La escritora mexicana Isabel Zapata, mediante una serie de ensayos vividos sobre la pérdida y los mecanismos del recuerdo, aborda las más profundas vicisitudes de la vida en su más reciente obra publicada, la que tituló “Alberca vacía”, un texto que ya había publicado y que recientemente fu reeditado bajo el sello de la casa editorial Lumen. En este libro realiza una recopilación de textos creados a lo largo de varios años, fragmentos atemporales que se balancean entre lo íntimo y la profundidad sensible de la realidad, a partir de los pasajes cotidianos que se comparten con mascotas, familia y comida.
El libro “Alberca vacía” inicia con el fragmento íntimo titulado “Mi madre vive aquí”, un texto que arroja una serie de imágenes literarias, como la que asegura que todo objeto sobrevive a su dueño, por lo que Zapata considera que también todo ensayo sobrevive a quien lo escribió, párrafos que están destinados a desprenderse de su autora y adherirse a las realidades del lector, que le otorgará nuevos significados. La escritora, traductora y editora recurre a ideas de pensadores como Susan Sotang, de quién se presume solía acomodar sus libros según el peso contemporáneo de sus autores, para que los libros convivieran según su época; sobre el uso de este recurso, Zapata se declara conforme con el presente, pero asegura que en repetidas ocasiones sus líneas se nutren del pasado.
“Si hubiera que trazar una línea entre todos los ensayos, yo diría que podría ser, quizás, la perdida, en un sentido muy amplio. Algunos ensayos se salen un poco más del tema, otros tienen más relación, pero a mí me interesan muchos mecanismos de la memoria, las maneras que tenemos de conservar lo que perdemos, por decirlo de alguna forma. Yo creo que todos en la vida nos ha atravesado algún duelo, que no, nada más es un duelo por una muerte, algunos tienen casas de abuelos que ya no están más, espacios donde te cambian de ciudad, de idioma, como las cosas que vamos dejando atrás o perdiendo, y entonces buscamos la manera de conservarlas, una de esas maneras es la memoria, que es un poco traicionera y un poco, sí, tramposa”, aseguró la autora en entrevista con el portal SinEmbargo.
Los párrafos escritos por Zapata se convierten a su vez en fotografías familiares de algún instante, como en el ensayo titulado “Contra la fotografía”, donde la propone como una acción, más que un objeto y plantea que la escritura podría verse como algo similar; al paso que hace una representación mediante la escritura de la argentina María Negroni, quien decía que escribir es una manera de pensar; en los textos como “Las virtudes perrunas”, “La inteligencia de los pulpos” y “La traducción literaria”, algunos de los tantos que componen “Alberca vacía”, la escritora los pinta breves, pero que en su interior remiten siempre a la calidez de una charla.
Isabel Zapata, en esta colección de ensayos, transita entre la nostalgia, la naturaleza animal, los recuerdos, la memoria y los momentos de reflexión. La autora, en “Mi madre vive aquí”, presenta relato sobre la biblioteca de su madre, sobre cómo las conversaciones que ya no puede sostener con ella se han podido preservar a través de libros que dejó anotados. En cada uno de los momentos que componen a “Alberca vacía”, Zapata establece una conversación, que ayuda a reflejar sus ideas, recuerdos y sentimientos; es así una publicación que se nutre de lo autobiográfico y personal que permite y es propia del género ensayístico.
Isabel Zapata es egresada de la carrera de Ciencias Políticas del ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México), fue en la New School for Social Research en la que encontró el amor por la filosofía, a partir de ahí se dedicó a escribir, sobre todo a la escritura del ensayo, lo que la ha llevado a ser colaboradora frecuente en Letras Libres y Langosta Literaria; además es cofundadora de Ediciones Antílope. A sus 34 años ha publicado un puñado de libros, entre ellos “Amalgama”, “In vitro”, “Una ballena en un país” y “Ventanas adentro”.
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