El inicio de un thriller se sentirá siempre como una gota de lluvia cayendo por la espalda. El estremecimiento está asegurado, o debería estarlo. De ahí que el lector no quiera parar de leer. Pocos inicios, sin embargo, consiguen estremecer y sorprender al mismo tiempo. El de Seis Cuatro, la novela del escritor y periodista japonés, Hideo Yokoyama, lo logra, y de qué manera.
Publicada originalmente en 2012, y traducida al inglés en 2016, en su momento le permitió al autor hacerse con el CWA International Dagger, premio otorgado por la Crime Writers’ Association (Asociación de Escritores de Crimen) y quedarse con el galardón a Mejor Novela de Crimen del Año en Japón, en 2013. Pasó un buen tiempo para que los lectores en Hispanoamérica pudieran leer el libro, con la traducción de Jofre Homedes Beutnagel (quien ya ha trabajado las obras de autores como Stephen King o Dennis Lehane), que recientemente ha editado Penguin Random House, a través de su sello Salamandra. Finalmente, aquí está, y así empieza:
En enero de 1989, una niña de siete años es raptada al norte de Tokio. Pasado el tiempo, sus padres no consiguen dar con la identidad del secuestrador y pese a que la esperanza por volver a ver a su hija parece desmoronarse, se resisten a resignarse. El caso termina archivado entre los documentos policiales bajo el nombre “Seis Cuatro”.
Más de diez años después, el jefe de prensa del cuerpo de policía se ve en la obligación de volver sobre el olvidado caso. Pese a ello, el fracaso de la investigación es aún motivo de escándalo entre la gente y la propia policía. Mikami, que es ya un veterano, tiene claro que su aspiración no es resolver el crimen sino tender una mano a la familia de la víctima, contribuir, de alguna manera, a limpiar la reputación de la policía. Pero en el camino se encontrará con una serie de revelaciones que le irán mostrando los secretos detrás del caso Seis Cuatro, y con ellos, las irregularidades respecto a su manejo.
Probablemente, el nombre de Hideo Yokoyama no sea muy conocido entre los lectores en lengua hispana, pero su obra es una de las más interesantes en la literatura japonesa de los últimos años. Es uno de los representantes más importantes del género negro o policiaco y varias de sus obras han sido adaptadas al cine. En total, ha publicado alrededor de dieciseis títulos, entre novelas y libros de relatos, desde 1996.
Más allá de ser uno de sus representantes, el escritor nipón no considera que el crimen sea lo más interesante en su obra. “Por lo general, en una novela de misterio o suspenso, el personaje principal es el detective y el crimen es el ingrediente principal”, dijo Yokoyama durante una entrevista en su casa al noroeste de Tokio, en una conversación con The New York Times, en 2017.
Yokoyama, hoy con 65 años, apuntó en aquella ocasión que, de hecho, el personaje principal de Seis Cuatro, Yoshinobu Mikami, no es un detective sino un portavoz del departamento de policía atrapado en un caso de secuestro sin resolver de 14 años, mientras su propia hija adolescente ha desaparecido. El crimen merodea, sí, pero no es el tema central. Gran parte de la novela gira en torno a la vida doméstica de Mikami junto a su esposa y a temas como la burocracia policia y la relación de las personas con los medios de comunicación.
La novela tuvo una gran recepción entre los lectores japoneses y también tuvo su adaptación a película, la cual fue nominada a los Premios de la Academia en Japón, lo equivalente a los Oscar. Con su traducción al inglés, Yokoyama consiguió ser bestseller en Reino Unido y Estados Unidos. Se le catalogó al mismo nivel de obras comerciales como La chica del Dragón tatuado, de Steig Larsson, lo cual no agradó al escritor oriental, pues son obras completamente distintas. Yokoyama expone claramente las luchas de poder y los mecanismos de control en la sociedad japonesa, el libro de Larsson hace otras cosas, entre ellas, seducir al lector con una historia “vendedora”.
Seis Cuatro no es un thriller de esos que todo el mundo lee en un santiamén. Este es un libro complejo, de larga extensión, son cerca de 656 páginas, un relato de pura investigación periodística que pretende reunir la información necesaria para contar los límites cada vez más difusos entre la libertad y la opresión.
“Cuando era reportero, estaba muy seguro de que no era el tipo de persona que podría cometer un delito”, le dijo Yokoyama a The New York Times. “Pero ahora que he estado trabajando como autor, creo que podría cometer un delito, o que cualquiera podría cometer un delito”.
Lejos de ser magnética o adictiva, la novela tiene sus particularidades. Hay una razón especial para que el lector se quede en ella: su ritmo. Es como si un escritor de la Vanguardia británica se hubiese tomado el cuerpo del nipón y se haya obsesionado con los libros de Truman Capote. Hoy eso hace que Hideo Yokoyama sea uno de los autores más leídos de Japón, superando, incluso, al eterno bestseller Haruki Murakami.
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