Rara vez un libro de 400 páginas, tipo ensayo, que te arroja datos y estadísticas, que es casi académico y tira a lo científico, sorprende tanto. No es sorprendente, cabe aclarar, por los temas que aborda sino por la forma en que lo hace, y es que, finalmente, es eso lo que termina calando en los lectores. Los atrapa, los convence y ya con eso está todo.
Justo así le sucede a uno con el libro de Richard Firth-Godbehere, que más allá de ser un nombre rotulante y muy poco conocido entre los lectores hispanos, ha conseguido gestar esta pieza única en el terreno del ensayo psicológico, o científico, si se quiere. Hasta filosofía podría ser, o sociología. Bueno, lo que el lector quiera decir que es. En todo caso, muy bueno.
A los humanos nos gusta pensar en nosotros mismos como criaturas racionales, reza la contraportada del libro. Sin embargo, algunos de los momentos más excepcionales de la historia no tratan de acontecimientos sino de sentimientos: los orígenes de la filosofía, el nacimiento del cristianismo, la caída de Roma, la Revolución científica o los grandes conflictos bélicos del siglo XX no pueden entenderse sin las emociones.
“Con sentido del humor, conocimiento profundo y prosa entendible y cautivadora, Godbehere (en español: Dios está aquí) nos lleva de la mano de Platón, Sócrates, Aristóteles, Buda, Ashoka, Pablo, Agustín, Zhuangzi, Kipling, Alá, Yaa Asantewaa, Descartes, por nombrar algunos que han cambiado y sacudido la historia de la humanidad a través de las emociones más que de la razón”, dice Aura Lucía Mora en su columna del diario El Espectador.
Gracias a sus sólidos conocimientos en psicología, neurociencia, arte, filosofía y religión, Richard Firth-Godbehere hilvana un fascinante recorrido por la historia de la humanidad desde una perspectiva absolutamente original, un relato que explica cómo las emociones han modelado el mundo en el que vivimos con toda su complejidad, maravilla y diversidad.
“El mayor problema a la hora de intentar responder a la pregunta «¿Qué es la emoción?» reside en el hecho de que plantearse algo así es un poco como intentar responder a la pregunta «¿Qué es el azul?». Podrían señalarse algunos datos científicos sobre la refracción de la luz y las longitudes de onda, pero el hecho es que «azul» significa muchas cosas diversas para muchas personas distintas. Algunas culturas, como la tribu himba de Namibia, no reconocen el azul como un color en sí mismo. Lo conciben como un tipo de verde, uno de los muchos verdes que les permiten diferenciar entre los sutiles matices de las hojas en las selvas y praderas en las que viven. Para ellos, saber diferenciar una inocua hoja verde azulada de una venenosa hoja verde amarillenta podría significar la diferencia entre la vida y la muerte” - (fragmento).
Godbehere nos mete también en ese océano infinito de los miedos y las fobias, continúa Mora en la columna, lo que lleva a odiar al contrario y desaparecerlo; “las diferentes formas de amar; cómo el deseo es terrible porque nunca puede satisfacerse ni obsesionarse con el dinero o el poder se relacionan con la virtud; la búsqueda incansable de un nirvana o paz interior, así sea ayunando y flagelándonos hasta morirnos de hambre o infectados por los latigazos; la muerte y resurrección de Cristo y su sangre derramada para lavar nuestros pecados; el “amaos los unos a los otros”, sin especificar que al enemigo también; el Corán que enseña a reprimir y controlar las emociones, para recibir la recompensa en el más allá; las cacerías de brujas; la cultura de la vergüenza en Japón; Mao Zedong, experto en despertar hasta el límite las explosiones emocionales... en fin, podría seguir y seguir, pero las columnas tienen su límite”.
El libro es de aquellas piezas que uno lee y ya está. No es necesario ponerse a pensar. Es único. No hay que buscarle otra calificación. “Tanto si buscas nuevas ideas, como historia narrativa, teoría psicológica o antropología cultural, este libro te enseñará algo nuevo sobre cómo la gente ha sentido a través de los tiempos. Un libro como ningún otro”, ha dicho Thomas Dixon, autor de Weeping Britannia: Portrait of a Nation in Tears.
¿No saben qué leer este otoño? Bueno, aquí está.
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