Poemas de una antigua Rusia queer para la actual Rusia anti-LGBT+

Inclasificable por sus pioneros actos de travestismo, así como por sus relaciones sexuales tanto con hombres como con mujeres, la escritora Zinaida Gippius (1869-1945) fue una de las poetas más destacadas de la Edad de Plata. Adelantada a su época, estuvo casada más de medio siglo con otro gran poeta ruso y, junto a un reconocido autor homosexual, conformaron una inseparable “trieja” que tuvo que escapar una vez iniciada la Revolución que derrocaría al régimen zarista.

La poeta rusa Zinaida Gippius junto a su esposo, el también poeta Dmitri Merezhkovski (a su izquierda) y el amante de ambos, Dmitri Filosofov (a su derecha), reconocido escritor homosexual.

El político y escritor ruso León Trotski dijo alguna vez: “No creo en las brujas ni en lo sobrenatural, pero conocí a una cobra cariñosa: Zinaida Gippius”.

La persona de la que habla el revolucionario es una de las poetas más destacadas de la Edad de Plata de la literatura eslava. En la actualidad, Zinaida Gippius (1869-1945) es recordada por muchos como la “primera feminista rusa”, aunque en vida haya recibido apodos mucho menos halagüeños, como “bruja”, “diablesa”, “sílfide” o “la madonna decadente”.

Esto se debe a una variedad de motivos, los cuales podrían agruparse en lo que hoy en día se conoce como identidad de género. Y es que Gippius no era una mujer convencional. Desde el presente, incluso, suele afirmarse que la poeta no era, de hecho, una mujer, y se le adjudican distintos términos que en su época ni siquiera existían, como “género fluido”, “no binaria” e incluso “varón trans”.

Pero pensar una identidad desde las categorías modernas implica, a su vez, una simplificación de los factores que en un principio ayudaron a construirla, además de pasar por alto un elemento clave: la autopercepción. De este modo, más que adjudicarle una etiqueta, es preferible ir a su obra para rastrear cómo Gippius se describía a sí misma.

“No deseo una feminidad exclusiva pero tampoco una masculinidad exclusiva. En mi cuerpo soy una mujer. En mis pensamientos y en mi espíritu parezco un hombre. De todos modos, ambos están tan fusionados que no puedo separarlos”, escribió la poeta, cuya imagen moldeó a partir del célebre escritor Oscar Wilde y su arquetipo del “dandy” inglés. Así, solía vestir elegantes trajes, sombreros de hombre y peinados poco comunes para una mujer de finales del siglo XIX.

Inspirada en Oscar Wilde y el arquetipo del "dandy" inglés, la poeta emblema de la Edad de Plata de la literatura rusa solía vestir elegantes trajes y sombreros de hombre.

En su juventud, incluso cuando estos conceptos todavía no se habían diferenciado uno del otro, Gippius ya pensaba en términos de sexo y género, algo que casi un siglo y medio después todavía sigue generando debates: “Las diferencias corporales entre un hombre y una mujer son importantes, sin duda. Aquí, el cuerpo podría interpretarse como un signo de la predominancia de los principios de feminidad y masculinidad en cualquier ser humano. Pero, en sí mismo, el cuerpo no refleja de manera integral esos principios, así como tampoco determina la personalidad”.

Del mismo modo, la sexualidad de esta poeta emblema de la literatura rusa también generó distintas controversias a lo largo de su vida. Aunque, gracias a sus diarios, se le conocieron distintos amoríos tanto con hombres como con mujeres, Gippius estuvo casada 52 años con el también poeta Dmitri Merezhkovsky, junto a quien ideó la corriente del simbolismo ruso.

Esta pareja, de la que se dijo que fue la “unión entre el hombre y la mujer más inteligentes del Siglo de Plata”, mantuvo a su vez una relación con el escritor Dmitry Filosofov, reconocido homosexual cuya atracción por Gippius estaba atada a la imagen predominantemente masculina de la poeta. “Es igualmente bueno y natural que alguien ame a cualquier otra persona. El amor entre hombres puede ser tan infinitamente hermoso y divino como cualquier otro. Y yo puedo sentirme atraída por todas las criaturas de Dios”, escribió Gippius.

Recién comenzado el siglo, cuando los albores de la Revolución Rusa ya comenzaban a bañar con una nueva y crítica luz al régimen zarista, esta “trieja”, crítica de esos mismos procesos revolucionarios, partió para París y ninguno de sus miembros volvió a su país de origen. “Rusia se muere, es irrevocable, comienza el reinado del Anticristo, y sobre las ruinas de la cultura se desencadena el embrutecimiento”, había sentenciado Gippius algunos años antes de su huida.

¿Qué pensaría hoy esta controversial poeta sobre la Rusia actual y sus leyes anti-LGBT+? Sin duda, tanto sus poemas como sus públicas relaciones amorosas y sus actos de travestismo le valdrían, como mínimo, la censura de su obra, además de costosísimas multas y la posibilidad de ser condenada a prisión o a algo incluso peor. Aunque el gobierno de Vladimir Putin aseguró que estas leyes no repercutirían en grandes clásicos de la literatura eslava como Lolita de Nabokov, vale la pena rescatar historias como la de Zinaida Gippius para recordar que, por más que intente ocultársela, la diversidad siempre estuvo en el centro mismo de la cultura rusa.

“Poemas como rezos”, de Zinaida Gippius

"Poemas como rezos" reúne por primera vez en español parte de la obra poética de Zinaida Gippius, traducida por la escritora bielorrusa radicada en Argentina Natalia Litvinova.

Electricidad

Dos cables se trenzan

con sus extremos opuestos.

El positivo y el negativo

se entrelazan sin unirse ni fusionarse.

El trenzado es oscuro, estrecho

y sin vida, pero aún así

esperan la resurrección.

Los extremos serán tocados

por otros extremos,

por otros SÍ y otros NO,

y ambos polos despertarán

para unirse en un nudo

cuya muerte será Luz.

Nieve

De nuevo cae, asombra de tan callada,

oscila ligera y baja. ¡Su vuelo feliz

endulza el corazón! Y lo que no existe,

nace de nuevo...

Igual, regresa sabe Dios de dónde,

en ella las tentaciones frías y el olvido...

La espero como al milagro de Dios,

yo conozco su extraña unión.

Que se vaya no es terrible,

me alegra el misterio de su partida.

Esperaré su callado regreso,

a ti, única, cariñosa mía.

Cae en silencio, lenta e imperiosa.

Soy feliz con su victoria...

De los milagros terrestres, a ti, nueve hermosa,

te quiero. Y por qué te amo, yo no sé.

Círculos

Recuerdo que estábamos sentados en el banco.

Delante, la fuente abandonada y la arboleda silenciosa.

Hablaba sobre Dios, la contemplación y la vida...

Entonces para que fuera más claro para mi hijo,

dibujé círculos sencillos en la arena.

El año terminó. Y la tristeza, tierna como una madre,

me llevó hacia aquel banco.

La fuente abandonada, la misma arboleda silenciosa,

los mismos pensamientos sobre Dios, sobre la vida.

Solo que esas palabras inocentes murieron

y no resucitarán.

Fueron borrados por la lluvia,

cubiertos por la tierra,

mis claros, sencillos, círculos.

Aunque hoy en día muchos recuerdan a la poeta Zinaida Gippius como la "primera feminista rusa", en su época la llamaron "bruja", "diablesa" y "la madonna decadente" por sus actos de travestismo y su controvertida actividad sexual.

Entre

En la noche las ramas ennegrecen

y se escucha el susurro de la corriente.

Me hamaca solo una red de aire,

tan lejos de la tierra como del cielo.

Abajo el sufrimiento y arriba lo que entretiene,

tanto pesa el dolor como la alegría.

Las nubes ligeras y rizadas como niños

y las personas penosas y malas como animales.

Siento lástima por las personas y vergüenza de los niños,

aquí no me creen, allí no me comprenden.

Abajo es amargo y arriba, ofende...

Y en esta red, ni bajo ni subo.

Vivan personas y jueguen niños,

mientras me hamaque a todo le diré que no.

Solo me asusta pensar cómo recibiré en la red

el cálido amanecer terrestre.

Y el vapor amanecido, vivo y extraño,

se eleva desde abajo,

¿permaneceré hasta el alba en esta red?

Sé que el sol me quemará.

La medida

Siempre falta algo y siempre

en exceso hay algo...

Para todo hay respuesta

pero sin la última sílaba.

Se cumplirá acaso lo que no es así:

lo inoportuno, lo frágil, lo inseguro...

Cada señal es incierta

y en toda decisión hay un error.

La luna serpentea en el agua,

pero engaña el camino al brillar,

pues el daño desborda en todas partes

y solo Dios tiene la medida.

Cuando la Revolución Rusa empezó a tomar forma, Gippius huyó a Francia junto a su esposo y su amante. Ninguno regresó a su tierra natal.

Flores de la noche

No confíen en la noche,

sirve a una belleza malvada.

A esta hora las personas están cerca de la muerte

y las flores viven de forma extraña. Se extingue el fuego de la chimenea,

las paredes silenciosas son oscuras y calientes,

y solo espero la traición de flores

que me odian.

Tengo calor junto a ellas, inquieta

entre su aroma sofocante y atrevido,

pero es imposible alejarse

o evitar sus flechas.

La tarde lanza sus rayos sobre las hojas

a través de la seda sangrante, revive

el cuerpo tierno y las flores malignas

se despiertan.

Las gotas caen del arum venenoso

con armonía sobre el tapiz,

todo es misterioso e incierto

y la disputa silenciosa.

Como el enemigo me espían,

susurran, respiran y se agitan,

me oyen, saben lo que pienso,

y me quieren envenenar.

No confíen en la noche,

sirve a una belleza malvada.

A esta hora las personas están cerca de la muerte,

y las flores viven de forma extraña.

Ella

En su bajeza deshonesta y lamentable,

es gris como el polvo

y la ceniza terrestre.

Me mata esta cercanía,

esta unión indisoluble con ella,

es áspera, punzante

y fría como una serpiente.

Sus feas escamas ardientes

me llenan de heridas.

¡Si pudiera sentir su aguijón filoso!

Torpe, tonta y silenciosa,

tan pesada e indolente.

No hay acceso a ella, es sorda,

persistente, con sus anillos

se acerca a mí, pide caricias,

esta muerta, negra y terrible

alma mía.

Quién fue Zinaida Gippius

♦ Nació en Beliov, Rusia, en 1869. Falleció en París, Francia, en 1945.

♦ Fue una de las escritoras y poetas más destacadas de la Edad de Plata de la literatura rusa.

♦ Es considerada una figura clave del simbolismo ruso.

♦ Publicó gran parte de su obra con distintos seudónimos masculinos.

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