A dos años de su publicación en su lengua natal, hace pocos meses desembarcó en Argentina la versión española de Sangre Turbia bajo el sello editorial Salamandra. Se trata del quinto libro de la saga policial protagonizada por Cormoran Strike. Para aquellos que aún no lo saben —aunque sería, a esta altura, un poco extraño—, el autor de esta saga (Robert Galbraith) es nada más ni nada menos que J.K. Rowling, la autora de Harry Potter.
En el año 2013 publicó el primer libro de la saga llamado El canto del cuco (The Cuckoo‘s Calling) bajo un pseudónimo. El libro enseguida se convirtió en un boom de ventas. Todos, en aquel momento, estaban hablando del thriller que no necesitó el nombre de su famosa autora para valerse por sí mismo dentro del género policial.
A ese primer volúmen de las crónicas de Strike le siguieron: El gusano de seda (2014), El oficio del mal (2015), Blanco letal (2018) y el polémico quinto libro: Sangre turbia (2020). La historia fue acusada de transfóbica por sugerir que el potencial asesino de la trama se vestía de mujer para captar a sus víctimas.
Lejos de que la acusación le hiciera mala prensa, este thriller ha vendido cinco millones de ejemplares en un año solo en el Reino Unido. En su versión en español el libro supera las 1.000 páginas, logrando que sea uno de los libros más largos de la autora. Muchos de esos niños y jóvenes que crecieron leyendo la saga de Potter luego exploraron la saga de Cormoran Strike y se dejaron llevar por este universo policial.
A diferencia de sus libros antecesores, Sangre turbia relata el primer caso en el que Robin, en principio una asistente o secretaria, se suma de igual a igual al ya conocido y consagrado Cormoran Strike. Juntos intentan descifrar qué hay detrás de la desaparición de la doctora Margot Bamborough, ocurrida en 1974.
La hija de la mujer desaparecida nunca creyó la idea de que su madre hubiera sido asesinada por un homicida serial, ni tampoco creyó en la posibilidad de que la abandonara. Es por esta razón que las últimas esperanzas de la ahora mujer de más de 40 años es que el famoso detective Cormoran Strike haga un último intento de conseguir información sobre la desaparición de su madre.
Al comienzo de esta nueva historia nos enteramos de que la tía de Strike fue diagnosticada de una enfermedad terminal por lo que el detective tendrá que lidiar entre su trabajo y su complicada historia familiar (que incluye un padre rockstar que está haciendo todo lo posible para invitar al investigador a un evento importante junto a sus otros hijos).
Por eso Strike decidirá apoyarse mucho en Robin. La joven, que está en pleno proceso de divorcio, coordinará el nuevo equipo de investigación y se hará cargo de muchas responsabilidades, permitiendo que Strike pueda dedicarle tiempo a sus tíos y también a la investigación sobre el caso de Margot Bamborough. A esta altura de la historia de ambos personajes principales, podemos afirmar que Robin Ellacott ya no cumple con su función habitual, entre secretaria y asistente de Strike, sino que ya es un igual en la empresa.
Apenas pasada su separación, la joven está tapando sus emociones con muchísimo trabajo, mientras tiene que lidiar con la difícil personalidad de Strike y sus nuevos compañeros de profesión. Hay uno de ellos especialmente que le dará muchos dolores de cabeza a la pelirroja y logrará desencadenar actitudes nunca antes vistas por parte de la joven. Y es que lo cierto es que Robin no está en su mejor momento y está tendiendo a absorber todo y volverse bastante taciturna, al mejor estilo Strike.
Mientras los dos protagonistas lidian con sus problemas personales, la desaparición de Margot Bamborough se convierte en un misterio que aparenta ser cada vez más imposible de resolver. Ese misterio se coló en la mente de ambos investigadores y no va a ser sencillo dejarlo ir. Cuanto más difícil y extraño se vuelve el caso, más necesitan los investigadores apegarse a él y trabajar en conjunto.
A pesar de que en el correr de este libro (que transcurre en un poco más de un año calendario) los protagonistas no están tanto tiempo juntos, el caso sin resolver de Margot hará que estén en contacto y que hasta se convierta en algo personal. Ambos encuentran cierto morbo en la desaparición de la doctora y necesitan saber qué sucedió, no solo porque fueron contratados, sino porque para ellos se convierte en un gran desafío que necesitan resolver por satisfacción propia, algo que no suele sucederles muy a menudo a raíz de sus problemáticas y erráticas vidas personales.
En Sangre turbia Strike y Robin deberán volver varias décadas atrás para investigar todas las teorías posibles sobre la desaparición y potencial muerte de Margot Bamborough. A través de un sin fin de personajes secundarios -algo recurrente en los libros de este género- el lector recorrerá varias décadas de historia familiar y se centrará en todos los sospechosos que rondaban por la década del 70 gracias a los rumores de boca en boca de conocidos, compañeros y familiares de la mujer desaparecida.
