En su más reciente novela, “Los hombres que no fui”, el escritor chileno Pablo Simonetti se aventura a enfrentar su historia, su clase y su sexualidad. Hace de la existencia de Guillermo, el protagonista de esta historia, un recorrido a través del cual se confronta a sí mismo, la memoria y el presente, al tiempo que se va encontrando en múltiples espacios e incluso se remonta a buena parte de su vida junto Alberto, su pareja. Todo se desata a partir de una venta de antigüedades en su propio departamento. Es un escrito en el que Simonetti versa sobre lo que sucede al cuestionar las normas y las certezas.
“Tengo la ilusión de que las generaciones más jóvenes lean esto para que entiendan la herencia que hay detrás de lo que están viviendo hoy. Detrás de eso hubo muchas luchas que se abrieron con peligro”, dijo Pablo Simonetti en entrevista con DiarioUchile.
La novela “Los hombres que no fui” se forma a partir de una serie de encuentros con personas que formaron parte del pasado. Guillermo se enfrenta a su memoria, a sus decisiones y a todas las derivas que han ido tomando su vida, dando paso al retrato de un mundo de formas bellas, tiránicas e infructuosas de reglas inculcadas que podrían llegar a ser mortales. El protagonista se somete a la mirada esclarecedora, momentos de melancolía y liberación. Pablo Simonetti escribe sobre las vidas posibles que se van abandonando con cada decisión.
En el edificio “Barco”, del arquitecto Sergio Larraín García Moreno, donde se encuentra el departamento de Guillermo, se realiza un remate de objetos que dejó al morir el anterior dueño del inmueble, un anticuario homosexual. Durante el recorrido por las piezas, Guillermo tiene encuentros con sus memorias y personas de su pasado, cada uno lo remonta a conflictos, desafíos y vivencias que ponen en perspectiva su existencia. Un reflejo de la realidad del autor y las vicisitudes que pasó al asumir su homosexualidad frente a su familia y su antiguo entorno. Un relato de ficción sobre la pertenencia y la exclusión, que toma como escenario un Santiago de Chile en llamas que permitirá dejar el pasado atrás.
En este relato Pablo Simonetti le hace frente a la sociedad conservadora y a las ideologías que reafirman los mandatos segmentarios de los arribistas, del populacho o los nuevos ricos, aspectos negativos aún prevalecen desde la década de los noventa en su natal Chile. En “Los hombres que no fui”, busca cuestionar de manera compasiva a las normas y certezas de estos grupos marginales y marginados, narrativa en la que tomó como punto de referencia un grupo gay, culto y aristocrático, que recurre al primado negativo chileno para formarse una identidad, al tiempo que no son ellos mismos, sino una máscara.
“Me hizo pensar en todas las formas de disimulo a las que tuvieron que recurrir tantos hombres a lo largo de sus vidas, con el fin de no perder el lugar que su familia les había heredado o el que a punta de esfuerzos habían llegado a ocupar.; Hombres viviendo su amor a escondidas para no terminar señalados como parias. La verdad llevaba a la deshonra ante la vista de los demás, la mentira, a la deshonra de sí mismos”, escribe Pablo Simonetti en “Los hombres que no fui” (pp 68-69).
La historia de “Los hombres que no fui” es escrito donde las preguntas se encuentran sobre las certezas, las normas sociales y los convenios autorizados. En un relato sobre la memoria, los afectos y el crecimiento, en que su protagonista indaga en su pasado y las decisiones que tomó para salvaguardar su identidad, un encuentro con los 90′s y la hipocresía de la sociedad. Un relato que presenta personajes que decidieron quedarse estancados en las apariencias; Anteriormente, desde “Santa Lucia”, su cuento publicado en 1997, Simonetti mostraba una perspectiva de ese mundo gay chileno, de clase alta, conservadora, adinerada y culta.
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