Por estos días, como ocurrirá en diciembre al final del año y como suele pasar durante la Semana Santa, todo comenzará a girar en torno a Halloween. La televisión mostrará su oferta de películas y en los cines se estrenarán nuevas cintas de terror. Seguramente, más de uno hará una maratón de clásicos del género.
Sin embargo, hay quienes prefieren leer a sentarse frente a una pantalla, bien sea en casa o en la sala de cine. Y para ellos, en Infobae hemos pensado este listado de libros que pueden ser una buena entrada al terror escrito en Colombia. Pero más allá de que existan o no libros de este tipo en la literatura nacional, la pregunta va dirigida hacia si verdaderamente se escribe terror en Colombia.
Si bien no es un género mayoritario, sí que hay varios autores que lo ejercen, así como lectores que lo buscan. El mismo Álvaro Mutis, por ejemplo, al escribir La mansión de Araucaíma en 1973, lo que buscó fue crear una novela de terror en la tierra caliente. Junto a él, otros nombres se han propuesto, no solo gestar ejercicios aislados que correspondan al género, sino crear toda una obra alrededor suyo.
Es difícil, para un artículo de este tipo, hacer un recorrido completo por los nombres que más se han dedicado a cultivar el terror en la literatura colombiana, pero mencionar algunos títulos que han formado parte de la tradición sí es posible. Aquí van, pues, los que recomendamos para darle la bienvenida al Halloween en este 2022:
LA PIEL DE LAS PESADILLAS, Pablo Concha
“Aquí tenemos algo más insoportable que el terror: llevarlo adentro y ser incapaz de percibirlo. Esto es lo que nos aterra cuando vemos a una persona con la mirada imantada por el vacío. La facultad de mirar desde afuera al obnubilado es la experiencia del terror. A esta experiencia asistimos en los relatos de Pablo Concha. Se trata de hombres y mujeres fascinados por el terror inefable que les posee. Nos queda a los lectores la aventura del discernimiento”, Miguel Tejada, editor.
ROJO SOMBRA, Gabriela Arciniegas
Esteban Castillo es un asesino caníbal. Tiene dieciocho años, es estudiante de literatura, vive solo y teme enamorarse. No sabe de dónde viene el impulso que lo lleva a cazar en las noches sin luna. Con el tiempo descubre que no es el único y que sus ansias de carne humana están relacionadas con su origen oscuro. Su testimonio revela los secretos de una raza de seres sanguinarios que viven bajo las alcantarillas de Bogotá, organizados en un sistema de castas que se regula mediante duelos a muerte y orgías rituales.
ELLAS SE ESTÁN COMIENDO AL GATO, Miguel Manrique
Es el primer libro de género zombi escrito en Colombia, dicen sus editores. Cuenta la historia de un periodista que, en medio del desastre producido por un extraño virus que transforma a los muertos en zombis, se arriesga a entrevistar a algunos sobrevivientes, todo ocurre en medio de una Bogotá apocalíptica. Pero, ¡cuidado! Esta no es una novela sino un libro de cuentos.
LOS NIÑOS, Carolina Sanín
Laura Romero, antigua locutora de comerciales de muebles y del servicio telefónico que da la hora y rentista de la mina de sal familiar, vive con su galgo Brus y es asidua de los supermercados. A la casa de esta mujer solitaria llega, una noche, un niño de seis años llamado Fidel. No se sabe de dónde viene ni quién es, habla siempre misteriosamente y parece no estar familiarizado con los usos del mundo.
Mientras trata de asignarle significados a su presencia, Laura lo pierde y lo recobra intermitentemente, pasando por varios estadios en los que encuentra personajes y situaciones: el vendedor de mercancías en un bus, el lenguaje burocrático del hogar de paso, la señora parlanchina. A través de la historia central de una pareja insólita—la de un niño y una mujer que no es ni pretende ser su madre—, y en un tono de fábula clásica, y con visos de terror psicológico, Los niños explora los límites del aislamiento y la intimidad y hace una reflexión, en ocasiones humorística, sobre la compasión, la maternidad, la hospitalidad, el abandono y la infancia.
“El terror que produce Los niños se puede sentir en algunos de sus diálogos y situaciones cotidianas, aparentemente triviales, en las que se perciben pulsiones macabras y violentas, presentadas con una sutileza perturbadora”, dice la periodista Tania Tapia Jauregui. “Ante todo, el terror de esta novela es el terror del no lugar y del no tiempo: una historia que se construye en el instante, entre lugares imaginarios y momentos muy bogotanos, que construye un miedo psicológico que se pasea entre un aquí y un nunca”.
SEIS, Álvaro Vanegas.
Reza la contraportada del libro:
¿Qué pasaría si pudieras tener todo lo que siempre has soñado –y más–, pero para lograrlo tuvieras que hacerle daño a otro ser humano?
Las reglas del juego son claras: en cada ronda todos los participantes deben lanzar los dados, y la persona que obtenga el mayor puntaje tendrá el derecho y la obligación de causarle daño a alguno de los presentes. La última persona viva será la dueña de los Dados de Andras y tendrá todo lo que ha soñado con tan solo desearlo. Seis personas se embarcan en este juego, convencidos de que solo se trata de una leyenda urbana, sin imaginar que los Dados de Andras han recorrido el mundo desde hace miles de años, dejando a su paso incontables cadáveres y almas condenadas al Infierno.
Y tú, ¿jugarías a los dados con el demonio?
SEGUIR LEYENDO: