predeterminada.
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El trabajo de López-Pedreros en este libro consiste en examinar cómo y por qué la clase media llegó a ser el criterio principal de los gobiernos para evaluar la manera en que se vive al interior de una sociedad democrática, a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Al interior de estas páginas se aborda esta teoría, en tanto que se trata de una idea, una práctica colectiva, una experiencia subjetiva y una práctica de búsqueda de identidad social.
El libro se propone explorar el alcance en la formación de la clase media que tuvo la expansión del poderío de Estados Unidos sobre el mundo entero y sus democracias, además de la manera en que se consolidan las posturas políticas de carácter radical, el crecimiento del sector de servicios, la reconfiguración del estado visto como nación en un país como Colombia y el estatus de la reorganización del catolicismo imperante en el país, tras el cese de la Segunda Guerra Mundial.
Con prosa llana y amena, el autor conduce al lector por un camino en el que las luchas por parte de algunos sectores sociales (trabajadores, profesionales, oficinistas, industriales, emprendedores) tienen como fin encontrar un lugar al interior de una sociedad de carácter transnacional que se halla en constante cambio, mientras son cada vez más contradictorios y diversos los proyectos que se piensan la democracia y mantienen la idea de clase bajo una estructura rígida.
El libro invita, entre otras cosas, a cuestionar el proceso histórico que requiere pensar una sociedad de clase media como una sola y no como el fruto de una división en apariencia “más democrática”, que busca separar a ricos y pobres, élites y subalternos; además, aborda de manera crítica lo que significa vivir al interior, o bajo el concepto de las ‘democracias liberales’, en donde las clases medias aparecen como el sujeto político incuestionable de dichas democracias.
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