En el marco de la edición 33 de la Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH), organizada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, en conjunto a con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el artista plástico de origen mazateco Filogonio Naxín presentó su libro “1521-2021. A sólo 500 años”, el cual reúne 43 obras gráficas en las que plasma una versión diferente, desde sus orígenes, sobre la invasión de México-Tenochtitlán, un hecho histórico que ha estudiado a fondo a lo largo de su vida adulta.
“Cuando era niño pensaba que la Conquista tenía que ver con una lucha de hombres y seres de otro planeta; por ello, parte de la obra alude a otros puntos del espacio exterior, a la tierra, al cielo, a las noches estrelladas que iluminan a las comunidades más alejadas y a las deidades de civilizaciones prehispánicas, como la mexica”, dijo Filogonio Naxín en la FILAH 2022.
Este catálogo de obras es el resultado del esfuerzo de más de un año en el que distintas personalidades fueron tejiendo diferentes historias con su trabajo. Durante la presentación, Naxín expuso cómo en su comunidad se acostumbra trabajar en colectivo y que todas las enseñanzas se llevan consigo, inclusive cuando se encuentran lejos; esas costumbres, tradiciones y herencias son plasmadas en este libro, un compendio de sus obras en las que plasma una realidad histórica diferente a la de los textos de historia convencionales.
La obra de Filogonio Naxín se compone de 43 obras que parten de la reflexión sobre los 500 años de la caída de Tenochtitlán. El autor indicó que “1521-2021. A sólo 500 años” surgió de la necesidad como indígenas de contar su realidad histórica, para manifestar que esas lenguas, culturas y mitos aún siguen vivos y en resistencia, a pesar de los 500 años de oscuridad.
Natalia Gabayet González, historiadora del INAH, catálogo al libro de Naxín como “una mezcla de ironía y revalorización de la identidad” y expresó “En el collage, la ironía del artista juega un papel fundamental, porque cuestiona cuáles son las condiciones de la verdad que recibimos sobre este suceso”.
En su recopilación, Naxín le hace un homenaje a las ideas y cultura que lo vieron crecer; explora desde su apegada conexión con la naturaleza, sus raíces, su cultura y la de los diversos pueblos indígenas: el artista mazateco a través de monotipos y collages expresa pasajes y fragmentos históricos heredados desde la mirada indígena, plasman el conflicto armado, el encuentro de culturas, los dioses, la ciudad antigua enterrada por la modernidad, elementos actuales combinados con pasajes históricos y la muerte siempre presente.
De la serie, 20 son monotipos, creados en el taller Hoja Suelta; 23 piezas están hechas en collage, las cuales narran, a manera de historieta, la relación entre Cortés y la Malinche. La obra gráfica es acompañada por textos escritos por Andrea Paasch, Hermann Bellinghausen, Horacio Franco, Irma Hernández, Iván Pérez Téllez, Natalia Gabayet y Yásnaya Aguilar Gil, quienes sumaron su pensamiento a los trazos y la diversidad colorida compuesta por Filogonio Naxín.
“El primer día que Filogonio fue a la escuela se sentó en la última fila del salón de clases. Sacó su cuaderno y, con lápiz en mano, clavó la cabeza en él. Parecía que no perdía detalle y anotaba todo lo que explicaba el profesor rural”, escribe a manera de semblanza el periodista Memo Bautista en “1521-2021. A sólo 500 años”.
La obra de Filogonio Naxín ha sido expuesta en centros culturales, galerías de arte y museos mexicanos, entre ellos el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, adscrito al INAH, con texto curatorial de Alberto Ruy Sánchez. En febrero de 2020, la coordinación de Difusión Cultural de la Facultad de estudios Superiores, Acatlán, de la UNAM. Abrió sus puertas a la exhibición El Mundo de Naxín, la cual fue presentada por el antropólogo Alfredo López Austin.
“Naxín supo de la llegada de los españoles ya de adulto, e investigó el tema por cuenta propia; pero la noción de pertenecer a un país que fue invadido, no fue parte de su educación, ni en su casa, ni tampoco en la escuela, lo cual le parecía un mito”. Dijo Andrea Paasch.
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