Cuando se dice que Borges es una cantera inagotable, no significa solo que el alcance simbólico de su literatura se expande cada vez más. Significa también algo muy concreto: que siempre hay textos, poemas, fragmentos de cuentos, correcciones y cartas que salen a la luz.
Esta vez, el poema es Dedicación de un silencio, una pieza perdida y encontrada por casualidad muchos años después, en Israel, “seguramente dedicado a un primer amor de Borges”. Así lo demuestra la profesora e investigadora argentina Ruth Fine, catedrática de la Universidad Hebrea de Jerusalén, quien brindará una charla en el ciclo “Borges e Israel: diálogo”, este jueves 17 de noviembre a las 19, en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.
Historia de una casualidad
Pensemos en un muchacho que vive en un kibutz, en Israel, y no tiene ningún vínculo con la literatura. Salvo uno, involuntario: es sobrino de Manuel Glazer, el mítico editor argentino encargado de difundir la obra de autores como Leopoldo Marechal, Scalabrini Ortiz y Borges. El joven vive en un kibutz, en Israel, y heredó de su tío varios libros y papeles. Un día se dispone a limpiar la casa. Entre los papeles encuentra un libro de César Tiempo: lo abre, quizás para quitarle el polvo, y cae una hoja suelta.
Es –el joven lo sabrá mucho después– un poema inédito de Borges. Se trata de un texto manuscrito, con esa letra tan particular, y tiene un título que se ajusta perfectamente a la condición de inédito: se llama Dedicación de un silencio. Además, tiene marcas de corrección con un tipógrafo, lo que demuestra que estaba destinado a la publicación.
“El poema en sí es interesante, habla de Villa Urquiza, un barrio que Borges transitó mucho, en el que se encontraba con una muchacha”, explicó a Infobae Leamos Fine, quien decidió reservar parte de la información para el día de la charla. “Borges le dedica varios poemas a Villa Urquiza, allí estaba también la casa de Norah Lange, había reuniones de poetas, él iba caminando hacia allí, de modo que también tiene ese interés topográfico y poético”.
Borges y las mujeres
Dedicación de un silencio podría ser, entonces, una pieza clave para armar el rompecabezas amoroso de Borges, un conjunto de tropiezos y frustraciones que en el imaginario argentino cobró un nivel casi mítico. “Es el amor, tendré que ocultarme o que huir”, escribió en su famoso poema El amenazado.
Se sabe que Borges estuvo enamorado de Norah Lange y que ella decidió quedarse con Oliverio Girondo; se conocen sus cartas de amor dedicadas a Estela Canto, se sabe que se casó con Elsa Astete en 1967 y que sin embargo volvía a dormir la siesta a casa de su madre (“Le perturban, por alguna razón oscura y posesiva, mis amigos actuales y anteriores, mi familia e incluso mis antepasados”, cita Norman Thomas Di Giovanni, traductor de Borges, en su libro Georgie & Elsa). Se divorciaron en 1970. Y se conoce, claro, la última y la más famosa de sus parejas, María Kodama. Pero ¿qué sabemos de la primera?
La poética del silencio
La pieza literaria se puede fechar entre 1923 y 1924. El escritor era joven y buscaba en Buenos Aires una ciudad que ya no era, recreaba en sus poemas el arrabal y las casas bajas que había visto en su infancia, antes de viajar a Europa en 1914, y de donde volvió en 1921. “En términos materiales, el poema puede leerse como un homenaje a César Tiempo, a Israel y al entorno editorial de la época y el modo en que se ayudaba a escritores desconocidos, a la historia de Buenos Aires (Villa Urquiza era un barrio limítrofe, ahí empezaba el Sur)”.
Situado en los últimos coletazos de la etapa vanguardista del escritor, el poema “representa o ejemplifica muy bien lo que algunos críticos dieron en llamar la poética del silencio en la lírica de Borges”. Un dato: el título original es Dedicación de un silencio, pero en las obras póstumas se lo publica como Dedicatoria de un silencio, y así es como se compiló en una antología en 2003. “Yo sostengo que tal vez sea dedicación y no dedicatoria”.
“Dedicación” tiene un sentido adicional: es abocarse a algo, emplear tiempo y voluntad para lograr un objetivo. “Dedicación” sería, también, el esfuerzo que conlleva el silencio, y no solo “dedicarle” el silencio a alguien. “Siempre es bueno conocer los pre-textos de Borges, la historia textual de sus escritos”.
Borges e Israel
La relación de Borges con Israel es, como tantas otras, digna de explorar. “El tema está muy transitado e intento darle una vuelta un poco distinta, sobre todo a los poemas dedicados a Israel. Porque siempre es sorprendente que el autor se haya pronunciado tan explícitamente a favor de Israel en un aspecto político en el que no solía meterse” explica la investigadora, que en el mismo ciclo dictó una charla titulada “Israel y el judaísmo desde Borges”.
“Tengo una lectura que muestra que su mirada era mucho más aguda de lo que se cree, no era algo panfletario. Mi tesis es que le atraía el carácter paradójico de lo judío”, señala Fine, y explica: “Borges dice que es la más antigua y la más joven de las naciones, convive lo que es y lo que no es. Cómo vivir en Israel es uno de los grandes temas, cómo conciliar esa tensión imposible entre la tradición y el peso de la religión con un estado que se quiere moderno y democrático”.
En cuanto a la recepción de Borges en Israel, Fine asegura que es un autor “muy citado y muy traducido”. La investigadora, que desde 1981 reside en Jerusalén, no es ajena a su difusión. Dirigió un proyecto de investigación sobre la fe en Borges (“la fe literaria, no la fe religiosa”) que culminó en la publicación de un volumen de poemas en idioma hebreo.
“A Borges se lo estudia, se lo venera; ahora el Departamento de Literatura Comparada de la Universidad Hebrea de Jerusalén termina siempre con un seminario dedicado a Borges. “Es verdaderamente un ícono, está muy presente”.
Dedicación de un silencio
Villa Urquiza, hemos dialogado firme en las tardes
y esta es la última vez que hacemos un verso.
Sé que para merecerte, debo ignorarte;
para que estés en mi corazón, no debes estar en mi canto
¡mi intimidad y mi silencio sean tuyos
y sea conmigo el beneficio de tus ocasos!
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