“El hombre rebelde”, de Albert Camus

Uno de los grandes clásicos de la filosofía moderna, reeditado en español por el sello Literatura Random House, con la traducción de Josep Escué.

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Albert Camus.
Albert Camus.

De Albert Camus se habla cuando “El extranjero” oLa peste” aparecen en escena, pero la obra del francés ha sido siempre más que estos dos grandes títulos. Quienes lo han leído y estudiado pueden dar fe de ello, y uno de esos títulos destacables es, precisamente, el que acaba de reeditar en español la editorial Penguin Random House, a través de su sello Literatura Random House.

“El hombre rebelde” es el clásico estudio del pensamiento rebelde, valga la redundancia, en el que Camus realiza un recorrido que va desde la ilustración hasta las revoluciones del siglo XX, analizando movimientos como el anarquismo o el nihilismo, adentrándose en sus ideologías e intentando descifrar sus paradigmas. Desde su publicación, el libro no ha parado de ser un documento polémico. Explora el vínculo existente entre la rebeldía política y la estética, a partir de lo dicho por filósofos como el Marqués de Sade, Karl Marx o Friedrich Nietzsche.

"El hombre rebelde", de Albert Camus. Cortesía: Penguin Random House.
"El hombre rebelde", de Albert Camus. Cortesía: Penguin Random House.

La tesis del libro no solo se centra en el repaso de casi dos siglos de historia e insumisión del pensamiento, sino que le plantea al lector una serie de hipótesis de gran valía sobre la desmesura de este tiempo en particular que, de alguna manera, tiene mucho del nuestro, por ende, nos habla también a nosotros.

Cuando se publicó “El hombre rebelde”, Camus no había cumplido aún los 40 años de edad, pero entonces ya tenía un lugar dentro del selecto grupo de intelectuales de izquierda en Francia. Había militado en la Resistencia y con la publicación de La Peste consiguió tener autoridad moral sobre sus lectores y una buena parte de la sociedad letrada de la época. Era un novelista de éxito, casi una celebridad en Francia, además de un hombre querido y respetado en todas las instituciones literarias.

Poco antes de que “El hombre rebelde” saliera a las librerías, rememora el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, mientras cenaba en el hotel Lutétia, Camus le dijo a su acompañante: “Deme la mano. Dentro de unos días, no habrá muchas personas que me la den”.

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El libro está dividido en tres partes. La primera de ellas aborda el concepto de la “rebelión metafísica”, a partir de lo dicho por artistas románticos y surrealistas, y lo tratado en su literatura por el Marqués de Sade. La segunda parte, titulada La rebelión histórica, describe los movimientos de la emancipación social que se nutrieron, con el tiempo, del pensamiento de Hegel y corrientes como el anarquismo, que a su vez intenta abordar el concepto de lucha social para entender lo que es la rebeldía y la emancipación del hombre en su condición de servidor.

La tercera y última parte de “El hombre rebelde”, explora la relación entre arte y rebelión, y describe, de manera reflexiva, las distintas formas de rebelión existentes entre estas dos categorías, concebidas en contra de los valores y principios que se han aceptado religiosamente como inmutables, empezando por la figura de Dios y la moral que desciende su veneración.

Para Camus no es la “revolución” sino la rebelión constante aquello que mueve al hombre crítico, humanista y emancipador, y lo previene así de la tiranía en nombre de la libertad.

“Se trata de saber si la inocencia, desde el momento en que actúa, puede abstenerse de matar. Nosotros no podemos obrar más que en el momento nuestro, entre los hombres que nos rodean. No sabremos nada mientras no sepamos si tenemos derecho a matar a ese otro que está ante nosotros o a consentir que muera. Puesto que hoy día toda acción desemboca en el crimen, directo o indirecto, no podemos actuar antes de saber si, y por qué, hemos de dar muerte” - (Fragmento).

Dice el español Fernando Aramburu, el autor de “Patria”, que cuando leyó este libro, a edad muy temprana, entendió de inmediato que la lectura le acompañaría toda su vida. En una entrevista con el diario La Vanguardia, comentó: “Yo, que me crie en una sociedad donde se ejercía mucho la violencia, donde estábamos habituados al cadáver casi diario, y teníamos que pronunciarnos lo quisieras o no, este libro me libró de caer en el abismo en que cayeron otros, ejercer la violencia contra los demás pensando en ejercerla y en que es buena”.

Cerca de 384 páginas que cuentan con la traducción de Josep Ecué, en esta nueva edición de Random House, del libro del que Hannah Arendt afirmó alguna vez que era el único motivo verdadero por el que valía la pena escribir.

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