En 2017, la escritora escocesa Ali Smith, una de las voces más destacadas de la literatura escrita en Reino Unido durante los últimos años, publicó Otoño, el primer título de su tetralogía Cuarteto estacional, uno de los proyectos más ambiciosos de su carrera literaria y también uno de los más interesantes del panorama literario contemporáneo en Europa.
Galardonada con uno de los premios Llibreter, Otoño presenta a Elisabeth, una profesora de 32 años, historiadora del arte, que gana un sueldo precario a cambio de casi todo su tiempo dedicado al trabajo, y Daniel, un hombre mayor, casi centenario, que pasa sus días postrado en una silla al interior de una residencia de ancianos y recuerda cada tanto esa época de su vida en que fue vecino de la joven. Son sus momentos de ensoñación los que terminan siendo los pasajes más bellos del libro, llenos de lirismo. El pasado de ambos retorna en un juego de recuerdos fragmentarios que enlaza sus vidas a partir de la primera vez que se vieron, cuando Elizabeth, de diez años en ese momento, se mudó con su madre a la casa lindera a la de Daniel. Entre los dos se produjo una conexión inmediata.
La amistad entre ambos, los momentos que compartieron en algún tiempo, sus conversaciones, pasan a ser la base de este relato que supone una deriva ideológica y económica en la que tanto los personajes como los lectores intentan mantenerse a flote.
El Reino Unido está hecho pedazos, dividido tras un verano histórico. Ambientada justo después del referéndum del brexit, Otoño respalda la idea de que la sociedad que describía Charles Dickens en su tiempo no ha desaparecido del todo, sino que se ha transformado en algo peor, como consecuencia de la decadencia moral y política.
En esta novela, Ali Smith aborda, con humor y fina delicadeza, las amistades que se perpetúan y adquieren mayor relevancia con el trasfondo de este declive ideológico actual. Con una buena cantidad de referencias literarias (Shakespeare, Dickens, Huxley, Keats…), la escritura de este libro se muestra rebosante de humanidad, aunque liviana, divertida y sencilla.
“Era el peor de los tiempos, era el peor de los tiempos. Otra vez. Es lo que tienen las cosas. Se descomponen, siempre lo han hecho y siempre lo harán, forma parte de su naturaleza. El mar arrastra hasta la orilla a un hombre viejísimo. Parece un balón de fútbol pinchado con la costura reventada, como esos de cuero que se usaban hace un siglo. El mar revuelto le ha arrancado la camisa del torso; desnudo como el día nací, son las palabras que le vienen a la cabeza, que le duele al moverla. Pues entonces no la muevas. ¿Qué tiene en la boca, tierra? Es arena, la nota debajo de la lengua, cruje entre sus dientes mientras entona su canción de arena: Soy muy chiquita pero estoy en todo, soy blanda si cuando caes te arropo, al sol resplandezco y me arrastra el viento, trae el mar un mensaje en la botella, y esa botella de arena está hecha, soy el grano de más difícil cosecha” - (Fragmento).
Smith consigue retratar una sociedad en la que la violencias de las identidades nacionales y los rezagos del antisemitismo y la discriminación están en primera línea. De algún modo, el acierto de Smith en Otoño es, al mejor estilo de Katherine Mansfield, haber conseguido enfocar, con prosa limpia y rigurosa, la esencia de un tiempo convulso a través de las palabras, ganándose así su lugar dentro de la mejor tradición literaria del Reino Unido.
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