El Martín Fierro es, sin duda, uno de los libros más importantes de la historia de la literatura argentina. Lejos de perder vigencia, desde el siglo y medio que pasó desde su publicación ha sido revisitado, adaptado a distintos formatos y hasta reescrito incontables veces por autores como Gabriela Cabezón Cámara (Las aventuras de la China Iron), Oscar Fariña (El guacho Martín Fierro) o Pablo Katchadjian (El Martín Fierro ordenado alfabéticamente).
A 150 años de su publicación original, la escritora y dramaturga María Inés Falconi se suma a la ola de reescrituras de este clásico argentino con una obra de teatro para chicos y chicas que lleva por nombre El Tincho Fierro, donde recupera la historia del gran poema nacional pero también incorpora otras voces y expande los sentidos de la lectura haciendo subir al escenario indios pampas, gauchos que rapean y otros tantos personajes.
Publicado por la editorial loqueleo y con ilustraciones de Juan Caminador, El Tincho Fierro propone una adaptación teatral para chicos y chicas del texto de José Hernández, escrita con mucho humor y disparate, donde aparecen gauchos, paisanas, indios pampas, soldados del ejército, un juez de paz y el viejo Vizcacha. La autora que imaginó esta adaptación es María Inés Falconi, escritora y dramaturga, y autora de sagas entrañables como la famosa Caídos del mapa, compuesta por una docena de títulos.
Falconi cuenta a Télam que la idea del libro surgió por parte de la editorial a propósito de los 150 años y a eso se sumó que “yo había adaptado muchos otros clásicos y el Martín Fierro era algo que hacía tiempo que tenía ganas de abordar así que fue una buena conjunción”, cuenta. El proceso fue largo y complejo porque supuso una doble operación, como explica: “una adaptación de género (de poema gauchesco a teatro) y también había que adaptar para público/lector infantil a partir de un texto que no lo era en absoluto”.
“Pensé realizar una adaptación para que la obra pudiera ser montada en la escuela, o sea para muchos personajes, acercar el lenguaje a la actualidad incorporando algunos raps con versos del Martín Fierro pero al mismo tiempo manteniendo algunas estrofas de la payada textuales de José Hernández”, dice. El resultado es una obra con mucho humor, ese recurso que considera “fundamental” para el público infantil.
Pero también incorpora manifestaciones más vinculadas a los lenguajes de las nuevas generaciones, como el rap. En una de las escenas del texto, un coro canta un rap que comienza evocando los versos del Martín Fierro: “Aquí me pongo a cantarte, a contarte,/ eso es arte, no te hartes, / al compás de la viruela y me como una ciruela/ que me vuela, ¡que me vuela!/ Si una pena te desvela, izá la vela”.
En la presentación de El Tincho Fierro, Falconi les habla a sus lectoras y lectores con la esperanza de que la obra convoque a la lectura del original: “Siempre que trabajo sobre los clásicos es para permitir que sean puerta de entrada, acercamiento al original. Hacer ese camino más fácil y amigable. Los clásicos no tienen ´época´, por eso son clásicos, porque trascienden las contingencias sociales, políticas e incluso literarias de cada época y de cada moda”.
En este sentido, “los clásicos echan raíces donde podemos pararnos con firmeza para a partir de ahí encontrar lenguajes propios, aprender, modificar, descubrir. También nos permiten contextualizar según la época en que fueron escritos y reflexionar sobre avances y a veces no tanto de la humanidad”, reflexiona sobre la vigencia y el aporte de este tipo de lecturas a pesar de la distancia temporal de la fecha original de publicación.
Y agrega: “Y, por supuesto, permiten también entender que ni la literatura ni ningún otro aspecto se sostiene sobre dicotomías: clásico o moderno, libros o computadoras, Beatles o Rolling Stones. Se pueden elegir y leer ambas cosas a la vez”.
Fuente: Télam S.E.
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