Se llama Jorge Iván Salazar, es colombiano y tiene una pasión irrefrenable: coleccionar ediciones de todo tipo de Cien años de soledad, la novela más célebre de su compatriota Gabriel García Márquez. Esa novela que hizo que Latinoamérica, pero sobre todo el Caribe, quedara para siempre asociada al realismo mágico como una posible literatura.
Es por eso que Salazar tiene ejemplares en armenio, tamil, azerí y otros 45 idiomas del famoso libro del autor que hace exactamente cuarenta años fue reconocido con el Nobel de Literatura. Hace casi dos décadas -16 años, en rigor- que se dedica a buscar y encontrar las mejores y más extravagantes ediciones de Cien años de soledad.
Es en la ciudad colombiana de Armenia -en la zona oeste del país, entre Cali y Medellín- en donde está afincado el coleccionista y su gran biblioteca privada. Su tesoro equivale a 379 ediciones de Cien años de soledad: su favorita es la primera, publicada en 1967.
“Es mi favorita porque la pude conseguir en México con un librero, de esta edición solo se sacaron 8.000 ejemplares”, explica el coleccionista, que tiene 59 años. Otro factor que valora mucho entre los libros de su colección es la inclusión de pinturas de algunos artistas europeos de gran reconocimiento cuyas obras están impresas en algunas de las ediciones que tiene en su biblioteca.
Fue a los 43 años que Salazar se decidió a dar lugar a esa inquietud que sentía sobre conocer y tener ediciones de todo tipo de Cien años de soledad. El colombiano es ingeniero civil y constructor, y, sobre todo, un “coleccionista apasionado”.
Cada vez que viaja a distintos lugares del mundo busca ediciones de la historia del clan Buendía, afincado en una de las locaciones más célebres de la literatura en castellano: Macondo. El mundo digital ayuda mucho en su búsqueda: a través de distintas plataformas rastrea dónde dar con nuevos y curiosos ejemplares de la obra de “Gabo”.
El coleccionista número uno
Aunque no tiene un certificado, Salazar cree poseer la mayor colección de Cien años de soledad que existe. Hace seis meses escribió a los responsables del libro Guinness Records para ser valorado de esa forma, pero le aseguraron que no tenían un registro similar con el cuál compararlo.
En un catálogo indexa cada ejemplar con los datos más relevantes y la imagen de su portada. Cada uno de ellos tiene su propia historia. Entre sonrisas, muestra un libro “pirata” que García Márquez le firmó en China a su traductor cuando todavía no circulaba una versión oficial.
“Maestro, yo permití que millones y millones de chinos leyeran su majestuosa obra”, reconstruye Salazar sobre la súplica del arrojado traductor. Según el coleccionista, el escritor cedió a regañadientes y estampó su firma con un guiño: “Para el mayor pirata del mundo”.
Como Salazar, los colombianos rinden distintos homenajes al escritor caribeño cuatro décadas después de recibir el mayor galardón de la literatura en Estocolmo, cuando pronunció su memorable discurso “La soledad de América Latina”.
Lejos del García Márquez político
Cuando se le pregunta cuántas veces ha leído el libro, Salazar confiesa que tres y “media”. “La media fue en el colegio que no lo terminé (...) no le encontré el gusto”, sostiene entre risas. Luego comparte otras joyas de su colección, como un ejemplar escrito en ruso, que carece de los tramos eróticos del relato, censurados por el gobierno de Rusia a pedido de la Iglesia ortodoxa.
El novelista colombiano más famoso del mundo, fallecido en Ciudad de México en 2014, se inmortaliza en cada hallazgo de Salazar. “El último libro que adquirí fue en el idioma feroes, [hablado en] una isla entre la península escandinava e Islandia”, asegura el ingeniero. “Para mí fue impresionante que en una isla tan remota tengan Cien años de soledad en su idioma”, advierte con la edición en la mano.
Aunque fanático de su literatura, Salazar se distancia del García Márquez “político”, cercano a la izquierda latinoamericana y estrecho amigo de la Revolución Cubana. “El Gabo escritor me gusta mucho más que el Gabo político por una razón sencilla: yo he tenido la posibilidad de incursionar en política, tengo mis ideales, mis principios, y ese Gabo de la izquierda cercano a Fidel Castro, que tuvo conversaciones con algunos grupos insurgentes (...) no me gustaba”, concede.
Pese a que el autor se opuso en vida a llevar Cien años de soledad a la pantalla, la plataforma Netflix estrenará pronto la serie de la obra que cuenta con el visto bueno de la familia de Gabo.
Con información de AFP.
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