La vida del icono queer argentino Federico Klemm plasmada en una biografía escrita por Rodrigo Duarte

El periodista Rodrigo Duarte reconstruye en una biografía literaria la vida del artista argentino Federico Klemm; en este libro se reúnen testimonios, memorias y anécdotas de amigos y conocidos de la excéntrica figura del arte argentino llamado El Príncipe Rebelde. “Klemm” es un libro en formato e-book en el que se plasman las vivencias más cercanas del estrellato, fama, glamour y fracasos del artista; es un texto que se compone de recorridos por salones de la alta sociedad y la vida gay porteña de Klemm, un hombre que gozó y sufrió las consecuencias de no encajar en una sociedad tradicional de aquellos años.

Federico Klemm tuvo todo lo que se puede desear: dinero, fama, lujos y hombres hermosos. Fue en la década de los noventa que su estrella brillo en las transmisiones de la televisión argentina, durante el mandato de Carlos Menem, y su vida y apariencia opulenta lo catapultó hasta convertirlo en parte de una constelación de las personalidades triunfantes durante aquellos años. En “Klemm” el periodista Rodrigo Duarte hace una retrospectiva de la vida de Federico antes del glamour y la parafernalia; le da voz a sus fracasos y pasiones en un recorrido que abarca desde los años activos del asesino serial Robledo Puch hasta Rudolf Nureyev; el libro es un homenaje a el artista quién conoció la cárcel muchas veces, desafió a la sociedad que lo rodeaba y las expectativas que depositaron en él, fue un espíritu libre, y ya le había costado caro serlo.

En esta biografía, Duarte, desde su carácter periodístico, desentierra más de cincuenta años de historia y plasma la travesía de Klemm por el mundo del arte, las interminables y lujosas fiestas y le da vida a la intimidad del artista en más de 120 entrevistas, que incluyen a personalidades cercanas a él como la conductora Mirtha Legrand, el escritor Juan Forn, el artista Guillermo Kuitca, entre otros amigos, colegas y amigos, incluidos algunos de sus amantes.

En torno a la figura del artista giraban diversos mitos entre ellos uno de los más famosos, el cual se rumoraba que la Policía le arrancó el cuero cabelludo y a partir de ese fatídico evento usaba peluca o si eran de verdad los momentos espontáneos y disparatados en televisión durante las transmisiones de su programa El Banquete Telemático: el periodista Rodrigo Duarte también les da voz a los episodios en los que Klemm sufrió la incomprensión, y homofobia, producto del estilo de su indumentaria y como se transformó en un icono pop, símbolo de despreció a los mandatos conservadores y estandarte de la rebeldía queer en Latinoamérica.

El artista Federico Klemm fue excéntrico y tachado de freak; pero sin duda fue uno de los exponentes argentinos del Kitsch más importantes en la época del menemismo y uno de los personajes mediáticos del arte latinoamericano de la década de los noventa. Las raíces de Klemm se remontan a Checoslovaquia de 1942, país de donde era oriunda Rosa Marekev Klemm, su madre y Frederick Josef Klemm, su padre era alemán, la pareja vivió a flor de piel los conflictos y repercusiones de su época, una vez que el ejército nazi perdió, su padre tuvo que abandonar Checoslovaquia, huyo con todo el dinero familiar y escondió a Rosita y a Federico en la casa de unos primos, después de su estancia en Suiza, se mudaron a Argentina para 1950.

“De Checoslovaquia tengo muchos recuerdos, a pesar de mi corta edad por entonces, así que evidentemente viví cosas que fueron fuertes para mí. Un primer recuerdo es de cuando yo tenía 2 años y había una fiesta para chicos que organizaban en la ciudad en un teatro hermosísimo, donde había obras con marionetas —lo que yo iba a ver—, ópera y recitales sinfónicos. En esa fiesta, cada chico hacía su gracia, recitaba un versito, por ejemplo. Cosas simples, por supuesto, nada de Chéjov. Y cuando yo hice mi recitado, arranqué un aplauso instantáneo. Fue mi primera ovación, podría decirse”, reveló Federico Klemm en uno de los pasajes del programa Autobiografías, transmitido por Canal á.

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