¿Se puede escribir un discurso y volver memorable a un mandatario? ¿Por qué es importante recuperar la palabra en los tiempos de la imagen?, ¿Qué puede aportar la escritura política a los debates actuales? Estas fueron algunas de las preguntas que surgieron este miércoles durante la presentación del libro, Fantasmas de palacio, en el auditorio Monseñor Derisi, de la Universidad Católica. Allí quienes redactan los discursos de seis presidentes latinoamericanos hablan de su oficio.
Ante una concurrencia nutrida, Lourdes Puente, directora de la Escuela de Política y Gobierno de la UCA dijo que la singularidad del libro, “abre un lugar que está poco explorado y que es muy interesante no solamente para estudiar al político sino para estudiar qué hay en la construcción y en la palabra de un político”.
La periodista Carolina Amoroso, encargada de la moderación, dio inicio a la charla destacando la labor de los editores Ximena Jara y Gonzalo Sarasqueta, que también escribieron algunos de los capítulos. Conformando un texto colectivo que busca poner en valor el trabajo de los autores de discursos políticos. “De verdad encontré en este libro una conversación refrescante sobre la palabra política y la conversación social”. “No es menor el trabajo del que estamos hablando, no tiene que ver con el marketing y la publicidad o hacer de nuestros presidentes, ventrílocuos. Tiene que ver con darle sentido y carnadura a la palabra política.”
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Con esas palabras, Amoroso invitó a Jara y a Sarasqueta a contar el inicio del libro. Ximena Jara se remontó al 18 de octubre de 2019 en Chile, en pleno estallido social, cuando se reunió con Gonzalo por una entrevista que él iba a realizarle. “Tuvimos una conversación muy profunda sobre cómo se construyen las narrativas y después seguimos debatiendo”. “Sin duda eso marcó el inicio de una amistad, y en algún momento me dijo: -hagamos un libro con esto”. Jara primero dijo que no. “Hacer un libro de algo de lo que no se habla, como de los discursos que se les hace a los presidentes en América Latina, era una amenaza. Pero luego pensé que si convencíamos a otros de salir del clóset, ya la mala acción iba a dejar de ser una mala acción y podría ser un acto de reivindicación”, señaló.
Editado por Biblos, Fantasmas de palacio, cuenta en primera persona la experiencia de los escritores fantasmas que estuvieron detrás de los discursos de seis presidentes latinoamericanos: Michelle Bachelet por Ximena Jara; Lula Da Silva por Carlos Tiburcio,- que aún sigue escribiéndole y está en plena campaña electoral por la vuelta del ex mandatario-; Mauricio Macri por Julieta Herrero; Rafael Correa por Carlos Proaño Manosalvas; Juan Manuel Santos por Ángel Beccassino y José “Pepe” Mujica por Matías Ponce. El texto también cuenta con la participación de la especialista en comunicación política, Yolanda Meyenberg Leycegui, del consultor en comunicación, Omar Rincón y el prólogo es del ex presidente chileno, Ricardo Lagos.
La idea del libro es “sacarle el velo a una temática”, cuenta Sarasqueta. “En Estados Unidos, por ejemplo, cada vez que asume un presidente nombra un jefe de equipo de discursos. Eso se paga con el dinero de todos los estadounidenses, es vox populi”. “Y en una época de reels, memes, de cultura hípervisual, en que nos informamos con imágenes, es devolverle también el poder a la palabra. La palabra tiene un poder performativo, crea realidad”, dijo el autor.
Sobre el momento de la escritura los editores, que estuvieron a cargo también de la realización de algunos capítulos, contaron que además de las referencias bibliográficas y los textos académicos del ámbito político, quienes están detrás de los discursos presidenciales se sirven de la literatura de ficción, los podcasts y series como Borgen, House of cards o El ala oeste de la casa Blanca. “Siempre escribimos coralmente, con lo que cada uno leyó, más allá de estudiar al personaje, también lo que trae uno, la biblioteca personal, esa es la materia prima, esos son los recursos. Y ahí se acerca el tema de la ficción. Para mí es la mejor fuente de todas: las metáforas, todos los recursos retóricos los sacás de la ficción.”, explicó Sarasqueta.
En la primera fila estuvo la decana de la universidad de Ciencias Sociales de la UCA, Liliiana Pantano y muy cerca, entre el público se encontraba Ángel Beccassino, uno de los autores y Maximiliano Aguiar, que no participó del libro, pero fue el artífice de los discursos del ex presidente de Perú, Martín Vizcarra.
Al momento de abrir micrófono alguien preguntó por la autoría: ¿De quién es la palabra: del que la escribe o del que la dice, cuando se escribe para otro? “Es del que la dice”, respondió Jara. “Porque son palabras que se hacen para alguien, en su historia, en sus gustos, en su trayectoria”. Y contó cómo lo vivió en su momento. “Escribir el discurso de victoria para Michelle Bachelet en su segundo gobierno fue una de las cosas más emocionantes que me han pasado profesionalmente. Pero yo no escribí mi discurso. Yo no me estaba jugando nada, ella se estaba jugando su victoria. Ella tenía un proyecto político”. “Se vive sabiendo que uno está facilitando una tarea que no es propia, es una tarea ajena”, explicó Jara.
“Escribir el discurso de victoria para Michelle Bachelet fue una de las cosas más emocionantes que me han pasado. Pero yo no me estaba jugando nada, ella se estaba jugando su victoria”
“Es una profesión que incluye la pasión por el anonimato”, agregó Sarasqueta.
Sobre el final, Jara quiso dejar en claro que en esa conversación política entre los mandatarios y los que escriben los discursos, hay un segundo sujeto fundamental: el ciudadano. “Se escribe para que le quede bien a un presidente o una presidenta, pero para hablarle a un ciudadano, que finalmente es el depositario de la soberanía y es el último mandante. El que tiene el derecho de saber lo que se está haciendo.” “Una de las cosas más bonitas que tiene esto es poder explicar al ciudadano por qué se está haciendo lo que se está haciendo”, cerró Jara.
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