Al mejor estilo quién es quién, la pluma de la autora logra despistar y hacer que el lector entre en un laberinto de misterio en donde no todos logran estar de acuerdo con su potencial asesino al momento de cerrar la historia. Como siempre, los giros finales en las historias de Strike dan mucho de qué hablar y dejan al lector con ganas de volver atrás, releer y buscar aquellos indicios que no fueron tan evidentes en una primera lectura, pero que estaban ahí.
La desaparición de Margot Bamborough y su investigación, que funciona como hilo conductor de toda la trama, está tan bien armada, planeada y llevada a cabo que logran que el libro se disfrute de principio a fin. No dudo al decir que es uno de los mejores publicados de Strike al momento y es increíble cómo mantiene en vilo al lector, desde que arranca la historia hasta sus páginas finales.
Más alla de que muchos lectores de la saga shippeamos a Robin y a Strike, es decir, idealizamos la relación que tienen, lo cierto es que no se trata de una “historia de amor” convencional y por lo tanto no busquen novela rosa acá.
Sangre turbia es 100% novela negra, thriller sádico, que demuestra una vez más que la autora no solo tiene una buena pluma para la fantasía, sino también para la novela policial. Recuerden que aquí siempre las apariencias engañan y no se gasten en sacar conclusiones antes de tiempo porque todo puede suceder.
Si son seguidores de esta saga y luego de leer este quinto volumen quedan con ganas de más, tranquilos. Hace pocas semanas salió en Reino Unido el sexto libro de Cormoran Strike: The Ink Black Heart (Corazón negro de tinta).
En esta nueva aventura Robin recibe en la agencia la visita de Edie Ledwell, una caricaturista que comienza a recibir ciberacoso a través de un usuario denominado Anomie. Acusan a Edie de ser racista y transfóbica. Robin cree que es mejor que una agencia dedicada a la ciberdelincuencia se encargue del caso. Claro que toda la investigación toma otro viraje cuando Edie aparece asesinada y una empresa de renombre decide contratar a los dos detectives para que investiguen qué fue lo que sucedió.
Aún no hay fecha de publicación en español para The Ink Black Heart, pero al igual que su libro antecesor, la publicación de este tomo en inglés estuvo rodeada de comentarios en las redes sociales, ya que hubo quienes cuestionaron que J.K.Rowling decidiera publicar un libro donde la víctima sufría ciberacoso tal como ella denunció haber recibido hace pocos meses en la plataforma de Twitter.
En ruedas de prensa por el lanzamiento del sexto libro, la autora aseguró que todo fue una simple casualidad y que la historia comenzó a escribirla antes de recibir amenazas. Lo que sigue sin ser sorprendente es que a pesar de la polémica, The Ink Black Heart se posicionó entre los 5 libros más vendidos de la lista de The Times. El morbo de las redes sociales sigue causando furor en la literatura.
“Sangre turbia” (fragmento)
—Eres un cornuallés de pura cepa —dijo Dave Polworth con fastidio—. Strike ni siquiera es tu verdadero apellido. En realidad, eres un Nancarrow. Ahora no irás a decirme que te consideras inglés, ¿verdad?
El Victory Inn estaba tan lleno aquella cálida noche de agosto que los clientes habían salido y se habían diseminado por los escalones de piedra del callejón que descendía hasta la bahía. Polworth y Strike estaban sentados a una mesa del rincón, tomándose unas cervezas para celebrar que Polworth cumplía treinta y nueve años. Llevaban veinte minutos discutiendo sobre nacionalismo córnico, pero a Strike le parecía que llevaban mucho más.
—¿Si me considero inglés? —caviló en voz alta—. No, seguramente me considero británico...
—Vete a la mierda —intervino Polworth, cada vez más malhumorado—. Eso es mentira. Sólo lo dices para cabrearme.
Físicamente, los dos amigos eran polos opuestos. Polworth era bajito y delgado como un jockey, tenía el cutis curtido y con arrugas prematuras, y su pelo, más bien escaso, dejaba entrever su bronceado cuero cabelludo. Llevaba una camiseta arrugada, como si la hubiese recogido del suelo o la hubiese sacado del cesto de la ropa sucia, y sus vaqueros tenían varios desgarrones. En el brazo izquierdo llevaba un tatuaje con la cruz de San Piran, blanca sobre fondo negro, y en la mano derecha tenía una profunda cicatriz, un pequeño recuerdo de su encuentro con un tiburón.
Su amigo Strike, en cambio, parecía un boxeador en baja forma —y, de hecho, lo era—: alto (metro noventa), con la nariz un poco torcida, y el pelo tupido, negro y rizado. No llevaba tatuajes y, aunque en su mentón siempre se apreciaba la sombra de una barba, tenía ese aire pulcro y bien planchado típico de los ex policías o los ex militares.
Quién es J.K. Rowling
♦ Nació en Yate, Reino Unido, en 1965.
♦ Es la autora viva de ficción más exitosa del mundo gracias a la saga de Harry Potter, que lleva vendidas más de 500 millones de copias.
♦ Es escritora, productora de cine, guionista y una reconocida filántropa.
♦ Desde 2013 escribe novelas negras bajo el seudónimo Robert Galbraith.
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