Toda una vida dedicada a la difusión de la lectura, a las buenas historias, las cortitas y con música, las que les gustan a todos desde que son pequeños y hasta que crecen. Esas que son divertidas, que se quedan en nuestra memoria hasta ya mayores y añoramos con alegría, porque las leíamos cantando con entusiasmo, brincando sobre en una pierna, cerrados ambos ojos, cruzando las manos tras la espalda.
En eso han consistido los días de Alekos, uno de aquellos personajes. Su nombre real es Alexis Forero Valderrama. Se ha dedicado con entusiasmo a las letras, a los cuentos y a las risas y a los bailes. Es escritor, actor, narrador oral e ilustrador. Cuenta sus cuentos tocando la guitarra y escribe con el rostro envuelto en sonrisas. Ha realizado estudios en diseño gráfico, grabado y pintura en la Universidad Nacional de Colombia y por su trabajo ha sido premiado en varias ocasiones. Ha expuesto sus ilustraciones en exposiciones colectivas realizadas en Brasil, España, Eslovaquia, Bulgaria, Italia, México, Nicaragua y Estados Unidos.
Protagonizó la serie infantil de televisión “El rincón de los cuentos”, producida por el Ministerio de Educación de Colombia. Fue premiado en el marco del Festival de Ilustración de Libros “BookILL”, en Serbia 2019. Ha recibido, también, los premios Chamán. México DF., México 1998, Cuchillo Canario en Islas Canarias España. 1997 y la Beca de Creación para el proyecto Primer Simposio internacional del animalito liberado.
Alekos ha ilustrado cerca de 60 libros de otros autores en Colombia, España, Venezuela, México y Perú; ha sido incluido en tres ocasiones en la lista de honor de la IBBY y tiene distinciones como ilustrador, actor y narrador oral. En sus espectáculos, en los que se integran la música, las palabras y la imagen, utiliza objetos y dibujos realizados por él. Muchas veces utiliza también muñequitos de cartón y otras imágenes. Y siempre lo acompaña su tiplina, el instrumento colombiano de 12 cuerdas. Cuenta y canta historias de la tradición oral de distintos lugares, otras venidas de la literatura universal y finalmente, de su repertorio personal.
En 2022 ha sido homenajeado en el marco del Festival de Literatura Infantil y Juvenil, por su representación de la multiplicidad de universos que orbitan alrededor de los niños. Con sus ilustraciones, tiplinas, libros arte, inutensilios, entre otras obras para público infantil, ha consolidado un trabajo que lleva su sello en cualquier cosa que hace.
Su libro más reciente es una compilación de 36 poemas para niños, que encantan por igual a lectores de cualquier edad. Aquí, el autor nos ofrece versos, retahílas y juegos de palabras que hablan de los recuerdos de la niñez, los miedos de la infancia, las tradiciones, el folclor y la riqueza natural de Colombia. Cada poema está acompañado por una ilustración de la mexicana Claudia Navarro, que supo conjugar sus coloridos dibujos con el espíritu lúdico de los textos.
Al final se incluye un código QR para ingreso gratuito con la musicalización, con aires tradicionales, de algunos de los poemas. En esta nueva obra Alekos reúne varios relatos que dan cuenta de su paso por diferentes geografías, sobre la calidez de conectar con diversas culturas y sobre ese espíritu inquieto de un niño quien se asombra ante la novedad.
Respecto al recorrido de su trabajo y sus concepciones alrededor de la literatura infantil, Alekos conversón con Infobae y esto fue lo surgió.
— Su obra supone un amplio espectro de temáticas, de técnicas, no sólo narrativas sino también orales. El texto, de alguna forma, pasa a ser también contado, cantado, no solo leído o escrito. ¿De qué manera concibe esta relación entre lo oral y lo escrito en su trabajo?
— Siento gran influencia en dos facetas especialmente: La tradición oral en lo narrativo y la poética popular en la poesía. Y luego ya en la temática académica, por decirlo así, me guía la poesía de algunas corrientes como el siglo de oro español, la generación del 27, el grupo de la revista Mito en Colombia, el boom latinoamericano y algunas voces contemporáneas posteriores a esos grupos.
No soy experto en técnicas narrativas, ni profesional de la oralidad, pero intento estar dentro de los dos oficios de una manera cauta y además de los libros, en espacios donde logro combinar las artes, como los recitales en vivo, encuentros de docentes o ferias de libro, por ejemplo.
— Este año lo han homenajeado en el Festival de Literatura infantil y juvenil. Un homenaje siempre es un reconocimiento a una trayectoria. Si pudiera detenerse por un segundo a pensar en lo que ha sido su carrera como escritor, como formador de lectores, ¿que sería aquello que resaltaría más? ¿A qué le trabajaría un poco más?
— Resalto en especial una especie de fórmula que me resultó en tres o cuatro ocasiones y que me pareció novedosa: crear a dos manos un libro con un escritor -texto e imagen –. Estaba claro que yo ilustraría y él escribiría, pero la creación de la historia fue a dos manos. Enrique Páez de España, Hernán Garrido-Lecca del Perú, Nicolás Buenaventura, de Colombia.
Y claro que los libros donde he hecho texto e imagen siempre los celebro.
Y por supuesto en los que “me paran bolas” y me dejan experimentar con el imaginario o las técnicas.
Le trabajaría un poco más a escribir, por supuesto, a hacer libros álbum que integren textos imágenes y música. A las temáticas sobre temas naturales, sobre convivencia humana. en fin, los temas esenciales. y claro siempre al humor, en todos los espacios posibles.
— ¿Cuál es el análisis que hace de la literatura infantil en Colombia hoy? ¿Qué nombres resalta en el panorama actual? ¿Qué labores considera que no se están cubriendo del todo?
— No soy un analista del tema, digamos que pongo cuidado a lo que aparece y a lo que me encuentro en el camino. Pero lo que siento es que, desde los tiempos en que empezamos con aquella primera Asociación de Ilustradores Colombianos, mucha agua ha corrido bajo los puentes.
Siguen vigentes nombres como: Celso Román, Triunfo Arciniegas, Pilar Lozano, Irene Vasco, Clarisa Ruiz, Gloria Cecilia Díaz, llegan otros nuevos como John Fitzgerald, Claudia Rueda, Jairo Buitrago, Albeiro Echavarría, Gerardo Meneses. En ilustración Dipacho, Carlos Riaño, Paula Bossio, Santiago Guevara, Juan Camilo Mayorga, Paula Ortiz, Amalia Satizábal, Daniela Violi, Luis Fernando Macías, Luisa Noguera. Olga Cuellar, Ivar Dacoll, Roger Ycaza a quién considero colombiano también. Y muchos más que tendría que mencionar.
De otro lado, me parece que va rauda la narrativa, en tanto que la poesía para niños la siento unos pasos atrás. Siguen vigentes por suerte: Carlos Castro, Jairo Aníbal Niño, José Luis Díaz-Granados. La ilustración va como una bala.
— En un país como el nuestro, la esperanza siempre va a residir en los más pequeños. ¿de qué forma la literatura está siendo correctamente heredada a ellos?
— La literatura cumple su tarea, pero la pelea es a muerte, no tanto con medios, como con el uso que los grandes capitales les dan. La pulga y el barco es un granito de arena dentro del conjunto de quienes queremos aportar algo a los que ya se fueron. Lo que encuentras allí es poesía – aunque no seré yo quien la califique como tal- sencilla, simpática, fácil de aprender y de aprehender que, si mi sueño se cumple, lo puedan seguir los niños en las aulas, en la casa con los padres o ellos solitos. Igual espero de los profes de lenguaje y los de música, porque allí en un rinconcito, hay seis textos musicalizados – código QR-, para que también los aprendan en forma de canción.
— Y esa es una pregunta aún más compleja. ¿Cual es la esperanza que puede llegar a tener un escritor en un país con pocos lectores?
— La esperanza claro, siempre, es que te lean, que te conozcan un poquito más cada vez. No un rockstar, porque eso no va a pasar, pero hay otras esperanzas. Los encuentros que hacen las bibliotecas o las editoriales con los niños en los colegios o en teatros, son importantísimos. Yo creo que el caso mío en ese sentido es de agradecer. Hoy vengo de un encuentro con chiquiticos, en la biblioteca del Servitá, en Bogotá. Les conté cuentos orales, les leí textos de algunos de mis libros y cantamos y jugamos un poco. Es presentar el libro como si fuera la primera vez. Lo es para algunos niños y algunos profes. Por lo menos les hemos picado la curiosidad. Los libros tipo álbum, que se están haciendo ahora, es muy difícil que pasen desapercibidos: son hermosos, bien escritos, y los temas son variados, profundos algunos, juguetones otros. Hay esperanza, ¿verdad?
— Dicho esto, ¿Alekos seguirá siendo siempre Alekos? Porque sus lectores lo buscarán aún de viejos para seguir llevando el mensaje.
— Me temo que me quedé con el resabio. Estoy un poco cucho para empezar otro quehacer y lo que es peor: me encantan mis oficios. Aunque también hubiera querido tener la inteligencia de mi hermana, el talento musical de mi hermano, ser tan buen carpintero como mi padre y asomar siquiera, al ser humano que fue mi madre.
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