Su nombre es Gabriel y, quizá por eso mismo, desde el día en que nació estuvo destinado a estar rodeado de libros. Vive en Medellín, la capital del departamento de Antioquia, junto a su familia, pero bien podría vivir en Bogotá o Cali y, de todas maneras, su vocación no se vería intervenida.
Desde que tenía siete años, y aún sin saber leer, Gabriel se obsesionó con las palabras. Era, y sigue siendo, un niño muy curioso. Les pedía a sus padres que le dijeran que era lo que hacían todas juntas esas letras y esos signos, y que le explicaran qué era lo que querían contar.
Un día, caminando por la calle, se fijó en un póster que llamó su atención. Curiosamente, la información allí registrada tenía que ver con cursos de lectura rápida. Cuando sus padres averiguaron, les dijeron que era para niños de ocho años en adelante. A Gabriel le hacía falta uno, pero eso no lo detuvo. Se propuso aprender lo básico para regresar y tomar el curso. Así lo hizo. En tres meses, estuvo listo.
Los libros comenzaron a ser parte de la vida de Gabriel desde entonces. No había un día en el que no leyera al menos una línea. Siempre estaba leyendo. Aquello fue capital para la decisión que su padre tomaría años más tarde y la forma en que él reaccionaría.
En 2019, don Carlos Alberto, su papá, seleccionó algunos libros de su biblioteca para deshacerse de ellos, pues no tenía ya espacio para acogerlos y, ciertamente, no le interesaban demasiado. Gabriel se enteró y le prohibió hacerlo, le dijo que mejor se los regalara y él los vendería. Tomó una mesa y la puso en la calle, afuera de su casa, encima ubicó los libros. Desde entonces, es conocido como ‘El librero de San Javier’.
Hoy, sin embargo, la familia ya no vive ahí sino en San Joaquín, entonces Gabriel pasó a ser una especie de ‘El librero de San Javier en San Joaquín’, pero el nombre de su puestecito de libros afuera de su casa es ‘Mi causa es leer’, y así mismo aparece su usuario en Instagram, desde donde comparte contenido de interés para los lectores y ofrece algunos de los libros que le llegan a la venta, además impulsa un mensaje importante: “Tú y yo podemos ayudar a otros niños”. Esa es la razón de su causa.
SIGA LA CUENTA DE MICAUSAESLEER: https://instagram.com/micausaesleer?igshid=YmMyMTA2M2Y=
Con la pandemia ha tenido que, como todos, adoptar nuevas estrategias de venta, pero sus clientes más fieles siguen buscándolo de la misma forma de siempre. Suelen ser los viejos, los abuelos que van por libros para regalarles a sus nietos, o las madres, que quieren que sus hijos se pongan a leer en lugar de andar por ahí.
Gabriel reúne el dinero y divide las ganancias en tres partes: una va para él, obvio; la otra tiene como destino renovar el catálogo, y la última es para apoyar a la fundación Antorchas de vida, que se dedica al cuidado de niños y jóvenes en la ciudad de Medellín.
En una de sus publicaciones en su cuenta de Intagram, reconoce que le gustaría ser tan exitoso como el inversionista Juan Diego Gómez Gómez, hoy el youtuber de finanzas más visto en América Latina.
Gabriel es un lector empedernido, pero lo que fluye por sus venas son los negocios. Ese es el camino que ha elegido para salir adelante y ayudar a su familia. Es cierto, es un niño y no debería estar trabajando, pero quién le puede negar su vocación. El pequeño Gabriel Rodríguez Peñaranda la tiene clarísima desde hace varios años.
SEGUIR LEYENDO: