Tras el gran éxito a nivel internacional que supuso La masa enfurecida, el libro anterior del periodista británico Douglas Murray, sus lectores han tenido que esperar unos años para que el nombre del también comentarista político y ensayista volvierá a aparecer entre los listados de novedades.
En este otoño, el grupo Planeta ha publicado su título más reciente, un ensayo sobre la hostilidad de los países occidentales, en el que el autor centra su atención en la guerra cultural con Occidente y aboga por una idea que, por demasiado obvia, algunos parecen ignorar: para que los ideales y valores de Occidente sobrevivan, primero hay que defenderlos.
A lo largo de 416 páginas que se escuchan más que leerse, pues eso es algo que caracteriza la prosa de Murray, sus textos parecen ser conferencias dictadas a una audiencia que no necesariamente debe ser conocedora en un tema, cualquier lector interesado podrá comprender las tesis defendidas por el autor y asegurarse de sus críticas como una puerta de entrada al ensayo político contemporáneo, se plantea una cuestión importante, si la historia de la humanidad es un relato construido sobre la esclavitud, la conquista, el genocidio y la explotación, ¿por qué son solo las naciones occidentales quienes asumen su cuota de responsabilidad?
En La guerra contra Occidente, Murray describe cómo las personas bienintencionadas se dejan engañar por una retórica antioccidental hipócrita e incoherente. Si los actos de xenofobia y discriminación son condenados en Europa y Estados Unidos, ¿por qué no denunciar el racismo genocida que tiene lugar hoy en Oriente Medio y Asia? No son solo los académicos deshonestos quienes se benefician de este fraude intelectual, sino también las tiranías, felices de que el mundo desvíe la mirada de sus propios actos.
Hoy en día, reza la contraportada del libro, parece que celebrar las contribuciones de otras culturas es algo perfectamente aceptable, mientras que hablar de sus defectos y crímenes es un acto de odio. Por el contrario, uno puede flagelarse por las atrocidades presentes y pasadas de su propio pueblo, pero alabar sus contribuciones y épocas de gloria es reaccionario y colonialista.
A lo largo de este ensayo el lector podrá descifrar las distintas facetas que abarca esta guerra contra Occidente. Una que tiene a su servicio toda la maquinaria social: la academia, el sistema educativo, los medios, las instituciones, la política. La intención del autor es la de abrir el debate a través de una serie de reflexiones que se adentran en los hechos puntuales y se encuentran de frente ante un discurso imperante que busca ser invisibilizado.
Desde hace varios años, Douglas Murray se ha ocupado de tratar estos temas. En 2017, los lectores conocieron sus ideas a través de La extraña muerte de Europa, libro en el que el autor ya coqueteaba con los temas de los cambios, muchos de ellos culturales, que la migración masiva estaba provocando en Occidente. Dos años después apareció la que hasta el momento ha sido su gran obra, La masa enfurecida, ensayo con el que se encargó de dilucidar las fragilidades alrededor de los movimientos y las políticas identitarias.
En ambos libros, la atención de los lectores estuvo convocada a centrarse en la perversión del lenguaje, las palabras que hoy se usan, que se llevan usando años, pero no significan lo que antaño intentaban decir. “Muchas personas hablaban de igualdad, pero no se las veía preocupadas por la igualdad de derechos. Hablaban de antirracismo, pero parecían profundamente racistas. Hablaban de justicia, pero daba la impresión de que querían decir venganza”, dijo alguna vez el autor.
Ahora, con su nuevo libro, los lectores esperan encontrar una faceta más crítica de Murray y la posibilidad de quedarse con las ganas, otra vez, de esperarle otros buenos años hasta la llegada de su próxima publicación.
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